IDIOMA/LENGUA
Joan Oliver i Torrents
Con la intención de llegar al Paseo Marítimo iba caminando absorto en mis
pensamientos de abuelo, reviviendo el
maravilloso domingo que pasamos con mis nietas Lucia y Margarita.
De repente me encontré a mí amigo Tomeu. Con él me gusta dialogar compartiendo pareceres en
temas puntuales o de actualidad.
Aún estaba ensimismado con las vivencias de mis nietas cuando a bocajarro,
Tomeu, me hizo la siguiente pregunta ¿Cual es para ti el idioma más importante,
bonito, agradable, fácil de expresarte,…,
en una palabra el que más quieres?
Su interés fue tan rápido e inesperado que no me dio tiempo a pensar.
Para ganar tiempo se la repetí a él. ¿Tomeu, para ti cual es el idioma más importante,
más…?
Tomeu, intuí, debía estar cavilando
su preocupación igual que yo estaba con mis vivencias de abuelo, me contesto al instante: Ahora estoy hablando
contigo y lo hago en mallorquín [catalán]. Cuando voy a Madrid o a la Península
por negocios, lo hago en castellano, en Francia en francés, en Alemania en
alemán y en Inglaterra en inglés. Con
estos idiomas me comunico bien, me gusta hablarlos, me son fáciles y todos
tienen unas características que me ayudan a comunicarme y a conocer la
personalidad e idiosincrasia particular de mis interlocutores. De aquí viene mi
pregunta para saber que opinas de un tema tan actual.
Estábamos en la Plaza Mayor de Palma, nos sentamos en la terraza de un bar
y pedimos un chocolate caliente y ensaimada. Más centrados en el tema
continuamos intercambiando nuestros
sentimientos lingüísticos.
Tomeu tenía el dilema de elegir cual de las lenguas que hablaba era o debía
ser su preferida. Él era un ciudadano del mundo y no tenía problemas de
comunicación con otras personas. Todos los idiomas que dominaba le parecían
importantes, bonitos, útiles, etc. Ninguno, para él, sobresalía a los otros.
Escucha Tomeu ¿que piensas que nos
contestaría un belga, franco o flamenco, un suizo de habla alemana, francesa,
italiana, reto-románica o romance, un
ruso, un chino, un japonés, un centro africano o un habitante de cualquier
rincón del mundo a tú pregunta?
¿Qué contestaría éste originario anónimo que sólo conociese su idioma nacional o regional?
El dilema estaba planteado y
debíamos razonarlo. ¿Cual idioma era el más importante del mundo?
Tomeu, para intentar dar luz a
nuestra disquisición te hago otra pregunta ¿Qué opinaría Ramón Llull (*) nuestro vecino? Estábamos a cincuenta
metros de la casa donde nació.
Ramón Llull,
gran comunicador, estaba convencido de que el hablar es el mejor medio para
participar a los otros lo que uno siente, y, para ello, debíamos hacerlo con
nuestra lengua vernácula -castellano, catalán, gallego o vasco-. Si ésta no nos
era común deberíamos utilizar el latín.
Exacto. Siguiendo
el espíritu luliano deberíamos hablar/escribir nuestro idioma propio - castellano, catalán, gallego o vasco- y el
castellano cuando el propio de los dos o más interlocutores no lo es. Los
cuatro son idiomas españoles.
Tomeu, la
pregunta no esta contestada, es más interior, más íntima, más concreta, ¿verdad?
Lo de Ramón Llull es para dar carácter histórico e indicar que desde hace muchos
años existe la cuestión.
En España, al
igual que en otras partes del mundo, existen diferentes formas de hablar, idiomas.
Contestar a tu pregunta es muy fácil. El idioma más importante, más bonito, más
fácil, más fonético, y todos los “más” que quieras ponerle es sólo uno: EL QUE
NOS ENSEÑARON NUESTROS PADRES. El llamado IDIOMA MATERNO. ¡No hay otro! Es un
patrimonio de cada uno de nosotros. Sólo nuestro. Nadie puede quitárnoslo.
Joan, tú dirás
lo que quieras pero si repasamos un poco la historia vemos que no ha sido así.
Tomeu, ya lo
se, pero es importante que vayamos avanzando y nos convirtamos en una sociedad
adulta, tolerante y culta en la que respetemos los derechos e idiosincrasias de
las otras personas y tengamos las ideas claras. El idioma es una pertenencia
sagrada. Nos lo dieron nuestros padres, repito; NOS LO DIERON NUESTROS PADRES. ¿Tú
crees que hay alguien con más derechos que nuestros progenitores para cambiarnos
o imponernos nuestra forma de hablar?
Joan, te
comprendo pero parece que hay personas, o fuerzas vivas, que quieren tener unos
derechos, sobre nosotros, superiores a los de nuestros padres, o nuestros sobre
nuestros hijos, y de aquí viene mi preocupación y demanda de opinión.
Tomeu, tú
tranquilo, en España hemos pasado otras épocas en que por intereses varios han
intentado cambiar nuestra identidad. Tengámoslo presente para no volver a caer
en la misma equivocación. España se presentaba, no se si aún lo siguen haciendo,
en foros internacionales lingüísticos con el siguiente slogan “ESPAÑA CUATRO
CULTURAS, CUATRO IDIOMAS: CASTELLANO, CATALÁN, GALLEGO Y VASCO”. Es la realidad
de España que no podemos cambiar.
Supongamos que
un ministro de habla catalana, gallega o vasca quisiera imponer su idioma materno
a los castellano-parlantes. ¿Te imaginas la revolución que armaría? Lo mismo
deben pensar los que quieren hacer lo
mismo con los otros idiomas. Las imposiciones contra-natura no deben progresar.
Que un
ministro intente cambiar, después de un estudio serio, la velocidad de
circulación, me parece bien. Pero que
intente cambiar el modo de hablar que me dieron mis padres, no creo tenga ningún
derecho.
No me gusta
hablar de políticos, me precio de tener algunos amigos en mucha consideración,
pero en el tema de los idiomas hay mucho que hablar y no se pueden repetir
situaciones pasadas que van en contra de las personas. Repito, en contra de las
personas. No hablo para nada de votos. Pienso en todos y cada uno de los
españoles que tienen su riqueza lingüística heredada de sus padres. Esto es
sagrado, no son votos, hay que respetarlo.
Joan, ¿crees posible qué con un solo idioma nos pudiéramos
entender mejor los españoles y no tener los problemas que los cuatro ocasionan
a veces?
Tomeu, en
España no es posible la uniformidad lingüística. Debemos conocer y respetar
nuestra historia. Te repito mí parecer.
Si somos españoles debemos hablar nuestro idioma materno, y, cuando éste no es
común, hacerlo en castellano que es el vehicular para todos nosotros. Tener
cuatro idiomas es una riqueza cultural que no podemos despreciar y que debemos
aceptar, todos, para no tener problemas.
Referente a
los problemas, que a veces ocasionan, es más por tozudez , intransigencia e incultura de las personas que
de nuestras lenguas. Recuerdo el caso de un escrito, en catalán, enviado por un
funcionario de un juzgado de Cataluña a otro juzgado de Extremadura. El
funcionario extremeño contesto, en castellano, que no conocía el idioma
extranjero, el catalán, del escrito recibido, pero que si conocía otro idioma
extranjero, el portugués. En esta ocasión fallaron, pienso yo, los dos por su
sectarismo demostrando ser poco españoles al no aceptar la diferencia del otro.
El fanatismo conlleva problemas. Si conociésemos la historia de España entenderíamos que
existan cuatro idiomas y los aceptaríamos como una riqueza nacional. Crear
rivalidades posibilita dificultades. ¡España tiene más de tres siglos de
historia! Debemos conocer nuestra historia ¿Qué territorios formaban España?
Antiguamente la constituían toda la Península Ibérica. En 1179 el Papa Alejandro III reconoce a Portugal como
nación independiente. ¿Qué territorios forman hoy España? ¿Qué etapas y años
transcurrieron para la reunificación española? ¿En ésta unión española que características
y particularidades tienen los territorios que la forman hoy? Etc.
Nos sobra
instinto impositor. Creemos que sólo nosotros tenemos razón y muchas veces
queremos imponer nuestras ideas. Una de las riquezas, repito, de España es que tenemos
cuatro culturas y cuatro idiomas. Quién no lo ve así es que reconoce una
España muy pequeña.
Problemas más
graves del idioma los tenemos y son los que precisan dedicación e ideas. Es una cabezonada o
despistar a los ciudadanos para que no hablen de asuntos más graves.
Joan, tienes
razón, hay muchos problemas más graves, pero concretando con el de los idiomas,
creo se deberían racionalizar algunos comportamientos u obligaciones.
A que te
refieres Tomeu.
Estamos en
época de crisis. No es lógico que nuestros senadores precisen interpretes en
Madrid. Es un gasto inútil. No nos lo podemos permitir, ni es necesario. El
ministro correspondiente debería eliminar el gasto que pagamos todos los
españoles por estos interpretes y por la organización que conlleva. La solución
es simple; Todo partido que quiera presentar candidatos tiene que obligarles a
saber hablar, escribir y comprender el castellano, que es el idioma oficial
para todos los españoles. Igual te digo para los eurodiputados que a más de
saber el propio y el castellano deben dominar el francés y el inglés. Y no
digamos de los ministros o presidentes de gobierno, obligatorio saber inglés y
francés. Ver a un ministro o a un presidente de gobierno que no puede
comunicarse con sus homólogos,
ridiculizan a España. Aquí hay una buena labor para el ministro
correspondiente; Imponer la obligación de saber castellano para los políticos
que quieren ser elegidos. Francés e inglés para los eurodiputados, ministros y
presidentes. El alemán también es necesario y conveniente.
En Palma de
Mallorca se hacen certámenes o concursos literarios en catalán y castellano. Para
acabar con estas situaciones propongo se organicen certámenes y concursos en
los cuatro idiomas, en Madrid. Que el Gobierno
patrocine y promocione el castellano, el catalán, el gallego y el vasco.
Si esto ocurre se acabaran muchas
rencillas idiomáticas y los españoles
sabremos que España tiene cuatro idiomas y que Madrid, capital de España, es también
la capital de TODOS LOS ESPAÑOLES.
El concepto actual de España debe ser el de la totalidad de idiosincrasias
de todos los territorios actuales, sin
que ninguno se considere más o menos español que los demás.
Nuestra lengua vehicular debe ser el castellano y la lengua vernácula -castellano,
catalán, gallego y vasco-, debe ser con la que nos comuniquemos en las regiones
propias. Todas son españolas, todas merecen ser protegidas, no atacadas. Que
agradable es oír hablar castellano a un español no castellano parlante. Hay que
valorar su acento no castellano al hablar un idioma que no es el suyo materno.
Es bonito y es español. Respetémoslo.
Joan, se ha
hecho tarde y debemos regresar a casa. Gracias por aclararme y recordarme que
el idioma más importante es el materno, el que nos dieron nuestros padres.
(*) Ramón
Llull (1232-1316). Escritor, filósofo, místico, misionero, viajero etc.. Conocido como Doctor
Inspiratus, Doctor Iluminado o Arabicus Christianos. Autor de 265 obras. Es
el creador del lulismo, escribía en
catalán, latín y árabe pero para hablar a universitarios en la Facultad de Artes de Paris, en la de
Montpellier, a musulmanes o italianos, lo hacía en francés, árabe, italiano o
romance llano.
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