CICLO
“SINGULARES”:
SEIS
MUJERES CONTEMPORÁNEAS
QUE
HICIERON HISTORIA
*LOU ANDREAS-SALOMÉ, por Antonio Pou
*ROSA LUXEMBURG, por Anna
Caballé
*GERTRUDE STEIN, por Esteban
Pujals
*ALMA MAHLER, por Almudena de
Maeztu
*VIRGINIA WOOLF, por Laura
Freixas
*CLARA CAMPOAMOR, por Margarita
Borja
Entre el 23 de abril y el 14 de mayo, en
su sede de Madrid, la Fundación Juan March (www.march.es,
también Facebook y Twitter:@fundacionmarch) ofrece un
ciclo de seis conferencias (SINGULARES), dedicado a otras tantas mujeres singulares. Mujeres,
unas y otras, que nacidas en la segunda mitad del siglo XIX, desarrollaron sus singulares vidas
en el siglo XX. Este ciclo intenta ofrecer una aproximación a algunas de las
más carismáticas protagonistas de este tiempo, a media docena de mujeres que
hicieron historia. Estas seis mujeres son Lou
Andreas-Salomé, Rosa Luxemburg, Gertrude Stein. Alma Mahler, Virginia Woolf y Clara
Campoamor.
*Martes, 23 de abril:
Antonio Pau, Lou Andreas-Salomé, una
mujer sin debilidades.
*Jueves, 25 de abril:
Anna Caballé, Rosa Luxemburg, la energía
ilimitada.
*Martes, 30 de abril:
Esteban Pujals, Gertrude Stein: la vida
de una obra.
*Martes, 7 de mayo:
Almudena de Guzmán, Alma Mahler: la mujer
y su mundo.
*Jueves, 9 de mayo: Laura Freixas, Virginia Woolf: huerto, jardín y campo de
batalla.
*Martes, 14 de mayo:
Margarita Borja, La utopía pura de Clara
Campoamor.
Sobre Lou Andreas-Salomé escribe Antonio Pau,
ensayista, biógrafo y traductor: “El poeta Rainer María Rilke dijo de ella: ‘Es
una zarza ardiente’. Incendió con su fuego a los demás, que ardieron, pero ella
no se consumió nunca. Ardieron los filósofos Paul Rée y Friedrich Nietzsche, el
político Georg Ledebour, el médico Friedrich Pineles, el escritor Richard
Beer-Hofmann, y otros muchos. Pero entre tanta destrucción que provocó a lo
largo de su vida, se alza la figura de Rilke, que ella modeló y contribuyó a
hacer un gran poeta. Los versos de Lou Andreas-Salomé emocionaron a Nietzsche y
sus teorías psicoanalíticas asombraron a Freud. Pero Lou Andreas-Salomé ha
pasado a la historia como un símbolo: el de la mujer libre”.
Sobre Rosa
Luxemburg escribe Anna Caballé, profesora titular de Literatura
Española de la Universidad de Barcelona y responsable de la Unidad de Estudios
Biográficos: “Rosa Luxemburg (o Luksenburg) nació en 1871 en la ciudad polaca
de Zamosc (dominada entonces por la Rusia zarista) pero al poco tiempo su
familia, judía, se trasladó a Varsovia donde la pequeña Rosa fue testigo de los
primeros progromos sufridos en el gueto de la capital polaca, y en su propia
calle: la calle Zlota. Luksenburg se convertiría en una autoridad intelectual y en una
celebridad en el seno del mundo obrero por la autenticidad de su pensamiento.
¿Reforma o revolución? La gran pregunta en el seno de los partidos socialistas
ella la resolvía con claridad: ¡ambas cosas! El activismo político de la gran
pensadora polaca, defensora de la huelga
general como arma de combate y convencida pacifista, le ocasionó sucesivas
detenciones y largas estancias en la cárcel que combatía estudiando,
escribiendo su importante obra, manteniendo correspondencia con intelectuales
de toda Europa, cultivando sus herbarios y creando pequeños jardines junto a
las celdas. Su energía era ilimitada. Murió asesinada en 1919”.
Sobre Gertrude Stein escribe Esteban Pujals,
profesor titular de literatura inglesa en la Universidad Autónoma de Madrid: “En
el caso de Gertrude Stein se diría que en el conjunto unitario constituido por
su obra y por su vida ambas se corresponden y completan como el símbolo del
ying-yang: la sensación de rareza que experimentamos ante la obra parecería
equivaler a una sensación análoga de extrañeza ante la información, poca o
mucha, sobre las circunstancias de la vida. Lo que esta aparente armonía de
rarezas ha venido a consolidar es una noción de normalidad tras la que se
agazapa el formidable prejuicio que durante cerca de un siglo ha impedido
comprender la ambición de Stein como escritora y su muy considerable
contribución a la cultura literaria y artística de nuestros días”.
Sobre Alma Mahler escribe Almudena de Guzmán, investigadora en
temas de arte y música: “La figura de Alma Mahler es una de las más polémicas
del siglo XX. Para los hombres, fue una mantis religiosa que explotó a sus
amantes antes de extraerles su genio creativo; para los judíos, una antisemita
que abrazó la causa del nazismo; para las feministas, una compositora en
ciernes que quedó frustrada por un marido opresor; para los nazis, una
libertina que se casó con dos judíos. Todas estas apreciaciones, aunque ciertas
en parte, no consiguen explicar quién fue en realidad esta caleidoscópica mujer
que no pintó, pero vivió rodeada de arte; que casi no escribió, pero fue
fundamental en la vida literaria vienesa; que apenas compuso, pero figura con
letras mayúsculas en la historia de la música. El recorrido a través de su vida
es, pues, un viaje a través del siglo XX, con sus inmensos logros artísticos de
ruptura y vanguardia, pero también con sus horrores y miserias. Un mundo en el
que ella figuró, si no como protagonista, al menos como estrella invitada”.
Sobre Virginia Woolf escribe Laura Freixas, editora, escritora,
traductora y crítica literaria: “La figura de Virginia Woolf, lejos de
olvidarse y desvaírse, crece con el tiempo. Sin duda ello se debe a dos
motivos. Por una parte, a su variedad, fertilidad, riqueza. Woolf no es
solamente una exquisita modernista, creadora de belleza en sus novelas y cuentos;
es también una pensadora, cuyas reflexiones sobre el arte –la relación de la
creación con las condiciones materiales, los límites de la representación, las
mujeres como objeto y sujeto de la literatura…- están del todo vigentes. Al
mismo tiempo, y ese es el otro motivo que explica su actualidad, Woolf es un
icono muy poderoso (por su fama y su sólido prestigio), pero también ambiguo.
¿Escritora elitista o autora popular? ¿Defensora de la tradición o
vanguardista? ¿Artista encerrada en su torre de marfil, o intelectual
comprometida? ¿Casta esposa victoriana, u homosexual?... Ninguna de estas
preguntas tiene una respuesta clara, lo que ha permitido a los más diversos
grupos reivindicar a Woolf. Y así es como el exquisito jardín modernista en el
que florecen obras tan refinadas como Al
faro, Orlando o Las olas es también un fértil huerto que acoge textos
robustos -“El señor Bennett y la señora
Brown”, Una habitación propia, Tres
guineas… - y a la vez, un campo de batalla en el que se afrontan muy
distintas causas”.
Sobre Clara Campoamor escribe Margarita Borja, poeta, autora,
directora y productora de teatro: “El debate del sufragio femenino en las
Cortes de 1931 es hoy una sucesión de textos, vaciados de imágenes
documentales, de cuya lectura brota un apasionante juego escénico, pautado en
tiempos de exposición, nudo y desenlace propios del teatro clásico. Clara
Campoamor, alzada en el ojo del huracán, consigue irradiar y conmover. El
hemiciclo, hasta ese momento de representatividad masculina exclusiva, pese a
los avances de las españolas en la sociedad, se transforma por su intervención
en el lugar desde el que afloran las tesis que defiende frente a poderosos
antagonistas, incluida su compañera, la abogada Victoria Kent. Como todo acto
utópico puro, la situación desencadena retahílas dramáticas de traiciones y
lealtades, tesis contrapuestas y vibrantes ritmos y formas estéticas, hasta
desembocar en otra cruel paradoja de la historia. La utopía de la dignificación
del sexo femenino, lograda en su tiempo y
en su generación por la consecución del derecho al voto, se revierte para
ella en el no lugar del aislamiento y el exilio.”
Una
vez celebrado el acto, puede escucharse el audio de las conferencias en el
archivo sonoro de la página web de la Fundación, donde están recogidas más de
dos mil conferencias pronunciadas desde 1975 en la sede de la Fundación Juan
March en Madrid.
El tema de Alma Mahler es complejo. Recuerdo este apunte de la germanista Rosa Sala Rose, la compleja mentalidad de esta mujer que fue un reflejo de toda una época http://pinterest.com/pin/435441857691535833/
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