Dorothy J. McIntosh, autora de "El libro de los cuentos robados

 

Julia Sáez-Angulo

El libro de los cuentos robados de Dorothy J. MacIntosh es el segundo de su célebre trilogía mesopotámica, traducida por Olga Hernández. La primera parte se denomina La bruja de Babilonia. Esta obra que fue aceptada a la autora cuando aún era inédita es la que puso en marcha su carrera imparable de escritora, que ha sido traducida a varias lenguas.

Principal de los Libros es la editorial encargada de la publicación de esta obra y la trilogía en la que está inscrita.

 El arqueólogo protagonista Jonh Madison viaja a Londres para adquirir en una subasta un excepcional libro de cuentos italiano del siglo XVII para un cliente anónimo. Al conseguirlo es atracado por un hombre que se dice su autor y el solicitante del libro muere, por lo que es acusado de ser el autor de la muerte. El arqueólogo tiene que desenvolverse con cautela entre los coleccionistas de libros de la aristocracia europea para tratar de desvelar el misterio. El ritmo narrativo es excepcional.

Los cuentos, historias y fábulas de hadas tienen que ver en esta historia que la autora, licenciada por la Universidad de Toronto y residente en esta misma ciudad canadiense. Ellos son clave para los viajes a distintos lugares de Bagdad y otros destinos.

Dorothy J. McIntosh fue aficionada a leer los libros de Perry Mason y así se hizo adicta a la lectura y escritura de libros de suspense y pertenece a la Asociación de Escritores de Novela de Suspense de Canadá. A los 50 año se prejubiló para dedicarse de pleno a la escritura. Su edad la tiene celosamente guardada.

Los perros de invierno (2007) fue el relato nominado al premio Athur Ellis como mejor relato en 2008. Otros títulos suyos son Una vista por la que morir, dentro de Palabras sangrientas: la antología Baskerville Books, 2003).

Dorothy J. McIntosh escribe o pasea a su perro Golden Retriver, cuando no va al centro de la ciudad a ver cine, museos o galerías de arte, también a conciertos de blues. En verano disfruta cuatro meses en su casa de campo junto al lago Huron para contemplar la belleza del lugar y las puestas de sol.