Julia
Sáez-Angulo
Segundo volumen para un gran tema: las iglesias de Madrid y sus
contenidos histórico-artísticos, que son motivo de satisfacción, conocimiento y
ruta para todos aquellos que deseen visitarlas. Samuel Santa-Olalla Torija es
el autor del libro publicado por la editorial Visión/Libros.
“Las
iglesias de Madrid las podemos clasificar en tres grandes bloques, que son: las
iglesias construidas en los siglos XVII y XVIII, que responden al estilo
barroco; las edificadas en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX
responden a varios estilos, neoclásico, neogótico, neomudéjar, modernismo y las
de la época de posguerra, llamadas funcionales”, explica el autor en el Introito.
Una
relación de iglesias junto a la dirección facilita a loslectores la ubicación
de las mismas, entre las que se encuentran: San Jerónimo el Real; San Agustín,
San Francisco De Borja, Santa Rita de Casia, la Capilla del Cementerio de la
Almudena, Nuestra Señora de la Paz, Santa Mónica, San pablo de la Cruz, Santo
Domingo o San Miguel Arcángel.
También cita y estudia las
iglesias o basílicas situadas fuera de Madrid capital como son: la Basílica del
Valle de los Caídos, San Bernabé en El Escorial, Dominicos de Alcobendas, Santa
María la Mayor (Cenicientos), Asunción de Nuestra Señora en Torrelodones,
Santiago Apóstol en Colmenarejo o San Juan de Mirasierra en Moralzarzal.
“En Madrid, el introductor
del espíritu churrigueresco en arquitectura es Pedro Ribera, quien en el
exterior de la iglesia de Montserrat utiliza el estípite y el baquetón en la
decoración. El estípite es una pilastra donde se combinan pirámides truncadas
invertidas, con la base menor hacia abajo. El baquetón es la moldura que tiene
la forma de un tallo, se disponen formando hileras”, explica el autor.
Del siglo XIX destaca la
iglesia Oratorio del Caballero de Gracia, obra de Juan de Villanueva, con la
sobriedad del neoclasicismo y el olvido del barroco que llenó el siglo XVIII de
iglesias con este estilo recargados sobre todo en sus retablos y altares. Los
arquitectos extranjeros, al servicio de la dinastía borbónica como Giacomo
Bonavía en la iglesia pontificia de San Miguel y François Carlier en las
Salesas Reales introducen el rococó.
Madrid es una capital
reciente, renacentista por querencia del rey Felipe II, por lo que carece de
catedral medieval como otras ciudades por ejemplo Toledo, Burgos o León. La primada
Toledo –su arzobispado- tuvo mucho empeño en que Madrid no le arrebatara la
primacía catedralicia, por lo que no se le permitió a la capital de España
construir una catedral hasta muy tarde, con Santa María la Real de la Almudena.
Esto hizo que la primera catedral madrileña fuera la anglicana que la reina
Victoria Eugenia, procedente de Inglaterra y de esa religión, favoreciera en
pro de sus doncellas que seguían practicando el anglicanismo.
Madrid cuenta también con la
catedral castrense, en la calle Mayor, no lejos de palacio real, por lo que canónicamente
contaría a con tres catedrales.
Tanto el primer volumen como el segundo me han parecido entretenidos y didácticos, de forma sencilla va despertando el interés por las iglesias de Madrid desde la mirada del arte. Me ha servido como libro guía para visitar las iglesias que describe y recordar aquellos conceptos que sobre el arte aprendí hace ya muchos años.
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