jueves, 3 de abril de 2014

Pilar Urbano, polémico libro sobre El Rey de España y Adolfo Suárez










Julia Sáez-Angulo


            “Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar” es el subtítulo del libro de Pilar Urbano, titulado La gran desmemoria, publicado por la editorial Planeta. El libro ha despertado una gran polémica porque desvela la Operación Armada en la que estaban implicados los socialistas Felipe González, Enrique Mújica, Alfonso Guerra y los centristas Miguel Herrero de Miñón, Alfonso Osorio, amen de los militares Alfonso Armada, Jaime Milans del Bosch y Antonio Tejero entre otros.

            Periodista sagaz, inteligente y combativa, Pilar Urbano (Valencia, 1940) , que ha publicado ya numeroso libros de periodismo de investigación como Con la venia, yo indagué el 23F, La Reina, Yo entré en el Cesid, Garzón. El hombre que veía amanecer, Jefe Atta, La Reina de muy cerca y El precio del trono. También los libros El hombre de Villa Tevere y La madre del ajusticiado.

            En La gran desmemoria desvela lo que nunca se había contado sobre la transición y que ráfagas de lo no contado llegaban a los mentideros y tertulias de periodistas y ciudadanos. La autora ha querido contar a los españoles esa operación Armada, que todos los implicados han querido olvidar y que consistía e echar al presidente  Suarez, elegido por las urnas, en aras de un golpe de timón, que no era otra cosa que un golpe de Estado desde dentro.

            La dimisión de Adolfo Suárez, que ya no contaba con el afecto del Rey cortocircuito la operación del “golpe de timón” , si bien Armada, Milans y Tejero siguieron el proyectado y depauperado proyecto. Todos han callado hasta que pasado el tiempo se desvela y produce zozobra pensar que esa Transición no fue tan modélica y muchos de sus protagonistas han ocultado datos a los ciudadanos que después les votaron por desconocerlo.


Pilar Urbano


            Siempre se practica un cierto despotismo ilustrado por parte de los políticos con los ciudadanos a los que sólo se les deja las urnas para votar, pero no se les da toda la información veraz que necesitan. Es más, cuando los vientos no soplan a su favor, utilizan y movilizan a las masas y los medios de comunicación para derribar a sus adversarios.

            De Felipe González dice la autora: “Con sólo un spot de 5 minutos, Adolfo Suarez movilizó a un millón de indecisos, ganando las elecciones de 1979. La Internacional Socialista aconsejó a Felipe un ataque implacable a Suárez, “ese hombre es el mayor activo de la UCD”. Fracasada su moción de censura en mayo de 1980, el líder del PSOE se sumó al coro de los catastrofistas que día y noche veían “encenderse en el país las luces rojas de alarma” y reclamaban un gobierno de coalición “sin Suárez” y… sin urnas. En este sentido sus demandas al Rey en nada se distinguían de las de Fraga. A través de sus alfiles Mújica, Alfonso Guerra, Peces-Barba, Siurana, Reventós, Javier Solana y Bengas, siguió paso a paso la Operación Armada, en cuyo gobierno figuraba nada menos que como vicepresidente”.

            El libro no tiene desperdicio. Cuenta y cita decenas de fuentes. Revela lo que con frecuencia se hablaba fraccionadamente en voz baja. El Elefante Blanco era el Rey -como Mister X era Felipe González en otro campo y suceso- Los dirigentes pierden el sentido de la realidad cuando están y permanecen en el poder; ni siquiera se ponen topes de tiempo ara un mismo cargo político que es la media profiláctica más sana en política. (Véanse los renovados Estatutos autonómicos)


            Una sola mujer parece emerger en la relación de nombres del dossier informativo: Carmen Díez de Rivera: “Hija de los marqueses de Llanzol, Carmen descubrió a los 18 años que su padre biológico no era Francisco de Paula Díez de Rivera sino Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo de Franco, justo cuando iba a casarse con un hijo de Serrano Suñer, sin saber ninguno de los dos que eran hermanastros (más bien “medio hermanos”). Eso quebró la vertical de su vida. Bella, culta, políglota y rebelde con su mundo anterior, mantuvo una relación de gran confianza con el Rey y trabajó como jefa de gabinete de Adolfo Suárez, convenciéndole de que la democracia no sería creíble sin el PCE".


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