DESDE
MAÑANA, 29 DE OCTUBRE, EN EL MUSEU FUNDACIÓN JUAN MARCH
Se muestran 89 obras de 45 artistas
de la colección de la Fundación Juan March, aprovechando dos espacios
singulares en la arquitectura del museo: desde grabados de Goya y Picasso hasta piezas de Ferran García
Sevilla, José Luis Alexanco o Txomin Badiola
L.M.A.
LA COLECCIÓN EXPUESTA (2014-2015). EL MUSEO EN EL MUSEO
presenta en el Museu Fundación Juan March, en Palma
(www.march.es/arte/palma), DESDE MAÑANA 29 DE OCTUBRE, y hasta el 7 de febrero de 2015, 89
obras de 45 artistas de la colección de la Fundación
Juan March aprovechando dos espacios muy
singulares en la arquitectura del museo. La presentación de la colección
incluye, en esos pequeños espacios, una selección de obras que van desde los Caprichos,
Disparates y Desastre de la Guerra de Francisco de Goya
y grabados de Pablo Picasso hasta piezas casi
conceptuales de Ferran García Sevilla, José Luis
Alexanco o Txomin Badiola, entre otros.
Bajo el título
genérico La colección expuesta, el Museu Fundación Juan March, en Palma inició el pasado otoño un
nuevo proyecto en torno a su colección, un proyecto con vocación de continuidad
que descansa en la consideración de la colección como un organismo que vive en
una relación simbiótica con los espacios del museo. La
colección expuesta (2013-2014). Nuevas incorporaciones fue la
primera de
una serie de exposiciones y presentaciones de la colección que tendrán lugar
cada año en el museo, como resultado del trabajo
reflexivo
sobre ella, repensando la tradicional
división de
los museos -en ocasiones excesivamente estática- entre
su colección permanente y las exposiciones temporales que conciben y organizan.
En aquella primera edición se reordenó la colección y se
expusieron una treintena de nuevas obras, incorporando por primera vez al
discurso del museo a figuras muy significativas de las últimas décadas de la
creación contemporánea en España. Con esas nuevas
incorporaciones, el Museu Fundación Juan March pasó de exhibir 73 obras de 62
artistas a mostrar 103 obras de 74
artistas
(el museo se abrió al público en 1990 como Col·lecció March con 36 obras de 36
artistas).
La segunda edición de La colección expuesta -que lleva por título “El
museo en el museo”- parte de un salto
(momentáneo) desde el presente hacia el pasado remoto del “tiempo de los
museos” (Germain Bazin), en el que las formas de exposición diferían bastante
de las que resultan habituales hoy: las colecciones, que pronto serían
catalogadas y ordenadas con criterios históricos y científicos y presentadas en
orden cronológico, estilístico o geográfico en los espacios del museo moderno,
provenían de colecciones reales o de coleccionistas privados cuyas
adquisiciones se regían por el amateurismo o la connoiseurship; por la oportunidad, el gusto, común o decididamente
excéntrico, o las modas.
La obra
gráfica -y, desde finales del XIX, también la fotografía- nos ha legado toda una magnífica iconografía
de la acumulación -heteróclita y abigarrada- de los estudios, cámaras y
gabinetes (a menudo llamados “de curiosidades” o “de maravillas”, las Wunderkammern alemanas) de aquellos
coleccionistas cuyas obras de arte y libros, aparecen con frecuencia mezclados
con instrumentos musicales, objetos, máquinas e ingenios, especímenes de
animales y plantas, fósiles e insectos. Las ciencias humanas y la idea moderna
de museo pronto dotarían de orden discursivo a toda esa divertida acumulación
de objetos; en el caso del arte, hasta llegar a su pautada ordenación en el
espacio neutro del “cubo blanco” (Brian O’Doherty), que aún domina la
museografía contemporánea.
Sin embargo,
esa evolución en el tiempo todavía conserva –si se la piensa en términos
espaciales– lo que Walter Benjamin llamaría “valor de exposición”: los espacios
de gabinetes, cámaras o salas, a menudo de tamaño reducido, pueden ser útiles
para exhibir, junto a las obras de la colección, otras obras que por su tamaño,
soporte o carácter no es posible exhibir ni permanentemente ni en pie de
igualdad con aquellas: estudios preparatorios, bocetos, dibujos, maquetas,
grabados, libros, revistas y múltiples, obras en soportes inusuales, técnicas
no habituales o formatos reducidos, Y en esos espacios son posibles los que
podrían denominarse “museos en el museo”: museos que –a escala– reproduzcan,
intensifiquen, completen e interpreten las obras de la colección habitualmente
expuestas, estableciendo todo tipo de relaciones con ellas.
LA
COLECCIÓN EXPUESTA (2014-2015). EL MUSEO EN EL MUSEO PRESENTA, ENTRE EL 29 DE OCTUBRE 2014 Y EL 7 DE
FEBRERO DE 2015, 89 OBRAS DE 45 ARTISTAS DE LA COLECCIÓN APROVECHANDO DOS
ESPACIOS MUY SINGULARES EN LA ARQUITECTURA DEL MUSEO.
La
presentación de la colección incluye, en esos pequeños espacios, una selección de obras que van desde Caprichos, Disparates
y Desastre de la Guerra de Francisco de Goya y grabados de Pablo Picasso hasta piezas casi
conceptuales de Ferran García Sevilla, José Luis Alexanco o Txomin
Badiola,
entre otros. Algunas rememoran los orígenes del arte contemporáneo español en
la tradición, como las citadas piezas de Goya, o en las vanguardias, como
las de Picasso o Dalí; otras posibilitan una mirada a épocas pasadas (o
futuras) respecto de la obra del artista expuesta en el museo (como en los
casos de Gerardo Rueda, Josep Guinovart o Manuel
Rivera;
muchas de ellas -ejecutadas en soportes tan poco habituales como abanicos-
testimonian el juego de los artistas con materiales, soportes y formas más allá
de la pintura y la escultura.
Algunas
testimonian la incursión de los artistas plásticos en el campo literario, como Dalí con los textos de Guillaume
Apollinaire,
Manuel Millares con los de Rafael Alberti (de quien encontramos también un
homenaje poético a Picasso), Antonio Saura con Quevedo
o Antoni Tàpies con Joan
Brossa;
otras son estados previos de obras de la colección, como en los casos de los
dibujos y maquetas de Pablo Palazuelo, el dibujo preparatorio de Fernando Zóbel para La vista, los originales
para serigrafías de Manuel H. Mompó o las planchas para los
aguafuertes Inguru de Eduardo Chillida; otras presentan gran similitud
formal con la obra del artista habitualmente expuesta en el museo (como en los
casos de Eduardo
Arroyo, Millares y Julio López Hernández) o, al contrario, un enorme
contraste con ella, como la pieza cinética (y figurativa) de Eusebio Sempere.
Aquí
encontramos al artista dibujando, como en los casos de Joan Ponç, Luis
Gordillo, Jordi Teixidor y José
María Yturralde, o trabajando con la estampa,
como es el caso del pequeño aguafuerte de Modest
Cuixart, la
litografía de Gerardo Delgado o las serigrafías del Equipo Crónica; unas son piezas solitarias (como
los gouaches de José Guerrero o Joan Hernández Pijuan o el acrílico de Luis Feito), mientras que otras están al
servicio de proyectos artísticos colectivos (así las piezas “letristas” de José María Sicilia, Martín Chirino, Eduardo
Arroyo, Mitsuo Miura, Luis Gordillo o Eva Lootz para la exposición El objeto del arte, celebrada en el
museo en los años 90); unas son de gran formato, como el collage fotográfico de
García Sevilla sobre Las Meninas; otras, minúsculas (como la pequeña escultura de Palazuelo)… Pero todas, en fin, permitirán al
visitante contemplar obras cuyas características no facilitan su permanente
exhibición, pero cuya tupida exposición en espacios reducidos insertos en el
recorrido del museo permite ampliar la contemplación y el conocimiento de las
obras de arte, estableciendo entre ellas vínculos tan inesperados como reales.
LA COLECCIÓN EXPUESTA (2014-2015)
El museo en el museo
MUSEU FUNDACIÓN JUAN MARCH, PALMA
29 de octubre de 2014/
7 de febrero de 2015
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