L.M.A.
Directora de
TROQUEL Revista de Letras, Carmen de Silva y Velasco, (Madrid, 1938) es
periodista y escritora, que ha publicado diversos poemarios como Agujeros del tiempo (1998), Análisis de
pertenencias (2002), Poemas ante un
divorcio (2003) o Senda (2010).
También ha escrito libros de relatos y ha ganado diversos premios. El
Ayuntamiento de Boadilla del Monte (Madrid), lugar donde reside, ha creado un premio
de Poesía con su nombre.
Poemas inéditos
ERROR
Crees que
sabes mandar.
Porque
obedezco.
Crees que
sabes amar,
Porque te
quiero.
Te sientes
protector porque sumisa
resguardo en
ti mi cuerpo.
Y te crees
vencedor de una batalla
que es solo
la ilusión del pensamiento.
Cuando sepas
mandar al orgulloso.
Cuando sepas
querer a quien te odia.
Cuando
guardes al fuerte las espaldas.
Entonces será
tuya la victoria.
UN NOMBRE PARA AMARLO
Te sueño
y hablo contigo
con el tú que identifico en mis noches.
Me amas y correspondo a tus deseos
sin freno.
Te llamo y vienes,
hablas y sonríes
con mis palabras y mis besos.
De pronto me doy cuenta
de tu no existencia
pero sigo
porque gracias a ti
tengo un nombre
para decirle que le amo.
EL CALCETÍN DEL ARCO IRIS
Tirando de una hebra
se deslizó en el túnel de las mondas
y demás desperdicio pegajosos
hasta que se hizo ovillo.
Lo tejió con colores de arco iris
buscando el material
en diferentes contenedores
verdes y amarillos.
Solo consiguió uno.
Un calcetín
raído
con síndrome de
ausencia.
El otro pie cubierto
con escarnio de máxima pobreza
lo tenía desnudo
con la aparente levedad
de una piel color humo,
endurecida por los elementos.
--------
Se llamaba María:
y en lugares
plagados de derroche
de ocio y mariguana
vendía sus poemas.
Con la ingenuidad del aprendiz de mago
quería cobrar por ellos
la candidez de una palabra.
Léame por favor, suplicaba
mirando la moneda
que ponían en su mano.
Con los ojos acompañaba siempre
la ruta del papel
que llegaba arrugado
hasta la papelera.
Después, sobre los versos
que cándidos morían
esputaba algún tuberculoso
por no ensuciar la acera.
--------
Se llamaba Miguel y lo leyó.
Llevaba un traje gris
con la raya planchada
por la tintorería.
Tenía cascabeles por
sonrisa
y los bolsillos llenos de monedas.
Le pagó con palabras
rescatadas de algunos
luminosos callejeros
robadas a peatones que cruzan
en diagonal para
ganarle al tiempo
de ansiedad mañanera,
de cansancio nocturno,
de bocadillos vendidos en aceras
con manos sucias,
sin código de barras,
ni papel de
estaño.
Sus palabras fueron las bailarinas
que están en el cerebro
del que espera una soga
para salir del pozo
y la ve deslizarse
por sus hombros.
Él, dijo que le parecían buenos
Que tenían asonancias
Con mucho sentimiento
y prometió enseñarle ortografía,
la métrica y
sintaxis.
Ella, aportó la
experiencia callejera,
la comida sin
nombre,
la piel de humo
y el calcetín del arco iris.
Gracias, Julia, por publicar estos poemas de Carmen Silva.
ResponderEliminarGracias, Carmen, por estos poemas no sólo sentidos, sino también escritos. Un abrazo, Trinidad Romero