Anton Chéjov
Dirección: Jaroslaw
Bielski
Versión: Jaroslaw Bielski
y Mikolaj Bielski
Figurines: Rosa García
Andújar
Reparto: Socorro
Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Antonio Duque, Rebeca Vecino, Javier Abad,
Antonella Chiarini
L.M.A.
16/05/2015.- No hay mayor gozo que ver de nuevo representado
a un clásico y el ruso Anton Chéjov lo es. Su obra El jardín de los cerezos se ha estrenado en el Teatro Réplika ,
bajo la dirección de Jaroslaw Bielski, en versión actualizada del propio
Bielski y Mikolaj Bielski. En esta versión puesta al día se habla de autopistas
y de construir apartamentos de lujo en el jardín de los cerezos. El concepto, el resto, queda inmutable.
En el reparto: Socorro Anadón,
Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Antonio Duque, Rebeca Vecino, Javier Abad,
Antonella Chiarini.
Anton Chéjov (Rusia, 1890 – 1904) es un
médico humanista, gran conocedor del alma humana –como Shakespeare- y
afortunadamente dedicado a la literatura. Sus relatos y obras dramáticas
alcanza la cumbre de la excelencia poética, como sucede en El jardín de los cerezos.
El
argumento es casi un arquetipo de la vida: los últimos descendientes de una
familia rica, emparentada con la nobleza, que consume y gasta lo que hereda, sin
percatarse de que el tiempo pasa y hay que adoptar nuevas actitudes vitales. La obra
dirigida por Bielski aporta diversos símbolos a este tema recreado por Chéjov:
el paso del tiempo, montaje y gestos que se engarzan con los diálogos de la obra
teatral.
Reparto de "El jardín de los cerezos"
La melancolía del alma rusa parece
rezumar en los personajes de El jardín de
los cerezos. Socorro Anadón hace una interpretación justa y tierna de la
mujer que dejó a casa de la finca hace cinco años para irse a vivir a la Costa
Azul francesa, como hicieron muchos nobles rusos del tiempo del escritor, a dilapidar sus caudales en la dulce Francia.
Interesante el contrapunto del criado,
fiel y protector de sus señores hasta el final o el personaje del Pedro, el
eterno estudiante, que perora, pero no estudia ni acaba su carrera, lo que no
es óbice para dar lecciones de pureza e íntegridad. El administrador de la finca es
el hombre pragmático, no simpático al espectador, pero realista ante los
tiempos que se avecinan.
El
jardín de los cerezos es una obra clásica, y clásica quiere decir eterna.
Siempre estará en vigor, a poco que se conozca la condición humana. El cambio
de la sociedad y el paso del tiempo que congela a unos hombres y dinamiza a
otros. El final de la obra es más sutil que el de La gaviota, otra célebre obra de Chéjov, donde la muerte viene a
ser un corte final de hachazo.
Bielski ha sabido mover a sus
personajes para hacerlos creíbles, para aportar un trasunto continuo en la
convivencia humana, pero en este caso perfumado con el aroma ruso de Chéjov, un
grande entre los grandes. Nadie como los países del Este saben poner en pie a
Chéjov; Bielski, de origen polaco, está en la línea.
Hemos visto diversas puestas en escena
de las grandes obras de Chèjov, algunas situadas en el Caribe, en un deseo de
adaptar su poética universal a otras latitudes; la representación de El jardín de los cerezos en el Teatro
Réplika sostiene la atmósfera del autor ruso, al tiempo que la adapta a
nuestros días.
El estreno fue muy aplaudido por un público entusiasta; los actores tuvieron que saludar muchas veces.
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