[Del 10 de febrero al 21 de mayo]
La exposición –la primera dedicada a
presentar las raíces y las trayectorias del arte sonoro en nuestro país desde
los años sesenta hasta hoy– ocupa la totalidad de los espacios del museo
El próximo miércoles
10 de febrero se inaugura en el Museu Fundación Juan March, en Palma, (www.march.es/arte/palma),
la exposición dedicada a Arte Sonoro en España (1961-2016); donde tendrán lugar unas Conversaciones
radiofónicas sobre el sonido en el arte entre José Iges y José Luis
Maire (artistas sonoros y comisarios invitados) y los artistas Mikel Arce, José Manuel Berenguer, Peter Bosch &
Simone Simons, Xabier Erkizia, Ramón González-Arroyo, Concha Jerez y Javier
Maderuelo.
L.M.A.
La entrada del así llamado “arte sonoro” en los museos ha supuesto la llegada de una
novedad en espacios que se habían mantenido más o menos inalterados –en
términos visuales– hasta casi los años 60 del pasado siglo. Y, al igual que en
el caso de la musealización del videoarte, también el sonido y su exposición han presentado verdaderos retos para los espacios
del arte, que han debido plantearse cómo “afinar”
(parafraseando el célebre “The Tuning of the World” de R. Murray Schafer) sus
espacios de colección y exposición. Porque cuando aquello a exponer es el sonido como tal
(y no simplemente la instalación con sonido, la música interpretada o la música
experimental), tanto la determinación y elección de las obras como el
tratamiento de los espacios donde tienen lugar las prácticas sonoras deben
fundamentarse en un concepto del sonido distinto al definido por la ciencia
acústica o por la musicología.
En
las tres últimas décadas, el sonido presentado, usado, evocado o articulado en
el medio artístico ha confluido en el aglutinante anglosajón “Sound Art” (y también en el alemán “Klangkunst”, con un significado algo
distinto), y el así llamado “arte
sonoro” ha ido
consolidándose casi como una nueva categoría artística, gracias a exposiciones
monográficas en museos y galerías, a la aparición de bibliografía
especializada, el desarrollo de estudios específicos en el ámbito académico y
la aparición de nuevas disciplinas relacionadas con el arte sonoro, como los llamados Sound Studies, la réplica sonora a los
relativamente recientes Visual Studies.
En proporción, la atención que se le ha prestado al arte sonoro en España y en todo el mundo,
tanto desde el punto de vista del coleccionismo como desde el de las
exposiciones, es aún escasa. A pesar de que acontecimientos centrales (e
históricos) para el arte
sonoro en nuestro
país como Los Encuentros de Pamplona de 1972, de algunas exposiciones recientes
o de fenómenos como el pionero programa de radio Ars Sonora, dirigido hasta
2008 por José Iges o publicaciones como MASE (en sus ediciones de 2006 y 2014)
o La mosca tras la oreja, de Llorenç Barber, testimonian el interés por
el sonido en el arte, es obvio que la plástica e incluso el arte conceptual y
el videoarte han ganado más rápida y fácilmente el favor de las instituciones.
“Exhibir” el sonido
La
exposición Arte sonoro en España (1961-2016)
pretende
mostrar los orígenes, la diversidad de trayectorias y la vitalidad del arte sonoro realizado en nuestro
país desde 1961 hasta nuestros días. Mediante una amplia variedad de obras y un extenso
material documental, la exposición quiere hacer visible (y sobre todo audible)
el sonido organizado con criterios artísticos en nuestro país, incluso en unos
tiempos (las décadas de los 60 y los 70) en los que el propio término “arte
sonoro” no había sido aún enunciado como tal.
Durante
2016, Arte
sonoro en España (1961-2016), que cuenta con José Iges y José
Luis Maire como
comisarios invitados, presentará,
en su paso por los dos museos de la Fundación Juan March y en su versión
–ampliada– en los espacios de la Fundación en Madrid el próximo mes de octubre,
más de una veintena de instalaciones sonoras, esculturas, vídeo-instalaciones y
obras de encargo (de Xabier
Erkizia y Juanjo Palacios, quienes realizarán sendas “fonografías” en Palma y
Cuenca, respectivamente),
junto a una cuidada selección documental que incluirá objetos, ediciones,
vinilos, casetes y una variada documentación impresa y fotográfica.
El espacio de la exposición
Arte sonoro en España
(1961-2016) tiene una peculiaridad: el hecho de que
las obras sonoras, piezas, instalaciones y documentación audiovisual e impresa
que la componen no se presentarán en espacios expositivos aislados, como los
habitualmente dedicados a muestras temporales, sino que se insertarán primero
en los espacios del museo ocupados habitualmente por la presentación de las
obras de la colección de arte contemporáneo de la Fundación Juan March, con las
que convivirán temporalmente. La exposición quiere mostrar así la práctica
artística sonora de autores que fueron estrictamente contemporáneos a los
artistas representados en ambas colecciones, así como la obra sonora, poco
conocida, de alguno de estos últimos, y también la de creadores de las
generaciones más recientes.
Así, no pocas de las obras seleccionadas acentuarán, interferirán
o se relacionarán con las obras exhibidas en ambos museos y con sus respectivos
espacios. Como ejemplo, cabe destacar la presencia en el Museu Fundación Juan
March de Palma de numerosos artistas de las generaciones de los ochenta y
noventa (como José Luis
Alexanco, Elena Asins, Eva Lootz o Juan Navarro Baldeweg, entre otros), cuya relación con el arte sonoro o sus antecedentes ha sido
rastreada para esta muestra.
Si,
en ciertos casos, el uso del sonido fue habitual en la obra de algunos de los
artistas de la colección de la Fundación Juan March (en el contexto del arte
conceptual), en otros hubo una relación con la vanguardia musical experimental
(como es el caso de algunas obras de Martín Chirino o de los artefactos de Manuel Millares, expuestos
en su día en una muestra compartida con el grupo ZAJ en el año 1965). Por lo
demás, otros casos, como los de Eusebio Sempere o José Luis Alexanco son
paradigmáticos entre aquellos artistas de las décadas de los 60 y los 70 que,
no entendiéndose como sonoros, sin embargo forman parte de la historia del
sonido y su relación con las artes en España. Ellos iniciaron los primeros
tanteos interdisciplinares con otras propuestas experimentales y, con el
tiempo, posibilitaron el hábito y la comprensión del arte sonoro en el contexto de las
instituciones y colecciones de arte contemporáneo. Pero, por supuesto, más allá
de los límites de la colección de la Fundación, la muestra atenderá a la
especial relevancia de artistas como el grupo ZAJ, Isidoro Valcárcel Medina o
LUGAN, pioneros que con trabajos experimentales y transversales han sido
verdaderos precursores del arte
sonoro, e incluirá,
junto a los ya mencionados, obras de Walter Marchetti, Juan Muñoz, Francisco López, José Antonio Orts, Eduardo Polonio, Esther Ferrer,
Juan Hidalgo, Wolf Vostell Javier Aguirre, Nacho Criado, Francesc Abad, Eugènia
Balcells y Eugeni Bonet,
entre otros.
La exposición Arte sonoro en España (1961-2016) asume el reto de “exhibir”
el sonido enfatizando todos sus aspectos artísticos mediante su amplia
selección de obras: así, de la resonancia del espacio sonoro y su relación con
la arquitectura hablan Mirlitones, de
Bosch & Simons (2012) y L’Isla des
Neumas de Ramón González-Arroyo (2008); del silencio y del límite de lo
audible, la Pieza escuchando la pared
(1992) de Juan Muñoz, o la Música ZAJ
(ca. 1999) de Esther Ferrer; Luci: sin
nombre y sin memoria, de Josep Manuel Berenguer (2008), tematiza la
asincronía y los procesos rítmicos sonoros de la vida a partir del estudio del
comportamiento bioluminiscente de las luciérnagas, mientras que de la
insistencia vibratoria del sonido y su sentir en el cuerpo se ocupa *.WAV, de Mikel Arce (2004). Inventario (1992-1998), de José Iges y
Concha Jerez tematiza la obsolescencia de la tecnología y su relación con la
memoria colectiva.
La
exposición incluirá también un gran número de grabaciones, instalaciones, esculturas sonoras o
prácticas sonoras que se presentaron alejadas del formato del concierto o
plantean el soporte de grabación como medio artístico, como las de José Luis
Castillejo, Francisco Felipe, Eva Lootz, Llorenç Barber, Francisco López,
Javier Maderuelo, Pedro G. Romero, Mikel R. Nieto u Oscar Abril Ascaso, entre
otras. También incluirá
documentos y materiales que, temáticamente, permiten trazar un panorama de
actividades que van desde los Encuentros de Pamplona en el año 1972 hasta las
exposiciones colectivas celebradas en los últimos años, y pondrá énfasis tanto
en los distintos soportes históricos del sonido como en los trabajos que los
cuestionan, sin olvidar la incorporación de obras representativas de la poesía
sonora, el arte de acción, el videoarte o el arte radiofónico.
El reto curatorial de
“exhibir” el sonido
Arte sonoro en España
(1961-2016)
constituye un auténtico reto curatorial: el de mostrar el sonido en el espacio visual. En efecto: los espacios habitados de las
salas de los museos, y mucho más los espacios diáfanos de las salas de
exposición, desnudos, diseñados conforme a una lógica de la mirada
perpendicular, se convierten en entornos extraños o incluso agresivos desde el
punto de vista de la acústica. Unos y otros devienen, por una parte, cámaras
reverberantes en las que el sonido invade el resto de las salas (y al resto de
las obras expuestas), convirtiendo el trayecto del visitante en un paseo por un
espacio cacofónico. En el otro extremo, la
construcción de espacios aislados y cámaras insonorizadas puede cambiar de
manera determinante la experiencia de los visitantes de la exposición y hacer
imposible cualquier relato con cierta unidad de sentido.
En Arte sonoro en
España, 1961-2016,
estas dificultades se han pensado junto al deseo –que es el de esta exposición– de que las obras “sonoras” convivan con las
“visuales”, atendiendo tanto a las maneras en las que el sonido pone en
cuestión el espacio expositivo tradicional como a las formas en que su
exhibición puede resolverse, presentándolo mediante técnicas que permiten
ordenar el espacio de la exposición para que no se produzcan colisiones en la
escucha, salvando aquellas que forman, de hecho, parte integrante de las
propias obras sonoras.
LA EXPOSICIÓN VIAJARÁ DESPUÉS A:
Museo de Arte Abstracto Español de
Cuenca
(del 16 de junio al 18 de septiembre
de 2016)
Fundación Juan March, Madrid
(del 14 de octubre de 2016 al 15 de
enero de 2017)
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