Julia
Sáez-Angulo
La
ciudad cervantina de Alcázar de San Juan se ha provisto en los últimos años de
diversos y notables museos como son, entre otros, el Municipal –antigua posada
de Santo Domingo-, que alberga las colecciones de arte romano, principalmente
mosaicos de las cercanas villas, amén de una pequeña colección de pintura del
artista local Ángel Lizcano (1846 – 1929); el Museo del Hidalgo, situada en una
antigua casa del Gobernado de la Real Fábrica de Pólvora y el Torreón del Gran
Prior o Torreón de Don Juan de Austria, junto a la Capilla de San Juan, ya que
la ciudad manchega fue sede, desde 1189, durante algún tiempo, de la Orden Hospitalaria
de San Juan de Jerusalén en España, cuando fue expulsada de Malta.
Además
está el Museo del Barro, un recorrido didáctico por el arte de la tierra,
materia prima inmediata y abundante en La Mancha, a falta de madera y piedra.
Se echa de menos una pequeña continuación con ceramistas actuales, para
prolongar el cordón umbilical de este arte hasta nuestros días, máxime cuando
en el propio Alcázar hay un ceramista contemporáneo de pro, como es Gregorio Peño,
que recibió el premio de la Asociación Española de Críticos de Arte,
AECA/Spain, en la edición de la feria de ARCO 2015.
Alcázar
de San Juan ha insistido siempre en ser la cuna del escritor Miguel de
Cervantes, debido a una partida de bautismo con un hijo de la ciudad, que
llevaba el nombre de Miguel Cervantes López (1547 – 1516), en la que Blas
Nasarre, bibliotecario mayor del reino y cervantista, escribió al margen de esa
partida de bautismo: “Éste fue el autor de la Historia de Don Quijote”. Algunos
otros autores han sostenido también esta tesis, que supondría que el autor del
Quijote tendría dieciséis años más que el Miguel de Cervantes alcalaíno y no
casaría tan bien la presencia del escritor en Lepanto o su servicio al cardenal
Acquaviva.
En
todo caso, el debate sobre la cuna de Cervantes es un continuo que hay que
seguir. Alcázar ha dedicado una estatua pública al gran príncipe de las letras
españolas y su gastronomía se sigue nutriendo de los platos manchegos que
aparecen en el Quijote como los duelos y quebrantos, además de migas de pastor,
pisto manchego y tortas de Alcázar, redondas, suaves, y sabrosas. Tierra de
buenos vinos, lástima que La Cayetana, el restaurante alcazareño donde
almorzamos, no pudiera ofrecer un vino local, algo que no dejó de
sorprendernos.
Iglesias
tamaña basílicas
Lo que nadie puede negar a Alcázar de San Juan es el
hecho de ser una ciudad manchega –el título de ciudad se lo otorgó Alfonso XII-
con tradición histórica y memoria cervantina, importante nudo ferroviario por
ser paso hacia Andalucía en el presente y en el pasado y tener monumentos
históricos relevantes, desde su gran Ayuntamiento sito en el antiguo gran
Casino, hasta las diversas iglesias, algunas tamaño de basílica como son las de
la Trinidad, Santa María o Santa Quiteria, esta última según planos de Juan de
Herrera. El convento de Santa Clara ha sido reconvertido en hotel.
Alcázar de San Juan, que cuenta con unos treinta y cinco
mil habitantes, es fundamentalmente una ciudad de servicios para toda la
comarca que la circunda, además de alguna industrias en un polígono. Su
urbanismo bien merece una atención en cuanto a coordinar mejor la pintura de
fachadas, puertas y rejerías. Rosa Idalia Cruz Campo, presidenta del Patronato
Municipal de Cultura, señala que hay una normativa que indica alturas según las
zonas y que existe una red de casas declaradas de interés local para evitar su modificación;
además se está trabajando en la mejora y exigencia en este campo.
José Fernando Sánchez Ruíz, miembro del patronato de
Cultura del Ayuntamiento, dice que se está haciendo mucho en los últimos años
en Alcázar y en general en toda Ciudad Real, una provincia que no ha tenido en
el pasado tanta sensibilidad de conservación patrimonialista en el arte y la
historia, como Toledo por ejemplo. Se está tratando de recuperar un tiempo
perdido.
La serie de museos que hoy enriquecen Alcázar de San
Juan, con un planteamiento fundamentalmente didáctico, se inscribe en esta
línea. Museos de utilización de antiguas sedes históricas, llevados a cabo con
buenos materiales, medidas de seguridad y museografía, realizados con fondos de
la Unión Europea. Hoy serían modelo para otros museos locales.
Alcázar de San Juan cuenta con una galería de arte
contemporáneo, Marmurán, dirigida por el dinámico Ángel Maroto, en la que expone
actualmente Pablo Carnero, discípulo dilecto del pintor Antonio López. Entre
los fondos de la galería -en visita junto al escritor Jesús Cobo y elpintor Romeral: un buen cuadro en añiles de Gregorio Prieto y tres
piezas de Ángel Lizcano, entre las que destaca la “Cueva de Medrano”, una pieza
que no debiera de salir de La Mancha, porque es del gran artista del XIX.
El Ayuntamiento de Alcázar de San Juan convoca dos
concursos de pintura, uno de pintura seca, que se dará a conocer el próximo 28
de agosto y otro muy singular de pintura nocturna.