sábado, 13 de mayo de 2017

Marta Galatas, autora de la novela histórica “Dejé mi corazón en Manila”, publicada por La Esfera de los Libros








Julia Sáez-Angulo

            La escritora Marta Galatas es la autora de la novela histórica Dejé mi corazón en Manila, que ha sido publicada por la editorial La Esfera de los Libros. Un libro que nos sumerge en la exótica Filipinas  postcolonial, la dura invasión japonesa de la isla y el Madrid de los 60. Un baño de historia junto a la fantasía de unos personajes y diálogos. 

              El libro ha sido publicado por la editorial La Esfera de los Libros.

            Licenciada en arte y traductora por la Universidad Católica de Paris, Marta Galatas trabajó en la Cámara de Comercio francesa, y en el departamento de comunicación de Christian Dior. El Anticuariado ocupó sus estudios y trabajó más adelante y en 2004 montó su empresa de diseño de muebles, que cerró para consagrarse a la escritura. Su primera novela (2015) llevaba por título La princesa que cambió la historia.

            La pintora filipina Patsy Vidal, marquesa de Valdeolmo recordaba con horror la invasión japonesa a la isla, por su crueldad que hizo confinar a buena parte de filipinos y españoles de las islas en campos de concentración durísimos. Marta Galatas refleja en su novela Dejé mi corazón en Manila esta realidad cruda y terrible, en medio de una historia novelada que pasa por las ciudades de Manila, Nueva York y Madrid.

Marta Galatas

            Julia, la protagonista del libro se embarcó en el vapor Postdam el 16 de junio de 1936, rumbo a Filipinas, el futuro –nunca escrito- siempre depara sorpresas no siempre gratas. Tanto en España como en Filipinas iban a desencadenarse conflictos bélicos y sociales que interfieren las vidas humanas en la intrahistoria, que diría Miguel de Unamuno.

            Marta Galatas escribe con documentación precisa y amenidad una narración que llega al lector, que despierta su interés al tiempo que le ofrece conocimientos sobre unos acontecimientos históricos. Ya se sabe que la buena novela histórica es respetuosa con los hechos y fabuladora con la vida privada y los diálogos de los personajes.
            El libro, con pasta dura y preciosas guardas, va dedicado por la autora a su madre “por su apoyo incondicional y su inestimable ayuda en todos mis proyectos”.




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