Exposición de
Pintura.
Ateneo de
Madrid
Del 1 al 30
de junio de 2017
L.M.A.
01/06/17,
MADRID .- La pintora madrileña Soledad Fernández expone en el Ateneo de Madrid
una recreación de “El Descendimiento” de Rogier Van der Weyden, con modelos vivos y
vestimentas de actualidad.
La inauguración ha sido presidida por Maite Pedraza Guzmán, vicepresidenta de Artes Plásticas y miembro de la junta directiva del Ateneo. En en acto, la pintora agradeció la presencia de Mayte Spínola, directora del Grupo pro Arte y Cultura. El historiador y profesor Matías Díaz Padrón intervino para recordar el origen y avatares históricos de cuadro de Van der Weiden y Julia Sáez-Angulo, crítica de arte, dijo ante la obra de Soledad Fernández:
La inauguración ha sido presidida por Maite Pedraza Guzmán, vicepresidenta de Artes Plásticas y miembro de la junta directiva del Ateneo. En en acto, la pintora agradeció la presencia de Mayte Spínola, directora del Grupo pro Arte y Cultura. El historiador y profesor Matías Díaz Padrón intervino para recordar el origen y avatares históricos de cuadro de Van der Weiden y Julia Sáez-Angulo, crítica de arte, dijo ante la obra de Soledad Fernández:
“No
es infrecuente el homenaje de un artista moderno o contemporáneo a un maestro
antiguo. Es el reconocimiento de la admiración por el arte del pasado que se ha
hecho clásico, es decir: clásico porque es permanente y, por tanto, referencia
continua del presente.
La
pintora Soledad Fernández siente una singular admiración por el maestro Rogier Van
der Weyden y en particular por su célebre cuadro El Descendimiento, su obra maestra que se muestra en el Museo del
Prado, la primera pinacoteca de la nación. Un óleo sobre tabla en torno a 1433,
adquirido por Felipe II para su capilla del palacio de El Pardo, en el que el
dolor y sufrimiento por el Crucificado muerto se refleja con maestría en cada
una de las diez figuras representadas. El pathos es evidente; los sentimientos,
contenidos en un sufrimiento profundo y digno. Diez figuras que abarcan un
friso casi escultórico, en posiciones y equilibrios increíbles, resueltos por
una composición genial.
De
esta clara admiración, la pintora malagueña pasó a dedicar un homenaje al
pintor flamenco, a través de una espléndida recreación pictórica del tema del
dolor y el sufrimiento humanos, pero sin el trasunto religioso del pintor
flamenco ante el Hombre que ha muerto, sino del descendimiento un hombre que ha sufrido un accidente de trabajo –probablemente
una caída del andamio- y aparece en la misma pose del Crucificado descendido de
la cruz, ante familiares y amigos compungidos, que emulan la escena sacra del
pintor Van der Weyden. Con un fondo de rascacielos citadinos, anónimos y
grises, aparecen también diez figuras de distintos sexos, edades y vestimentas,
que transmiten un pathos intenso de tristeza, quizás ante lo irreversible.
Todo
un juego visual en la pintura, que Soledad Fernández (Madrid, 1950) ha situado
en una tela gruesa tipo Goya, 190
x 225 cm, que le permite las calidades
matéricas deseadas. Fiel a su estilo realista, naturalista, la pintora ha
escenificado los personajes que rodean al accidentado con modelos reales, en un
estudio teatral perfecto, como el que llevó a cabo el pintor flamenco. El gran
cuadro de Soledad Fernández es un doble juego, por un lado, de homenaje a
Rogier Van der Veyden y, por otro, una visión social de un drama que
periódicamente golpea la vida de ciertos trabajadores y sus familias. La autora
se ha reservado el dato y la pintura plantea cierta ambigüedad de si el
operario está muerto o simplemente desplomado. El título del cuadro es Homenaje a Van der Veyden, sin que de
ello se deba colegir que la figura del accidentado esté muerta. Solo el
paralelismo del “d´après” de Soledad Fernández con la obra original pudiera
hacernos pensar que el accidentado ha fallecido.
Curiosamente
Goya también pintó un cartón para tapiz titulado El albañil herido, obra que hoy figura igualmente en el Museo del
Prado. Una pieza que vino a ser como un cartel de llamada social para la
normativa de Carlos III, en la que se exigían responsabilidades de seguridad a
los dueños de los andamios sobre los operarios que en ellos trabajaban y que
con frecuencia sufrían accidentes laborales.
Fernando Belver también hizo en su día una recreación del descendimiento con personajes del cómic de Tintín, que se mostró en el espacio expositivo de Tabacalera en Madrid.
Fernando Belver también hizo en su día una recreación del descendimiento con personajes del cómic de Tintín, que se mostró en el espacio expositivo de Tabacalera en Madrid.
Casi
una treintena de dibujos en papel Canson, con los bocetos de los distintos
personajes de la obra de Soledad Fernández, acompañan a la pintura definitiva de la autora y dan fe
de la maestría de línea y dibujo de esta artista, que optó vocacionalmente por
el realismo y en especial por el del cuerpo humano con todo el reto que ello
supone y la máxima capacidad de sugerencia”.
Julia Sáez-Angulo presenta la exposición de Soledad Fernández
El profesor Matías Díaz Padrón habla del "Descendimiento de Van der Weyden
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El profesor Matías Díaz Padrón habla del "Descendimiento de Van der Weyden
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