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Julia Sáez-Angulo
26/07/18 .- MADRID .- “Años de luz y
niebla. Contra la conjura del olvido”, libro de María Antonia de León, ha sido
el premio Stefan Zweig de Biografía y Memorias 2018. Varias fotografías en
blanco y negro enriquecen el final del volumen, así como un prólogo de Rosalía
Cornejo Parriego y un epílogo de Olivia Muñoz Rojas. El libro se acabó de
imprimir el 28 de marzo, aniversario del nacimiento de Teresa de Ávila en 1515.
Profesora de Sociología en la
Universidad Complutense, además de ensayista y poeta, María Antonia García de
León Álvarez (Torralba de Calatrava. Ciudad Real, 1954), territorio Mancha como
a ella le gusta decir, y residente en Madrid, es una intelectual activa e
inquieta, interesada por los temas de mujer y feminismo. Ha publicado diez
poemarios, es conferenciante y colaboradora habitual de la revista Troquel.
Desde la Sociología, ha escrito
numerosos ensayos sobre Género y Poder, específicamente sobre las mujeres
élites profesionales. Algunos títulos: Élites discriminadas, Rebeldes
ilustradas, Las académicas, Herederas y heridas, Cabeza moderna/Corazón
patriarcal. Los poemarios llevan por título: No hay señal (2012), Poemas al
ritmo de las estaciones, de los días y del amor (2011), A trescientos
kilómetros por hora (2012) y Per Se (2013), Resplandece
el Jardín de la Malinche (2014), Arrebato (2015), El Yo
Conquistado (2016), Desde mi Torre de Adobe en La Habana (2016), Cernuda,
el pájaro pardo, la guacamaya, mi abuela Umbelina y yo (2016) y Casa
de Fieras (2017). Ha participado en numerosas antologías y obtenido
diversos premios. Sus poemas han sido traducidos al inglés. Miembro de la
directiva del Pen Club Español.
Seis capítulos
estructuran el libro
El libro se divide en seis capítulos que abarcan aspectos
personales desde la escritura del yo, hasta
las chicas Rohmer, referidas a las protagonistas del cineasta francés muy en
boga en sus años universitarios, pasando por la memoria de una joven rebelde en
tiempos del franquismo y de la Transición. La autora habla de tres memorias
referidas a tres mujeres de su vida: abuela –célebre Umbelina-, madre Valeria y
Micaela,; de memorias oblicuas; de memorias de una joven universitaria…
La infancia es la
patria del poeta, nos dijo el poeta Gil de Biedma y ciertamente la autora
se recrea en ella y subraya los hitos y personajes que marcaron su
idiosincrasia. La personas que coincidimos en el tiempo con María Antonia
disfrutamos de modo particular estas memorias que tienen mucho de generacionales,
donde la cultura y la adscripción política eran claves, sobre todo en la
Universidad. Su inquitud militantes por la posición de la mujer, un hecho. La
reivindicación femenina es una constante. Se echa de menos quizás una inquietud
interior o crisis más profunda, espiritual y trascendente, que a todas luces
suele acompañar a una muchacha española de su situación social. María Antonia
se detiene en el “no hay señal”, título de su último poemario.
En suma, unas memorias interesantes por lo que tienen de
testimonio, en un país donde ha faltado mucho este género del yo. Una memorias
que continuarán, que se leen con amenidad e interés porque son un friso que
trascienden a la misma autora.
Más información
Sugiere ser toda una belleza. Felicitaciones a las dos. Besos May
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