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25/07/18 .- MADRID .- Pasea su
gentil y estilizada figura por el circuito artístico de exposiciones, galerías,
museos y conferencias sobre arte y atrae, entre otras, la mirada de la cámara
de Peter Wall. María López de Castro, conservadora
y restauradora de Bienes Culturales y especialista en Pintura por el Instituto
per l’Arte e il Restauro Palazzo Spinelli de Florencia y la Escuela de
Restauración de Madrid. Lleva más de dos décadas desarrollando su labor.
Para ella la principal tarea es
respetar la lectura histórica de la pieza que tiene entre manos. A la
restauradora no le cabe creatividad alguna en ese campo y momento, sino la
fidelidad al autor de origen, repite María López de Castro (Madrid, 1976) con empeño, casi como un mantra que
se le quedó grabado en el taller de su aprendizaje.
Cuenta que, pese a sus elevadas
calificaciones académicas, arrastra una cierta dislalia –nadie lo diría-, que
ella venció y sigue venciendo con tesón y empeño. Su paso por Italia,
particularmente sus diez años en Florencia le hacen querer y admirar la patria
de la gran pintura.
Sabe de arte con mayúsculas, porque
lo estudió a fondo y sigue haciendo cursos para documentarse y disfrutar más y
más, el último el del profesor Jesús Luca de Tena sobre arte contemporáneo. La
formación permanente es para ella un mandamiento general.
Tiene tal ansia y apetito de
aprender que camina con un cuaderno entre sus manos tomando notas de aquello
que ve, que oye y le parece digno de ser
registrado. Tiene un cerro de estos cuadernos que a veces repasa porque
encierran enseñanzas de grandes maestros. No son un diario, pero casi, el
“querido diario” lo escribió hasta los 21 años.
Ha restaurado principalmente obras
de la gran pintura de los siglos XVI y XVII de colecciones públicas y privadas,
pero también ha abordado con ganas y entusiasmo la buena pintura del XIX e
incluso frescos de basílicas y catedrales. Muestra con orgullo las fotografías
de algunas piezas que entraron en la UVI de su taller y la magnificencia con la
que salieron curadas sin añadir un ápice de cosecha propia.
A María López de Castro le gusta su
profesión y la disfruta, si bien se ve obligada con frecuencia a dejar Madrid y
viajar a otras ciudades para ejercerla. Es la lucha por la vida, que diría Pio
Baroja. Recientemente estuvo en algunos conventos de Burgos.
A veces le encargan la venta de
algunas obras de arte cercanas a las que restaura y pone de inmediato en
contacto a sus dueños con los anticuarios, marchantes o subastas, en este
circuito variado y variopinto del arte.
El yoga le ayuda a mantenerse en
forma y lo brinda generosa a los amigos que vamos a hacer un curso amistoso y
reducido de petit comité cuando pase
el verano. Hemos pensado en el parque del Retiro al aire libre, pero también
contamos con otros jardines para hacerlo. Arte y naturaleza se dan la mano a
través de esta mujer inteligente y pizpireta, que elogia al prójimo, cuando la
sabiduría está en ella misma.
María, ala dcha, junto a Julia Sáez-Angulo y el profesor Luca de Tena. 2018. (Foto Peter Wall)
María, ala dcha, junto a Julia Sáez-Angulo y el profesor Luca de Tena. 2018. (Foto Peter Wall)
Es un excelente reconocimiento por parte de la escritora y crítica Julia Sáez-Ángulo, a tantas horas de continua formación, trabajo, sacrificio, superación y profesionalidad!!! Gracias Maria Lopez De Castro por tu generosidad aportando tanta valía al apasionante mundo del arte! AR
ResponderEliminarMuchas gracias estimado Alberto, eres muy generoso, gracias
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