Julia
Sáez-Angulo
05/08/18.-
MADRID.- Como Rita Hayworth, Cuchi de Osma parece pensar aquello de que nunca
se es lo suficientemente delgada ni lo suficientemente rica. Cuchi, delgadez,
estilo, calidez y sonrisa, acaba siendo siempre la más plus allí donde llega.
Las tiendas y boutiques la reciben con honores, porque allí donde acude se
presiente la presencia de una gran dama. Conoce como nadie las tiendas de moda
de la calle Almirante y barrio de Salamanca y nos recomienda lo mejor a sus
amigas.
Es
una niña bien, una niña de Serrano, aunque haya cumplido años y viva en una suburbio
residencial de Madrid, frente a un campo de golf; eso le requiere ir siempre en
un utilitario, como si fuera un centauro, por las calles del centro de Madrid.
Con él va a todas partes y, durante cierto tiempo, lo hizo a clases de pintura con
Jaime Sánchez o al estudio de amigas en la Casa del Sol en La Moraleja, con Ana Queral, Elisa
Mancini, Mercedes Gallizo, Rina Agranatti y Beatriz Márquez. O a El Romeral, la casa de Mayte Spínola, fundadora del Grupo pro Arte y Cultura. Por supuesto también
a hacer sus compras, mientras su interna de toda la vida, que la adoraba por su
generosidad, preparaba pollo a la miel para sus amigos.
Cuchi
de Osma Coma, Concepción de Osma (Madrid, 1946), tiene un marido tan bueno y
maravilloso, célebre médico, que todas sus amigas se lo envidiamos, porque no abundan
los varones esposos de su catadura. Cuchi, como lo tiene desde que se casó, no
sé si se da del todo cuenta, del tesoro que tiene en casa. Claro que la chica se lo merece.
Como
pintora, Cuchi de Osma se ha especializado paisajes y en flores, porque de la naturaleza son el
mejor tema para el color. Rosas, amapolas, peonías… pero sobre todo hortensias,
que las borda. Había una importante pintora en Madrid, que las pintaba muy bien y Cuchi
fue a dar clase son ella pra ver como lo hacía; la profe enseñaba de boquilla, metía de vez en cuando
el pincel en el cuadro de la alumna, pero jamás mostró como ella pintaba las
hortensias en su cuadro. Un fraude. Cuchi la dejó a los dos meses por falta de la generosidad que debe tener un docente. Hoy Betsy Westemdorp, Carlos Laharrague
y ella son los mejores pintores de hortensias en España.
A
Cuchi, como a Sherezade, le gusta contar historias de la gente, sobre todo de familiares,
y una amiga suya que escribe relatos, las escucha con avidez para piratearlas y escribirlas.
¡Qué poca vergüenza! Así hemos sabido que la abuela Flores de Cuchi de Osma, se
enamoró a los 80 años de un setentón, quien la abrazó de tal modo que le rompió
tres costillas, porque la abuela Flores tenía los huesos de cristal.
También
cuenta Cuchi, que su padre, el insigne acuarelista Ismael de Osma, amigo del
Alfaqueque y otros castizos, fue el diseñador de los muebles y decoración del
Hotel Ritz –que guarda los diseños- y de buena parte de las casas nobles
madrileñas a mediados del XX. Cuando falleció, su hija Cuchi descolgó su ropa tendida
con pinzas rojas y gualdas siguiendo el ritmo de la bandera española. Cuchi
cuenta que su madre era guapísima y tuvo infinita paciencia con su marido
artista y celoso, que no se despegaba de ella ni un minuto; lo llamaba “mi
imperdible”.
Cuchi
es personaje querido y admirado de la fauna artística madrileña, pero ella tiene también una
admiración, que yo se la he descubierto:
Eloísa Bercero, la coleccionista de vestidos de alta costura.
La pintura de Cuchi de Osma puede verse expuesta de modo permanente en el Hotel Intercontinental de Madrid.
La pintura de Cuchi de Osma puede verse expuesta de modo permanente en el Hotel Intercontinental de Madrid.
Julia: le has calcado. Añade que es la mas fiel amiga que existe.
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