martes, 25 de diciembre de 2018

“Bushido. El alma del Japón”, libro de Inzo Nitobe, publicado por Clásicos Satori en edición de José Plazó


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Julia Sáez-Angulo

            26/12/18 .- MADRID .- El alma del Japón, pese a su modernidad y mirada a Occidente, después de la II Guerra mundial, conserva arraigado el “bushido”,  es decir, los preceptos contenidos en el antiguo código del guerrero, con toda su carga de dignidad y honor. En suma, la esencia de la cultura japonesa en el espíritu samurái.

            Bushido. El alma del Japón, de Inazo Nitobe es el libro, con pastas duras, publicado por Clásicos Satori en edición de José Plazó, sobre la traducción de 1906 de Gonzalo Jiménez de la Espada –un gran traductor de obras al castellano- , con prólogo de David Almazán. Se trata de un clásico universal que nadie debiera perderse, publicado por la editorial Satori.

            El índice del libro abarca los epígrafes: Bushido como sistema ético; Fuentes del Bushido; Rectitud o justicia; Valor, facultad de la audacia y del sufrimiento; Benevolencia, Cortesía; Veracidad; Honor; El deber de lealtad; Educación y enseñanza de un samurái; El imperio sobre sí mismo; La institución del suicidio y del desagravio; La espada, alma del samurái; La formación y posición de la mujer; Influencia del bushido; ¿Vive todavía el bushido?, y Porvenir del bushido.

            “El espíritu caballero es la poesía de la vida”, decía el filósofo Schlegel. “La caballería es una flor no menos indígena del suelo del Japón, que su emblema, la flor del cerezo, y no se trata del ejemplar disecado de una antigua virtud, conservado en el herbario de nuestra historia”, se dice en el comienzo del libro.

            Una de las fuentes del bushido es el budismo, junto al shintoísmo. Los dogmas del shintoísmo corresponden a los “caracteres dominantes en la vida emocional de nuestra raza: Patriotismo y Libertad”. Lealtad al soberano y amor al país; “la gran capacidad para obrar y para sufrir” que señalara Taine.

            “Mientras en la India, y aún en China, los hombres parecen distinguirse principalmente por su grado de energía o de inteligencia, en el Japón difieren igualmente por la originalidad de su carácter”, se recuerda en el libro.


            Más información
            www.satoriediciones.com

           

           


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