sábado, 6 de junio de 2020

La Guerra cultural y el fin de Occidente



Luis Feliú Bernárdez

07/06/2020 .- La sociedad actual es un sistema muy complejo formado por personas, hiper-relaciones y altas tecnologías, cuando estas últimas ocupen la mayor parte del espacio, incluso el de la libertad, el fin de esa sociedad aparecerá por sorpresa. Vivimos en una época crítica, pero no somos conscientes de ello, el hedonismo no nos deja ver el problema. (...)

      André Glucksmann, miembro de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes y destacado filósofo francés, fallecido en 2015, en otro tiempo comunista escribió en 2003 un ensayo titulado “Occidente contra Occidente“, producido por la fractura que provocó en Europa la segunda guerra de Iraq. Lo que configura a una civilización no es, según Glucksmann, lo que la une, sino lo que busca destruirla, al menos así ha sido a lo largo de la Historia, pero hoy en día, el enemigo mismo son las contradicciones de la civilización occidental.
   Es desconcertante descubrir como el relativismo, junto al postmodernismo, frutos que solo nuestra civilización occidental podría haber generado, cuestionan toda la esencia del pensamiento occidental. Un estudio de la universidad de Cambridge indica que las grandes civilizaciones no son destruidas por enemigos externos, se destruyen ellas mismas y además el final llega por sorpresa. En la epoca que vivimos parece que todo está controlado y el progreso asegurado, pero aparecen las crisis, de diverso tipo, incluso las producidas por virus, y las sociedades no son capaces de atajar sus consecuencias y las personas se enfrentan a su tremenda “fragilidad”.
       La sociedad actual es un sistema muy complejo formado por personas, hiper-relaciones y altas tecnologías, cuando estas últimas ocupen la mayor parte del espacio, incluso el de la libertad, el fin de esa sociedad aparecerá por sorpresa. Vivimos en una época crítica, pero no somos conscientes de ello, el hedonismo no nos deja ver el problema.
      Ser consciente de que vivimos una guerra cultural es el primer paso para poder contener las fuerzas que, desde dentro, pretenden romper con las raíces culturales de Occidente. El humanismo occidental, que tiene su origen en el humanismo cristiano, pretende sustituirse por un posthumanismo que viene impulsado por un desencanto por lo humano y una fascinación por lo material, lo efímero, lo físico, que termina despojando al hombre de su condición singular en el orden natural.
      Durante la guerra fría existía un enemigo único y bien definido, había una linea que dividía dos mundos, que apenas se conocían, eran dos civilizaciones basadas en conceptos totalmente distintos. Una, la occidental, basada en la democracia liberal y la economía de libre mercado y la otra, la soviética, basada en el socialismo real o comunismo y en la economía dirigida. La utopía comunista cayó por si sola después de casi 50 años de intentar que funcionase. Al pasar de la predica de Marx y Engels a la praxis de Lenin y Stalin todo se desmoronó.
      En efecto, lo que hoy busca destruir la civilización occidental no es ya aquel enemigo bien definido de la guerra fría, sino “una adversidad polimorfa, difícilmente detectable y no menos implacable y peligrosa”. Las Estrategias de Seguridad Nacionales, en el ámbito de la Alianza Atlántica, recogen varios escenarios, lineas de acción y estrategias derivadas, pero ninguna que ponga los medios para detener esta amenaza polimorfa y peligrosa, debido a la casi imposibilidad de describirla.
        Zygmunt Bauman en su libro "Modernidad líquida", refiere que las "realidades sólidas" de nuestros abuelos se han desvanecido y han dado paso a un mundo mas precario, provisional, ansioso de novedades, no comprometido con nada y listo para cambiar de ritmo o de sintonía cuando sea preciso. El problema es que entre esas realidades sólidas de nuestros padres está la nación, la patria, el legado histórico, el Estado y las Fuerzas Armadas. La solidez de algunas instituciones, principios y valores se enfrentará tarde o temprano a la liquidez de la sociedad. Esa disimetría provocará inestabilidad e inseguridad y tampoco las Estrategias de Seguridad parecen estar concernidas por el momento.
       Hoy en dia están de moda los “Posts”, la postmodernidad, el posthumanismo, quizá el mas peligroso, por su presencia permanente en los MCS, es la postverdad, que no es mas que una mentira, una tergiversación de la verdad o una verdad a medias. La mentira es un “arma” y la verdad su “victima”, las “falsas noticias”(fake news), no noticias falsas, son un arma que produce no pocos réditos políticos, económicos, sociales y de seguridad. La Inteligencia Artificial potenciará en gran medida estas herramientas de corromper la verdad. En el futuro no habrá forma de distinguirla.
Volviendo a Bauman, el individualismo sin valores, ni referencias, ni principios, donde solo existe el yo, destruye la aspiración de alcanzar un bien colectivo, un bien común que implique "renuncia, compromiso y esfuerzo" al estar el "yo" por encima de todo. La Libertad, la Justicia y el Bien Común que son bienes sociales, bienes públicos están amenazados por ese individualismo que se cierra en el circulo de los derechos de uno mismo, de las libertades o los deseos de uno o del grupo al que pertenece. Mas allá, nada importa.
        La fractura social en Occidente es consecuencia de un creciente aislamiento o individualismo donde se tiende a sustituir las relaciones humanas por la conexión virtual. “Estamos más cerca de los que están lejos, pero más lejos de los que están cerca” otra disimetría a resolver. La soledad es una de las enfermedades de nuestra civilización occidental y derivada de ella el suicidio.
Fruto del relativismo es el desencanto de una sociedad consumista donde se impone el "imperio de lo efímero". El único tiempo social que existe es el presente, no existe la trascendencia, “carpe diem”, vive el presente que es lo que cuenta. Es el “presentismo” lo que prevalece. No hay ansia de futuro, todo se mueve exclusivamente en el corto plazo, no solo la política actual y los políticos, sino también la sociedad. No importa el pasado, ni el legado histórico, ni las hazañas realizadas, ni nuestros antepasados, no importa la Terra Patria, la tierra de nuestros padres de Cicerón, no interesa la Patria. Es el presente lo que cuenta, lo otro pasó y ¿a quien le importa? y lo que viene, ¿quién sabe lo que pasará?. La Patria, la Nación, la Civilización son conceptos que tienen su pasado, también su presente y su futuro, pero, ¿pueden sobrevivir al presentismo?.
        La guerra cultural se está desarrollando en nuestras propias sociedades, y utiliza el relativismo, el individualismo, el hedonismo, el presentismo y la postverdad como armas que pueden destrozar la civilización occidental. Desgraciadamente, hay algo que impide en la práctica a muchos enfrentarse libremente a todo ello, que impide manifestar un espíritu crítico y es la llamada "corrección política" y quienes determinan lo que es políticamente correcto o no. En este escenario, la Libertad y la Justicia están totalmente comprometidas. Esta guerra cultural podrá conseguir hacer temblar todo en Europa, y si no se pone remedio dejarlo reducido a cenizas. Así acaban las civilizaciones. Volviendo al principio de este texto citando al filósofo del pesimismo, nuestra civilización, como todas las anteriores, incluso las mas grandes, se autodestruirá, casi sin ruido, y vendrá otra a ocupar su lugar, como así ha sido a lo largo de la Historia de la Humanidad.
         Sin embargo, hay un atisbo de esperanza, es el rasgo distintivo de la civilización occidental y es su "espíritu crítico", de preguntarse por que pasan las cosas, de reinventarse, de renovarse, de corregirse a sí misma, de saber elegir y decidir en plena libertad. Pero, ¿podrá hacerlo ahora cuando el espíritu crítico está en permanente contradicción con lo políticamente correcto, con el pensamiento único, con la postverdad? "Vigilia Pretium Libertatis", vigila pues la civilización no sabe ni el día ni la hora de su ocaso.

Luis Feliu Bernárdez
Academia de las Ciencias y las Artes Militares

Artículo publicado en La crítica el 5 de juio de 2020

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