miércoles, 29 de septiembre de 2021

José Antonio Ramos Sucre “Insomnio”, con prólogo de Juan Bonilla

Antología en la que se reúnen de forma monográfica los textos alusivos a la experiencia extrema del insomnio que motivó el suicidio del autor


L.M.A.

        29.09.2021.- Madrid.- La obra de José Antonio Ramos Sucre, publicada por la editorial Fundamentos, ha sido reclamada como piedra fundacional de la tradición poética contemporánea venezolana. La fría recepción de sus textos en el precario ambiente literario de su época, signado por la versificación española tradicional y un modernismo ya exhausto, hizo que sus poemas en prosa fueran a menudo tachados de incomprensibles y crípticos. Sin embargo, su huella sigue siendo visible en el canon estético de las generaciones posteriores, tanto en poetas como en narradores, mientras que la divulgación internacional de su obra se ha intensificado en las últimas dos décadas. Se sabe que Ramos Sucre sufría «insomnios agónicos» con regularidad. En esta antología monográfica se agrupan por vez primera sus textos alusivos a la noche y a la incapacidad de aposentarse en el sueño: medio centenar de poemas en los que se da cuenta, bajo distintos modos y registros, de la experiencia extrema y turbadora que marcó sus desvelos durante casi un decenio, agudizando el proceso de deterioro psíquico que lo condujo al suicidio a mediados de 1930.

Datos biográficos de Ramos Sucre

Poeta, ensayista, educador, políglota, autodidacta y diplomático, JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE (Cumaná, Venezuela, 1890-Ginebra, Suiza, 1930) es uno de los más destacados escritores e intelectuales de la historia venezolana. Su obra poética escrita en prosa suele ser enmarcada por la crítica en el ámbito de las vanguardias hispanoamericanas, aunque la singularidad su propuesta excede toda clasificación. Realiza sus primeros estudios en Cumaná y, en 1911, se traslada a Caracas para continuar su formación en Derecho, hasta que, dos años más tarde, la dictadura gomecista clausura la Universidad Central. Colabora en El Universal, El Cojo Ilustrado, El Tiempo y El Nuevo Diario, entre otros medios impresos. Un año después, es nombrado oficial de la Dirección de Derecho Público Exterior de la Cancillería de Venezuela, donde trabaja como traductor e intérprete. En 1925 recibe el título de Doctor en Ciencias Políticas. En 1929 es nombrado cónsul en Ginebra. Debido a sus agudos insomnios y a su estado psíquico, decide internarse en el Instituto Tropical de Hamburgo, y más tarde en el Sanatorio Stephanie de Merano, trasladándose poco después a Ginebra, donde se suicida en junio de 1930. El conjunto de su obra poética está conformado por tres volúmenes de poemas en prosa: La Torre de Timón, de 1925 (en el que se recogen sus obras anteriores: Trizas de Papel y Sobre las huellas de Humboldt) y El cielo de esmalte y Las formas del fuego, ambos de 1929.

Ramos Sucre tuvo que inventar un país, un lenguaje y una resistencia frente a su presente. (...) Ahora sólo puede ser visto como una isla que se mantuvo erguida a pesar del desastre cultural de su época.

Como poeta, es una guía de silencios —HANNI HOSSOTT

No es escaso consuelo saber que a su continuada pesadumbre, a su fatiga, a su miedo a la locura, Ramos Sucre supo arrancarle algunas esquirlas de auténtica emoción y poesía que todavía nos alumbran. —JUAN BONILLA

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