Julia Sáez-Angulo
8/10/21.- Madrid.- El amor duele y produce vértigo. Las relaciones de pareja son siempre una tensión amorosa, que suele ir cargada de dificultades, expectativas, rencores y frustraciones. La guerra de los sexos se hace particularmente eléctrica. El amor y el desamor son una bomba de relojería.
Dos actores, Sandra Marchena y Manuel Regueiro, encarnan el reencuentro de María y José en un piso vacío, en el que ambos coinciden porque quieren alquilar. Rememorar su anterior relación de pareja o amantes, lleva a una tensión dialéctica de las emociones y sentimientos, donde los dos protagonistas descargan su pasado a base de desconfianza, reproche y sarcasmo.
Él es un dramaturgo y ella una actriz que también escribe una obra para el teatro. El juego dramático se abre en el escenario, para representar con palabras su posición y desconfianza. Ambos están en guardia, recuerdan el pasado lleno de luces y sombras, el resultado es “una comedia amarga”, un melodrama que hace reír al espectador, pero también lo aflige por la dificultad y el choque del reencuentro.
Sandra Marchena lleva sobre todo el peso de la palabra y de la acción que se realiza en ese apartamento vacío, auténtica metáfora de la situación.
Hay amor o rescoldo de amor entre los personajes, pero resulta imposible la convivencia. He ahí el drama. La palabra hiere con su estilete afilado. José hace una buena relación de los defectos de ella; María tiene todavía el alma dolorida por lo que amor y rencor se alternan en un decir sin decir o diciendo lo que se siente, cuando ya no hay remedio de regreso y vuelta.
Audacia femenina y cobardía masculina se aprecia en algunos diálogos; daga femenina y silencio masculino resignado o calculado, en otros. El texto está bien construido para darnos esta obra de poco más de una hora de duración en el escenario. El espectador se mete de lleno en esa obra de tensión en las palabras y diálogos encadenados con un ritmo frenético y distribuidos en varios cuadros, tras apagón de luces.
Sandra Marchena, a la que vimos representar al personaje de Rosina en “Acacias 38”, se revela como una actriz excepcional llena de registros. Ella es la autora y directora del texto, por lo que su realidad se solapa de alguna manera con lo representado en la comedia amarga, que ciertamente arranca risas y sonrisas en el espectador. Sandra Marchena Rejas habla de teatro en el teatro, porque los protagonistas son una actriz con expectativas y un dramaturgo que se resiste a publicar.
En suma, un buen aplauso para “Sincronía. Una comedia amarga”, porque está bien escrita y bien llevada sobre las tablas sobre las dificultades del amor y la relación de pareja.
"Sincronía. Una comedia amarga". Sala “Plot Point”(c/ Ercilla, 29. Madrid) : jueves 30 de septiembre; en octubre, los días 07, 14 y 21; en noviembre, 13, 20 y 27 y en diciembre los sábados 04, 11 y 18. Precio de la entrada: 14.00 € más gastos de gestión en “atrapalo.com”.
Magnífica crítica teatral
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