Por Marta Torres
Ibiza, 13.08.2021.- Han transcurrido ya 30 años desde mi primera exposición. En 1991 presentaba en la “La Caixa” de Ibiza mi primera muestra de “Pinturas Matéricas”. Una tendencia artística prácticamente desconocida en la isla, lo que generó bastante expectación. En la exposición tuve la suerte de contar para mi catálogo con unos padrinos de lujo. Entre ellos Antonio Colinas, ya era Premio Nacional de Literatura. Fueron emocionantes sus palabras al anunciar que: “Había nacido una artista”. Pero mi recorrido por el mundo del arte comenzó antes. En el colegio vivía absorta garabateando mis libros. A veces mirando por la ventana y dibujando olvidaba que estaba en clase. Con 15 años, comencé a pintar lienzos de gran tamaño los temas: “Mis hermanas y yo” y “El Mar”.
Más tarde, en la universidad, sentí que no era “tan rara”. Mis compañeros hablaban el mismo lenguaje que yo: El de la pintura. A pesar de sentirme como pez en el agua, son años duros, de aprendizaje, muchas horas de hacer bocetos al carboncillo con modelo natural, dibujar al aire libre, transportar grandes lienzos en el metro, dedicando mucho tiempo en aprender todo tipo de técnicas. Pero también, otras experiencias visitando exposiciones, ateliers de compañeros, la Fundación Tapies, visitas a Arco, El Prado, Thyssen, El Louvre y por supuesto el Museo d’Orsay. En la facultad, descubro la técnica de la escultura, en barro, piedra, escayola… Me enamoro de esta disciplina. Ese conocimiento me permite investigar en los materiales, fusionar pintura y escultura. Así nace mi técnica personal. Al regresar a Ibiza, Ferrer Guasch, pintor al que conocí y admiré me dijo: “Lo importante de una obra es que, sin ver la firma, identifiques al autor”. Desde luego, él lo consiguió. Esas palabras me hicieron plantear la importancia de tener un estilo propio.
Al finalizar mis estudios, ocupé el cargo de conservadora en el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza. Allí conocí a artistas muy importantes del grupo Ibiza 59. Me impactó la personalidad de Barry Flanagan. Yo no era consciente de su fama mundial. Como estaba muy solo, le invité a mi atelier. Me hizo un retrato. Años más tarde, paseando por Manhattan con mi marido y mis hijos, entre las calles 51 y 52, me topé con una escultura suya: “Una liebre sobre una gran campana”. Recordé sus palabras: “Soy cazador y liebre”.
En 1994, decidí abrir mi propia galería al pie de las murallas de Dalt Vila, para mostrar mis pinturas a la vez que ayudé a despegar a muchos pintores que comenzaban sus carreras. También, hice fantásticas exposiciones de artistas consagrados, como Tur de Montis, Barrau, Portmany, Boberman, Elmyr de Hori, Viola, etc. Dos años después nació mi primer hijo. Tuve que ejercer de madre pintora y galerista. No fue nada fácil, pero no podía dejar atrás mi pintura. Es una época frenética en la que había que compaginar: Pintar, con reuniones escolares, ruedas de prensa, vacunas, cumpleaños, exposiciones, etc. En ese periodo, mis pinturas se centran en la figura femenina de “la payesa” en el campo. Escenas rurales y en el mar. Los años siguientes continuo con las muestras en la galería y nacen mis otros dos hijos. En 2014, se produce un cambio radical en mi vida. Dejo los eventos de otros artistas. Viajo a París y, tras mi primera exposición, se sucederán otras: En la Place des Vosges, en el Grand Pallais y en Saint Germain des Près. Tras exponer en una prestigiosa galería, el director me escribió: “Ton buganville ilumine la Place des Vosges” ¡Fue mágico!
En 2015 participé en el Salón Art Mónaco. Allí coincidí con la Baronesa Thyssen y su familia. Les gustaron mucho mis pinturas de las Buganvillias y el mar. Al ver todas mis obras, la baronesa exclamó: “Estamos en Ibiza”. Las exposiciones en el extranjero, en Europa y parte de Estados Unidos continuaron. En Holanda (Rotterdam), el director de la galería Wanders Modern & Fine Arts comentó al desempaquetar una de mis obras: “Este invierno en Rotterdam tendremos la luz del Mediterráneo”.
En ese momento, yo no podía creer lo que estaba ocurriendo. Mis comienzos habían sido muy duros, pero después de 20 años, mi pintura había evolucionado y empecé a sentir una conexión con el público. Continuaron mis exposiciones por la Costa Azul, Courchebel, Holanda, Londres, Nueva York, Florida y por supuesto Ibiza. Son muchas las anécdotas que viví: Recuerdo a un cliente suizo que me encargó una marina. Realicé una playa de arena muy blanca repleta de conchas. Me escribió: “Cuando estoy en mi casa junto a las montañas y está nevando fuera, contemplo tu cuadro y siento el calor del verano en Ibiza”. Mi pintura se fue nutriendo de todas esas experiencias.
Un día, estando en mi atelier, vinieron a visitarme un grupo de niños de un Colegio de San Agustín. Una de las niñas me dijo: “Yo de mayor quiero ser como tú, también quiero hacer feliz a los demás con mis pinturas”. Eso me hizo entender cuál es la verdadera finalidad de mi trabajo y también, que las obras no me pertenecen del todo. Mi carrera continuó con la realización de grandes murales para empresas como Unidad, Policlínica El Rosario, Restaurante Sa Punta y el Capricho. Eso me hace recordar la anécdota de cuando Tito Vilas me encargó el mural para la policlínica, em va dir: “Marta, aquí vindrà gent malalta, que no es troba bé. Lu que vull es que realitzis un mural que els faci olvidar que están a una clínica. Que els hi dongui alegria y els faci sentir millor”. Así lo hice, un mural de 6 metros, con todo el color y la fuerza del mar y el campo de Ibiza. ¡Gràcies Tito!
En el Capricho de Santa Eularia, hice una gran buganvillia de 4 metros de alto. Para realizar esta obra, tuve que aprender a manejar una grúa. Mi trabajo se iba haciendo más complejo, a la vez que más gratificante. Recuerdo que, al finalizar la buganvillia, una mariposa se posó sobre una de las ramas, pensé, eso es lo que falta en mi próxima pintura. Gracias a Paco Amoròs y a su encantadora familia, por confiarme este bonito proyecto. Ha sido muy emotivo, el haber realizado este libro. Reencontrarme con todos mis clientes y amigos, entrar en sus casas para hacer fotografías y descubrir el lugar especial que ocupan los cuadros en cada uno de sus hogares.
Gracias a todas las personas que durante estos años habéis creído en mi obra. A las personalidades que escribís en el libro: La Baronesa Thyssen por su apoyo, al President del Consell Insular de Ibiza Vicent Marí, por su emotiva presentación y a Antonio Colinas por su magnífico texto. Agradecer a María José Arnáiz, Gerard Xurriguera, Carlos Clemente. También a Carlos Martorell por su fantástico artículo. A Nacho González por sus espectaculares fotografías y a mi marido, reconocerle toda su ayuda y paciencia. Por último, a Juana María Marí, que ha creído siempre en mí. ¡Gracias Mamá!
Este libro está dedicado a mis hijos: Fran, María y Rafa. Siempre motivo de inspiración. No puedo olvidarme de mi padre, sé que se sentiría muy orgulloso si estuviera hoy aquí. Gracias de corazón, este libro ha visto la luz gracias a todos vosotros. Finalmente añadir que el camino de una pintora no es fácil. Pero siendo mujer, se hace más complicado, en un mundo todavía demasiado machista. Fui capaz de combinar las tareas de madre y pintora, de no renunciar a mi vida. Ambos papeles me enriquecen, me llenan. Para mí, dejar de pintar sería como dejar de respirar. A las mujeres os diría: “NO DEJÉIS QUE NADIE DECIDA POR VOSOTRAS, QUE NADIE OS ARREBATE VUESTROS SUEÑOS”. Recuerdo, que cuando yo empezaba, un gran pintor local vaticinó: “ES UNA LÁSTIMA… PERO CUANDO TE CASES Y TENGAS HIJOS… DEJARÁS LA PINTURA”. ¡¡A CUÁNTAS MUJERES NOS HAN HECHO ESE PRONÓSTICO, ¿VERDAD?!!
*****
El libro ha sido publicado por la editorial El Funambulista.
Mas información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2021/07/marta-torres-presentacion-de-su-libro.html
Marta con Antonio Colinas
Marta Torres y Julia Sáez-Angulo
M. José, Julia y un actor
Marta firma libros