miércoles, 13 de abril de 2022

José Boublil, empresario y coleccionista de mil obras pictóricas, preparadas para un museo en Israel

José Boublil, empresario y coleccionista de arte



Julia Sáez-Angulo 

13/4/22.- Jerusalén.- Economista, dedicado a complejas auditorias financieras, Josué Babel adquirió experiencia en indagar, investigar y dar con la clave de las cosas. Le llamaban “el Rembrandt de las finanzas”. De formación: ESSEC (MBA Paris); Expert-contable. Comissaire aux Contes. Fue fundador de Audit Consulting Taxes (ACT) y consejero de Parisbas. Todo ese trabajo le dio una soltura especial para ver, mirar, atar cabos y calificar los hechos. Aplicado a la pintura, otra pasión suya, ha descubierto y logrado piezas sorprendentes, que paulatinamente fueron sumando el millar total de su colección actual y desea que acaben en un museo cercano a la ciudad de Jerusalén. Será el fruto de su tarea como sabueso en el arte, para rescatar Picassos de adolescencia y juventud, piezas de Soutine, Camille Pisarro, Goya, Géricault e incluso Rembrant. Lo que se dice, un lince.

Nació en Túnez, en una gran mansión con jardín, que hoy es la embajada de Arabia Saudí en el país. A los doce años, José Boublil (67)) fue a Francia y allí siguió estudiando el bachillerato francés, con todo su prestigio. Su madre era pintora, Lilianne Boublil, y le trasmitió el conocimiento y amor por la pintura, que le llevaría a ser coleccionista sui generis. José estuvo muy próximo a su niñera Lolita, une española que vivía in Túnez.  José estudió el español en su Universidad, y durante los viajes a México. 

    José Boublili, que cuenta con tres nacionalidades: tunecina, francesa e israelí, residió algunos años en varios países de Iberoamérica, por lo que comprende el español, aunque no se atreve a hablarlo ahora por falta de uso. Está casado, tiene tres hijos y varios nietos que le alegran la vida con sus juegos y expresiones. Siempre fue y se sintió judío, por lo que, en estos años de su vida, pensó que tenía que cerrar el círculo y regresar a Israel. “¡Hasta el año que viene en Jerusalén!”, se dicen entre sí los judíos desde tiempo inmemorial. Lo llevó a cabo en 2004. “Es la vuelta a las raíces”, se siente contento de su trayectoria, y da gracias a Dios por ello. Es un hombre creyente y respetuoso. Sigue activo en su empresa y escribe un nuevo libro, aunque se confiesa “perezoso para escribir”.

José es propietario y presidente de la empresa Treepodia, intermediaria en la búsqueda internacional de la residencia de mayores adecuada a cada persona. Dentro de esta red de residencias ha creado un concurso de pintura para mayores, que ha sido un éxito, pues han participado en él casi dos mil personas con distinto pigmento o género pictórico. Después lo hizo con niños aquejados de cáncer. Siempre el arte en el punto de mira.

Hay muchos tipos de coleccionista de arte, los que atesoran un estilo, un periodo, un autor… José Boublil disfruta con descubrir y rescatar piezas que no estaban reveladas o valoradas, porque se desconocía su origen o su autor. Es por tanto un coleccionista ecléctico que ama y valora el arte y no está dispuesto a que, por olvido o ignorancia, se pierda una sola pintura. Como buen indagador, sabe mucho de firmas y de letra de autor, de grafología y descubre la escritura de Pablo Picasso, allí donde se halle, por eso ha identificado diversos cuadros del pintor malagueño de su primera etapa y formación. Asombroso.

“Detrás de cada cuadro hay una historia”, confiesa el coleccionista José Boublil, que ha escrito un libro Iconoclash: Expert en art et malhonnêteté (2017), con sus reflexiones y apreciaciones sobre la pintura. En él cuenta algunas historias de hallazgos. Recuerda, como perdió un cuadro de Pisarro en el marché aux Puces de París, por dudar de la autoría, pero afortunadamente -estaba destinado para él- el comprador no lo pagó, y el vendedor se lo ofreció de nuevo. Su título es “Pont de Marly”.

Sabe que a veces hay que bregar con la opinión de las familias del pintor, que no siempre facilitan, ni conocen bien la obra del artista en todos sus periodos, pero no le preocupa. El convencimiento y el disfrute es lo que cuenta. Una vez retiró una obra del portugués Antonio Dacosta, único surrealista de ese país íbero, porque su viuda se empeñó en que la desconocía, siendo de una época muy anterior al matrimonio. El tiempo le dio la razón al coleccionista.

José ha adquirido numerosos cuadros en mercados populares, brocanters, anticuarios o en la conocida sala de subastas en el Hotel Drouot de París, piezas en las que él descubrió las claves de la verdadera autoría y por tanto su valor de rescate. “Sé apreciar el carácter de una buena pintura y, por tanto, al hombre que está detrás y la hizo, porque eso es lo que busco, lo importante para mí en el arte”, declara José, al tiempo que me muestra una preciosa pintura de Picasso con la representación del pueblo catalán de Pallarés o un diminuto Manet, con ecos de España; dos Chagall, uno de ellos con un violinista soberbio “Mejor que el de Nueva York”; un Courbet, un Víctor Brauner, un Van Gogh, un dibujo pequeño pero espléndido de Rafael; otro "Pont de Marly" de Sisley; un formidable Remedios Varo -le interesa el surrealismo- o varios de Aharon Kahana, un pintor de Israel de los años 50.

    Más que su propio valor, le importa el eureka de encontrar buena pintura, el haber salvado las piezas del olvido, la ignorancia o la destrucción y haberlas llevado a su colección de mil pinturas bien enmarcadas, que lucirán muy pronto en un museo cercano a Jerusalén. Entre tanto, el coleccionista presta las piezas a exposiciones, instituciones o museos. Actualmente hay un cuadro suyo en el Museo de Israel, “uno de los mejores y más valiosos del mundo”, dice. “Allí están los célebres e importantes manuscritos del Mar Muerto”.

Son muchas las reflexiones que José Boublil hace sobre la pintura, a medida que muestra sus cuadros en la pared o en la pantalla del celular, cuando el cuadro está ausente en otra de sus residencias. “En mi opinión hay dos grandes pintores y están en la Escuela Española del arte: Velázquez y Goya. Manet bebió en Velázquez y Picasso en Toulouse-Lautrec”, comenta. 

Le digo que apenas tiene nombres de mujer en su colección y me señala una escultura contemporánea de Isabel Waldberg de 1945. Fuera de su actual residencia tiene obra de Remedios Varo o Mary Cassat, que adquirió en Drouot. Reconoce que había menos mujeres en el arte de vanguardia e injustamente se las ha silenciado más, pero “hay mujeres artistas magníficas, como las rusas Olga Rósanova, Liuvov Popova o Natalia Goncharova. Una de las más importantes, o la más importante, sin duda, es Frida Khalo”.

La colección de José Boublil es una aventura en marcha, que sin duda llegará a buen puerto. 

Más información

https://www.youtube.com/watch?v=RVE25JS5aUE&ab_channel=RetraitePlusTV

https://www.retraiteplus.fr/decouvrir-retraite-plus/mot-president

https://www.iberlibro.com/9782322080755/Iconoclash-Experts-art-malhonn%C3%AAtet%C3%A9-Boublil-2322080756/plp

Goya:  Mon tableau ( tres grand)

La meme scene peinte par José Aparicio . Surement d’apres mon Goya…Je n’ai trouve aucun expert qui repond en Espagne … C’est trop important, et ils ont peur de s’engager peut etre?

José Boublil, coleccionista de arte


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