Julia Sáez-Angulo
16/8/22.- Estudiamos la carrera de Derecho juntas en la Complutense, y hemos chapado juntas el Derecho Mercantil de Joaquín Garrigues en noches de vísperas de examen. Vivíamos muy cerca. Ella tenía una memoria prodigiosa. Envidiable. Era la sexta de trece hermanos. Cristina Alberdi (Los Rosales, Sevilla, 1946) derivó la carrera por el ejercicio de la profesión de abogada y se interesó muy pronto por las causas de igualdad y defensa de la mujer. Fue vocal del Consejo del Poder Judicial, la primera mujer que entró en él, y Felipe González la hizo ministra de Asuntos Sociales (1993-1996). Se caso con el escritor y editor José-Benito Alique (1995-2008). En 2003 dejó el PSOE, donde militaba desde 1995, acusando a su partido de "dar alas al nacionalismo soberanista". Alberdi fue portavoz de la Unión Europea en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín, en septiembre de 1995. Entre sus cuatro libros figura: “El poder es cosa de hombres: memorias políticas” (2001). Ha sido buena senderista y montañera. Es fiel, cada día, a su tabla de gimnasia y sus largos paseos por la villa y los bosques.
El próximo sábado, día 27 de agosto, a las 12,00 horas, presenta mi libro “Crónicas viajeras. Buenos Aires y Jerusalén” en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial, dentro de las actividades del Foro de Literatura del Ateneo Escurialense. Un honor para mí.
Cristina Alberdi visitaba con frecuencia El Escorial desde 1980 para ver a Michi Panero que se había instalado con su pareja en San Lorenzo en la calle Calvario. Pasaban días juntos y le gustó tanto el lugar que decidió pasar largas temporadas. Desde su casa ven muy bien las montañas de las Machotas y su cámara de fotos las apresa con distintas coronas de nubes y las diferentes luces de El Escorial, a lo largo de las cuatro estaciones,
En 2004 la invitaron a pronunciar el Pregón de las Fiestas de San Lorenzo y allí vertió todo su amor escurialense en siete folios: “Las Machotas merecen un comentario aparte. Las descubrí desde la pequeña atalaya de mi casa en el Barrio de Abantos. Desde la terraza las veíamos cada día, parecía que nos llamaban (habla en plural porque estaba con su marido, que fallecería de cáncer cuatro años más tarde). Al fin nos decidimos a subirlas y, desde entonces, no hemos dejado de visitarlas con los amigos de la Peña Teo, el 26 de diciembre con la sopa de ajo y el jamón en el Pico del Fraile”
“Sentía predilección por los montes que circundan el valle, la luz, las puestas de sol, los bosques de fresnos y robles y el propio Real Monasterio con su majestuosidad”, explica la abogada.
“El Monasterio de San Lorenzo es extraordinario, una de las maravillas del mundo. Las denominaciones de “piedra lírica” de Ortega y Gasset o la de “mole de piedra” se quedan cortas. Es un “todo extraordinario”: Basílica, Patios, Iglesia Vieja, Real Biblioteca, Sacristía, Jardín de los Frailes, Panteón Real…”
Para destacar algo concreto del Real Monasterio, Cristina se decanta por “la Biblioteca con los frescos de Pelegrino Tibaldi, que representan las siete artes liberales, el Trivium y el Quadrivium y la Esfera Armilar, según la concepción de Ptolomeo. También la Sacristía, donde se encuentra el cuadro de Claudio Coello “La Adoración de la Sagrada Forma” y, cómo no, la magnífica pinacoteca, ahora museo.
“De la Basílica, ¿Cómo no destacar el Cristo Crucificado de Benvenuto Cellini de mármol blanco o los frescos de Luca Giordano? y las esculturas de Pompeo Leoni…o tantas obras y bellezas como hay dentro: el Tabernáculo del Altar Mayor, los dos órganos -que se tocan en magníficos conciertos… Sería muy largo enumerar todo lo que vale la pena resaltar.”.
Dice que no conoce “el Monasterio de Prestado en El Escorial de abajo y me gustaría. Lo veo al pasar y da pena ver la fachada en el abandono en que se encuentra”. Actualmente, en la chimenea lateral crecen bien verdes, frescos y enhiestos, un ailanto y una higuera.
Como acontecimiento histórico, Cristina destaca la batalla de San Quintín en 1557, el día de san Lorenzo, lo que llevó a “erigir el Monasterio en forma de parrilla, donde fue martirizado el santo y que hoy se repite como referencia icónica en todo el Monasterio”.
Cree que “la figura de Felipe II debe reivindicarse y colocarla en el lugar que se merece. Ha habido muchas variaciones en torno a ella, algunas positivas, sin embargo, la que ha dominado ha sido la de la leyenda negra. Es injusto, porque Felipe II fue un gran rey y su legado histórico-artístico es grande y hay que situarlo en la época que le tocó vivir”.
Como buena deportista, confiesa: “me arrebata la Herrería que he recorrido mil veces en todas las direcciones. La ermita de la Virgen de Gracia, el Castañar, la ladera de las Machotas, el camino de los ermitaños…Todo es hermoso, especialmente en otoño. El monte Abantos es otro tesoro. Lo he coronado muchas, muchas veces, tanto por el lado de San Juan, como por el de la Cruz de Rubens. También el camino de la “Horizontal, otro de mis favoritos”.
Le pregunto por la bibliografía preferida sobre El Escorial y responde que, aunque sin grandes pretensiones, “me han interesado: “Historia de San Lorenzo de El Escorial” de Gabriel Sabau; “Escorial, vida y transfiguración” de Federico Carlos Sáinz de Robles, o “Vivir en El Escorial” de Carlos Carnicer.
Cristina Alberdi nunca se ha planteado la idea de unir los dos Escoriales de arriba y de abajo. “No parece que haya mucha reivindicación en ese sentido. A mi juicio a El Escorial no le falta ni le sobra nada. Es como es”.
Cristina Alberdi con su hermano Javier y su sobrina Amaya en la Silla de Felipe II, con el Real Monasterio al fondo.
Las MachotasCielos escurialenses
Cristina y su hermana Inés AlberdiInés y Cristina Alberdi ante el cedro de Salomón en la Casita del Infante Don Gabriel. San Lorenzo de El Escorial
ResponderEliminarCarmen Ruiz BV:
Hola, Julia.
Enhorabuena por la presentación del libro, con Cristina. No sabía que habíais sido compañeras de curso.
El primer apellido de José Benito es Rodríguez Alique. El solía firmar, en lo literario, como Benito Alique.
Como sabes, mi madre y él tuvieron unos años de gran amistad.
Me alegró el ánimo todo lo que cuentas de Cristina Alberdi. Nos conocimos y tratamos algo in illo tempore, y hasta la leí. Fue una digna ciudadana.
ResponderEliminarVíctor Morales Lezcano