L.M.A.
25.11.2022.- MADRID.- Théophile Gautier sintió desde muy niño un especial apego por los animales, y en particular por los gatos, seres en adelante indisociables de su paisaje íntimo y doméstico y del balance de su experiencia de vida. En Zoológico privado, involuntarias memorias de infancia y juventud y autorretrato al sesgo del autor, nos los presenta con profusión de detalles en su inquietante familiaridad, ya sea durmiendo a su lado o a los pies de la cama, sentados en el brazo del sillón que el autor empleaba para escribir, siguiéndolo en sus paseos matutinos por el jardín, jugando con sus libros o amenizando silenciosamente sus comidas, no sin robarle algún que otro bocado del plato. Pero el imaginario que Gautier nos revela en su recuento biográfico expande su mirada hacia otros seres afines, haciendo patente el vínculo que conecta sus trayectorias vitales y desplegando así toda una cosmovisión panteísta a través de su amor por la naturaleza. Perros, loros, caballos, camaleones, lagartijas, urracas... recorren estas páginas regalándonos gestos llenos de humanidad. He aquí el bestiario íntimo de un autor que, al decir de Baudelaire, se antoja a un mismo tiempo heredero y partícipe de «la gran escuela de la melancolía» creada por Chateaubriand. Un arca literaria que ha preservado para los lectores algunos de los mejores pasajes que se hayan escrito nunca sobre la condición animal.
Fragmento
«Conquistar la amistad de un gato es cosa difí- cil. Es un animal filosófico, formal, tranquilo, que mantiene sus costumbres, amigo del orden y de la limpieza, y que no reparte sus afectos a la ligera: quiere ser tu amigo, si eres digno de ello, pero no tu esclavo»…
THÉOPHILE GAUTIER (Tarbes, 1811-1872) nació en el seno de una familia de clase media-baja con la que muy pronto hubo de instalarse en París. Estudió en el Lycée Louis-le-Grand y en el Lycée Charlemagne, donde se hizo amigo del poeta y novelista Gérard de Nerval. Sus predisposiciones naturales orientaban su vida hacia la pintura hasta que conoció a Victor Hugo, quien le inculcó su gusto por la literatura. Gautier asistió con entusiasmo al estreno de su drama Hernani en febrero de 1830. Durante esta velada, que pasaría a la historia literaria francesa, tomó partido por la fracción romántica que defendía a Hugo contra los partidarios del clasicismo. En ese mismo año aparecerá su primera colección de versos, financiada por su padre. En 1835, Honoré de Balzac le ofrece una colaboración con el periódico La Chronique de Paris. Gautier publicará en él (a menudo por necesidad) varios cuentos y críticas de arte. También colaborará con France littéraire y La Presse hasta 1855, consagrándose luego al periódico Le Moniteur universel hasta su desaparición en 1868. Viajero infatigable, Gautier se declaró siempre fiel a las elecciones estéticas de su juventud, y, aunque su escritura evolucionase a la postre hacia el formalismo, siguió siendo romántica hasta el final. En las últimas décadas, la efervescencia de los estudios críticos en torno a su obra ha hecho justicia a un escritor admirado por autores de la talla de Mallarmé o Baudelaire (quien le dedicó Las flores del mal), pero también marginado por muchos de sus contemporáneos.
Queridos amigos
ResponderEliminarGracias por el envío. Diré desordenadamente las ideas que me vienen.
- No me gusta que no haya más zoológicos ni circos con animales
- Gautier es un extraordinario poeta. Su poema "El arte" es un manifiesto de la nobleza artística
- Baudelaire nunca que imaginó que en un país del cuarto mundo, lugar nº 130 en el mundo, habría un lector de Gautier.
Nuevos saludos,
Raúl