jueves, 30 de marzo de 2023

POEMAS DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ

selección Gregorio Luke

 

Para nuestra conferencia sobre SOR JUANA el próximo domingo 2 de abril a las 6 PM los invito a leer al final un poema. Les he preparado una selección con mis  20 poemas favoritos. Para identificarlos les puse un número. Por favor déjenme saber los que escogieron, a mi correo Gregorio.luke@gmail.com Si tienen preguntas háblenme al tel.  001 562 305 0133.

 

Poema 1

 

En perseguirme mundo qué interesas?

En qué te ofendo? cuándo sólo intento

poner bellezas en mi entendimiento

y no mi entendimiento en las bellezas?

 

Yo no estimo tesoros ni riquezas,

y así siempre me causa mas contento

poner riquezas en mi entendimiento

que no mi entendimiento en las riquezas. 

 

Y  no estimo hermosura, que vencida

es despojo civil de las edades,

ni riqueza me agrada fementida;

 

teniendo por mejor en mis verdades

consumir vanidades de la vida

que consumir la vida en vanidades.

 

Poema 2

 

Así tendré, en el violento

rigor de no verte aquí,

por alivio del tormento

siempre el pensamiento en ti,

siempre a ti en el pensamiento.

Acá en el alma veré

el centro de mis cuidados 

con los ojos de mi fe,

que gustos imaginados

también un ciego los ve.

 

Poema 3

 

Yo no puedo tenerte ni dejarte

ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,

se encuentra un no sé qué para quererte

y muchos sí sé qué para olvidarte.

 

Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,

yo templaré mi corazón de suerte

que la mitad se incline a aborrecerte

aunque la otra mitad se incline a amarte…

 

Poema 4

 

Finjamos que soy feliz,

triste pensamiento, un rato;

quizá podréis persuadirme,

aunque yo sé lo contrario:

que pues sólo en la aprehensión

dicen que estriban los daños,

si os imagináis dichoso

no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento

alguna vez de descanso…

 

Poema 5

 

Amado dueño mío,

escucha un rato mis cansadas quejas,

pues del viento las fío,

que breve las conduzca a tus orejas,

si no se desvanece el triste acento

como mis esperanzas en el viento.

 

Oyeme con los ojos,

ya que están tan distantes los oídos,

y de ausentes enojos

en ecos, de mi pluma mis gemidos;

y ya que a ti no llega mi voz ruda,

óyeme sordo, pues me quejo muda…

 

Poema 6

 

Al que ingrato me deja, busco amante;

al que amante me sigue, dejo ingrata;

constante adoro a quien mi amor maltrata;

maltrato a quien mi amor busca constante.

 

Al que trato de amor, hallo diamante,

y soy diamante al que de amor me trata;

triunfante quiero ver al que me mata,

y mato a quien me quiere ver triunfante.

 

Si a éste pago, padece mi deseo;

si ruego a aquel, mi pundonor enojo:

de entrambos modos infeliz me veo.

 

Pero yo, por mejor partido, escojo

de quien no quiero, ser violento empleo;

que de quien no me quiere, vil despojo. 

 

Poema 7

 

Y como, en un madero

que abrasa el fuego ardiente,

nos parece que luce

lo mismo que padece;

y cuando el vegetable

humor en él perece,

nos parece que vive,

y no es sino que muere:

así yo, en las mortales

ansias que el alma siente,

me animo con las mismas 

congojas de la muerte.

 

Poema 8

 

Si los riesgos del mar considerara,

ninguno se embarcara; si antes viera

bien su peligro, nadie se atreviera

ni al bravo toro osado provocara.

 

Si del fogoso bruto ponderara

la furia desbocada en la carrera

el jinete prudente, nunca hubiera

quien con discreta mano lo enfrentara.

 

Pero si hubiera alguno tan osado

que, no obstante el peligro, al mismo Apolo

quisiese gobernar con atrevida 

mano el rápido carro en luz bañado, 

todo lo hiciera, y no tomara sólo

estado que ha de ser toda la vida.

 

Poema 9

 

Así, cuando yo mía

te llamo, no pretendo

que juzguen que eres mía,

sino sólo que yo ser tuya quiero.

 

Poema 10

 

Verde embeleso de la vida humana,

loca esperanza, frenesí dorado,

sueño de los despiertos intrincado,

como de sueños, de tesoros vana;

 

alma del mundo, senectud lozana,

decrépito verdor imaginado;

el hoy de los dichosos esperado,

y de los desdichados el mañana:

 

sigan tu sombra en busca de tu día

los que, con verdes vidrios por anteojos,

todo lo ven pintado a su deseo;

 

que yo, más cuerda en la fortuna mía,

tengo en entrambas manos ambos ojos

y solamente lo que toco veo. 

 

Poema 11

 

Esta tarde mi bien, cuando te hablaba,

como en tu rostro y tus acciones vía

que con palabras no te persuadía,

que el corazón me vieses deseaba;

 

y Amor que mis intentos ayudaba,

venció lo que imposible parecía:

pues entre el llanto, que el dolor vertía,

el corazón desecho destilaba.

 

Baste ya de rigores, mi bien, baste;

no te atormenten más celos tiranos,

ni el vil recelo tu quietud contraste

 

con sombras necias, con indicios vanos,

pues ya en líquido humor viste y tocaste

mi corazón desecho entre tus manos. 

 

Poema 12

 

Miró Celia una rosa que en el prado

ostentaba feliz la pompa vana

y con afeites de carmín y grana

bañaba alegre el rostro delicado;

 

y dijo: -Goza, sin temor del Hado,

el curso breve de tu edad lozana,

pues no podrá la muerte de mañana

quitarte lo que hubieres hoy gozado;

 

y aunque llega la muerte presurosa

y tu fragante vida se te aleja,

no sientas el morir tan bella y moza:

 

mira que la experiencia te aconseja

que es fortuna morirte siendo hermosa

y no ver el ultraje de ser vieja. 

 

Poema 13

 

Detente, sombra de mi bien esquivo,

imagen del hechizo que más quiero,

bella ilusión por quien alegre muero,

dulce ficción por quien penosa vivo.

 

Si al imán de tus gracias atractivo,

sirve mi pecho de obediente acero,

para que me enamoras lisonjero

si has de burlarme luego fugitivo?

 

Mas blasonar no puedes, satisfecho,

de que triunfa de mi tu tiranía:

que aunque dejas burlado el lazo estrecho

 

que tu forma fantástica ceñía,

poco importa burlar brazos y pecho

si te labra prisión mi fantasía.

 

Poema 14

 

Las fuentes mi voz socorran:

corran!

Mi eco las flores conduzcan:

luzcan!

Mi amor las plantas ofrezcan!

crezcan!

Y porque el favor merezcan

de Carlos, en glorias tantas, 

aves,

         fuentes,

                        flores,

                                   plantas, 

trinen!

            corran!

                         luzcan!

                                      crezcan!

 

Poema 15

 

Este, que ves, engaño colorido,

que del arte ostentando los primores,

con falsos silogismos de colores

es cauteloso engaño del sentido;

 

este, en quien la lisonja ha pretendido

excusar de los años los horrores,

y venciendo del tiempo los rigores

triunfar de la vejez y del olvido,

 

es un vano artificio del cuidado,

es una flor del viento delicada,

es un resguardo inútil para el hado:

 

es una necia diligencia errada,

es un afán caduco y, bien mirado,

es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. 

 

Poema 16

 

Cogióme sin prevención

Amor, astuto y tirano:

con capa de cortesano

se me entró en el corazón.

Descuidada la razón

y sin armas los sentidos,

dieron puerta inadvertidos;

y él por lograr sus enojos,

mientras suspendió los ojos

me salteó los oídos.

Disfrazado entró y mañoso;

mas ya que dentro se vio

del Paladión, salió

de aquel disfraz engañoso;

y, con ánimo furioso,

tomando las armas luego,

se descubrió astuto Griego

que, iras brotando y furores,

matando los defensores,

puso a toda el Alma fuego…

 

Poema 17

 

Estrellas se despeñan,

auroras se levantan.

Bajen las luces,

suban fragancias,

cuadrillas de jazmines,

claveles y retamas,

que corren,

                      que vuelan,

que tiran,

                  que alcanzan,

con flores,

                   con brillos,

con rosas,

                  con llamas

 

Poema 18

 

Amor empieza por desasosiego,

solicitud, ardores y desvelos:

crece con riesgos, lances y recelos,

susténtase de llantos y de ruegos.

 

Doctrínanle tibiezas y despego,

conserva el ser entre engañosos velos,

hasta que con agravios o con celos

apaga con sus lágrimas su fuego.

 

Poema 19

 

Cuando mi error y tu vileza veo,

contemplo, Silvio, se mi amor errado,

cuán grave es la malicia del pecado,

cuán violenta la fuerza de un deseo.

 

A mi mesma memoria apenas creo

que pudiese caber en mi cuidado

la última línea de lo despreciado,

el término final de un mal empleo. 

 

Yo bien quisiera, cuando llego a verte,

viendo mi infame amor, poder negarlo;

mas luego la razón justa me advierte

 

que sólo se remedia en publicarlo:

porque del gran delito de quererte,

solo es, bastante pena, confesarlo. 

 

Poema 20

 

Este amoroso tormento

que en mi corazón se ve,

sé que lo siento, y no sé

la causa porque lo siento.

 

Siento una grave agonía

por lograr un devaneo,

que empieza como deseo

y para en melancolía.

 

Y cuando con más terneza

mi infeliz estado lloro,

se que estoy triste e ignoro

la causa de mi tristeza.

 

Ya sufrida, ya irritada,

con contrarias penas lucho:

que por él sufriré mucho, 

y con él sufriré nada. 

 

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