Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek
29/6/23.- Madrid.- “El escándalo del millón de Larache” cien años después”, libro de Carlos Sánchez Tárrago (Melilla) ha sido objeto de una mesa redonda en el Ateneo de Madrid, en la que participaron Antonio Carrasco, José Manuel Riesgo y el autor, todos ellos africanistas. El acto lo abrió Basilio Rodríguez Cañada, como editor del libro.
“El escándalo del millón de Larache” es una denuncia contra la corrupción de una parte del ejército español en el continente africano que se dio a conocer en 1922. Aquel escándalo fue juzgado hace ahora cien años porque las normas de contratación, de 1904, eran estrictas y se necesitaba firma del ministro para compras superiores a 125 pesetas. Se eludían con facturas falsas o en blanco, justificando indebidamente pagos. Lo que se hacía en Larache está documentado: reducir la ración de paja y cebada de los caballos en campaña, leña que se corta en el campo y figura extraída de los depósitos de Intendencia, recibos por mayor cantidad de la realmente obtenido en las ventas.. Lo hacían los oficiales de común acuerdo y se repartían los beneficios, trescientas mil pesetas cada mes, cuando ellos ganaban unas 500. El propio escritor Arturo Barea, sargento en África, escribió en su trilogía sobre “su parte” en esa corrupción. Constituían la “cofradía de la avaricia”, se dijo. De coronel para abajo, todos cobraban.
El escándalo estalló cuando el capitán Manuel Jordán reclamó su parte, después de tomarse unas vacaciones de permiso y se le negó, lo que hizo que él se quedara con un millón cincuenta y cinco mil pesetas a cuenta.
El periodista y literato Rafael López Rienda fue clave en la difusión de aquel caso de corrupción, que “siempre se produce allí donde está el dinero”, según subrayó Carlos S. Tárrago, pues como dijo Antonio Carrasco, al mismo tiempo “había oficiales que se jugaban la vida en el frente de Marruecos”. “En el asunto se llegó a la verdad y hubo sentencias ejemplares”, señaló el profesor Riesgo. El escándalo de Larache tuvo mayor trascendencia, después del desastre de Annual y, por cuanto había 500 españoles prisioneros de Abd El Krim, que pedía una elevada recompensa por los mismos, y el Gobierno español, no acaba de pagar. Las familias de estos españoles presos reclamaron con más fuerza ante la corrupción. López Rienda fue amenazado y denunciado por uno de los implicados. Como bien decía Perón: “la prensa no es el cuarto poder, sino el cuarto enemigo”.
La labor como cronista de López Rienda -que murió joven a los treinta años-, autor de un libro sobre el escándalo fue también una reivindicación en favor de los oficiales honestos en Marruecos.
"Además de Rafael López Rienda, otros grandes periodistas denunciaron también los graves hechos: Indalecio Prieto y Eduardo Ortega y Gasset. También Corrochano. Y Víctor Ruiz Albéniz (abuelo de Ruiz Gallardón) y Manuel Aznar (abuelo de José Mª, Aznar)", señaló Riesgo.
Eduardo Ortega y Gasset, inquieto y audaz periodista en Marruecos, autor de "Annual", que el profesor Riesgo presentó en el Colegio Mayor África, fue nombrado fiscal general del Estado en la II República, si bien no intervino en este caso del "millón de Larache" .
"Incontrolados" de la República asesinaron a dos Fiscales Generales: Valentín Gamazo y a Gómez Acebo. A Eduardo Ortega y Gasset le mandaron un paquete broma a su casa. Esto último lo relató su sobrino nieto José Varela Ortega, Catedrático de Historia Contemporánea, en la presentación de su libro “Annual”, presentación que organicé yo en el C.M.U. África: Intervino junto a Varela y yo, el gran Juan Pando entonces el historiador que mejor conocía el mal llamado "Desastre de Annual", quien exageraba el número de muertos, ya que, exactamente, en Annual no se combatió. Fue después en el desfiladero de Izumar y, especialmente, en el río Igan, donde se inmola heroicamente, para proteger a los que se retiraban", añade el profesor Riesgo.
“El escándalo del millón de Larache” de Sánchez Tárrago es un libro más completo, respecto al de López Rienda, señaló Riesgo; los instructores y jueces llegaron hasta el final con sentencias adecuadas.
El general Sanjurjo, responsable de Larache, no participó en la corrupción y denunció los hechos ante la autoridad militar superior. El capitán Manuel Jordán Pérez fue condenado a 20 años de cárcel.
Carlos continúa con sus libros "denuncia" y se está convirtiendo en un revulsivo importante para la literatura actual.
ResponderEliminarMagnífica reseña y un libro necesario. Realmente la falta de ética y de escrúpulos no es algo nuevo en la Historia de nuestro país... ni del mundo. Es una pena que, probablemente, no haya infierno tal y como se creyó durante siglos, con sus llamitas y sufrimientos eternos porque, sin duda, allí habrían ido e irían algunos de los que cometieron y cometen tantas fechorías. Igual, incluso, algunos de los oficiales, como hoy algunos de los políticos que han ejercido y todavía ejercen, no solo en España sino en todo el planeta, el vergonzoso hábito de la corrupción (no solo económica sino también en otros campos como el de mentir a la opinión pública, manipular a la gente en favor de sus intereses personales o de grupo o facción, algo bastante común por cierto en los medios de comunicación) podrían estar calientes y ardeiendo durante el resto de la existencia de sus almas. Como digo, sería bueno la existencia de ese infierno clásico y que estuvieran prohibidas las indulgencias. En el fondo, Lutero, en su tiempo, tenía razón y razones para luchar contra las bulas, por cierto, también otro modo de corrupción.
ResponderEliminarTu reseña me recordó que, hace unos años, tuve acceso a una carta comprometedora de la época de Annual, de un industrial a un ministro del Gobierno posterior al del desastre conocido con ese nombre, dirigida, si rememoro bien, a Maura. La carta existe, si no la destruyeron. Quien me la enseñó, ya fallecido, no me permitió copiarla.
ResponderEliminarAntonio D. Rey
Está claro que lo del millón como casi todo lo que ocurre, no fue más que una muestra de quienes fueron cabeza de turco y del que salieron indemnes gentes que se beneficiaron en mayor cuantía y de forma más abominable. Una de las frases del libro es la indiferencia con que el pueblo veía todos esos escándalos, algo que cien os después sigue igual, o peor, porque a esa indiferencia se le suma la "comprension" e incluso el perdón de otros, incluso por parte de la justicia y del propio gobierno.
ResponderEliminarEs decir, hoy la corrupción va unida a la degradación de las instituciones y a la comprensión de ciudadanos y partidos políticos que solamente la analizan en base a una ley, que no es la penal: la del embudo.
Un libro importante, sin duda. Comparto la opinión de de Julia, la firmo. La degradación tiene sus cabecillas, sus cómplices y un pueblo que muchas veces no quiere ver ni saber. Como se dice en estos territorios: "el que se arrastra no se cae. Saludos y felicitaciones.
ResponderEliminarCarlos Penelas