Casa de Jazometrezzo. San Lorenzo de El Escorial
Julia Sáez-Angulo
28/8/23.- El Escorial.- Nada más valioso que el Tabernáculo de la Real Basílica de San Lorenzo de El Escorial, que llevó a cabo el orfebre, escultor y lapidario Jacopo da Trezzo, conocido como Jacometrezzo. Es la joya del templo. “Ninguna pieza como el sagrario o custodia del retablo mayor de la Basílica resume y encierra la clave del monasterio y sus significados: artísticamente, completa; estéticamente, perfecta; técnicamente, exacta; históricamente, destacada; religiosamente, sagrada; iconográficamente, simbólica. (Obra de J. Trezzo, sobre diseño de Juan de Herrera: 1579-1586)”, explica el profesor de la Universidad María Cristina, Javier Campos y Fernández de Sevilla, a quien, junto a José Antonio Vara, ex concejal de Cultura, consulto para salir de mis dudas y errores, que son unos cuantos.
Pues bien, la casa de Jacometrezzo, situada justo al final de la calle Floridablanca, entre las calles Leandro Rubio y Sada de San Lorenzo de El Escorial se encuentra en la incuria más absoluta, incluido el torreón de la esquina del jardín, ante el que pasan miedo los vecinos del barrio cuando caminan junto a él, por temor a ruina y derrumbe.
¡Todo edil que permita la pérdida de un bin histórico artístico merece la damnatio memoriae hasta en la lápida del cementerio!
(Que no suceda con la casa de Jacometrezzo como con el Coliseo de Carlos III, sobre el que había expediente municipal de ruina y tuvo que venir un ciudadano, Pedro Martín, a salvarlo)
¿Como es posible que se encuentre en mal estado la casa de Jacometrezzo, cuando se trata de una de las escasas edificaciones del siglo XVI? Se considera la casa más antigua de la localidad. “Una de las escasas edificaciones del XVI que ha llegado hasta nuestros días y probablemente sea la casa más antigua de la localidad. Sin duda la solidez de su construcción (muros de sillarejos de piedra rematados por una cornisa de cantería de piedra) y su tipología popular han contribuido a su conservación”, según se publica en Rotondo .
Levantada entre 1562 y 1584 formaba parte del conjunto de casas que cerraba por el norte “el Plantel” de castaños, encinas, robles y avellanos situados en frente de la entrada del Monasterio. Se cree que se concibió como lugar de residencia de Jacometrezzo, escultor y lapidario que realizó el Tabernáculo de la Basílica del Monasterio. Debido a su amistad con Juan de Herrera, éste proyectó su casa de Madrid.
En el siglo XIX la casa pasa, de los Jerónimos a Patrimonio de la Corona y, de ésta, al Estado tras la Desamortización general (Ley Madoz de 1855). Tras la revolución de 1868 el edificio es adquirido por particulares hasta la actualidad, periodo en el que ha sufrido diversas modificaciones. En el siglo XX, hacia 1940 se convirtió en Hotel con el nombre de “Jardín” manteniéndose como tal hasta los años 80. La reforma interior fue tan profunda para su conversión en hotel, que los muros exteriores pueden ser lo único original que nos ha quedado. Se le adhirió una fachada norte en 1862.
Madrid era la ciudad en la que residía Jacometrezzo, en una construcción situada en el solar delimitado por las actuales calles de la Salud, Tres Cruces y Gran Vía, donde hoy se levanta la Casa Matesanz, un edificio en el que se ubicaban tanto su vivienda como su taller y además se trataba de una de las poquísimas obras del arquitecto Juan de Herrera, en la capital, lamentablemente desaparecida por completo. La calle que pasaba frente a la casa fue bautizada en su honor, si bien hoy en día la calle Jacometrezo solo llega hasta la plaza de Callao, mientras que originalmente se extendía hasta la red de San Luis.
Frente a Italia que guarda el culto a lo antiguo, España ha sido arrolladora de buena parte de su patrimonio artístico del pasado. Afortunadamente tenía mucho. En todo caso no olvidemos los tres azotes del patrimonio histórico artístico de España: la invasión napoleónica; las Desamortizaciones del Estado y la Guerra Civil de 1936-1939.
Una vida intensa de trabajos
La vida de Jacopo da Trezzo (1515-1589) está llena de avatares, por aquello de que hay muchas vidas en una vida. Alonso Sánchez Coello nos ha legado un buen retrato del orfebre (70 x 61 cm), que procedente de la colección de Felipe II, hoy figura en colección particular. Un retrato recortado por mor de las barbaridades que se han ido haciendo en el machaque de la Historia. El inventario de 1600 describe este retrato en el que una mano se apoya sobre la cúpula de la custodia de piedras duras del retablo de la Real Basílica, que él mismo hizo. Hoy, como tantos otros cudros, está recortado. Un documento sin fecha habla de que el Tabernáculo escurialense se terminó en 1585, cuando Jacopo contaba 71 años.
Para la ejecución del Tabernáculo escurialense, en el que comenzó a trabajar en 1579 y no concluyó hasta poco antes de la inauguración del templo, en 1586, hubo de hacer frente con éxito a problemas de aprovisionamiento de materiales y a dificultades técnicas, derivadas de la dureza de los materiales empleados, inventando nuevos instrumentos y procedimientos para el tallado del jaspe. De la satisfacción que le produjo la conclusión de la obra da buena cuenta uno de sus memoriales elevado al rey, en el que afirmaba que era pieza más divina que humana.
Para la Real Basílica labró también relicarios, entre ellos el que había de acoger el muslo de san Lorenzo, y una custodia menor de gran riqueza, cobijada dentro del tabernáculo, que resultó destruida en tiempos de la barbarie napoleónica. Su trabajo para El Escorial durante siete años fue el que más fama y gloria le dieron como artista. En Madrid realizó el templete que alberga la estatua de doña Juana de Austria, obra de Pompeo Leoni, en el Monasterio de las Descalzas Reales.
Jacometrezzo trabajó para la Monarquía Hispánica, tanto con el emperador Carlos V, como con su hijo Felipe II. También lo hizo para María I de Inglaterra. En su testamento, Jacometrezzo se declaró “escultor de Su Majestad". Su trabajo como escultor, lapidario, medallista y orfebre eran muy apreciados. En Milán había estado en contacto con los hermanos Leoni, célebres escultores. Entre sus obras figura la medalla de Juanelo Turriano, el arquitecto y relojero cremonense, que trabajó en Toledo para carlos V.
Paolo Morigia, en la Nobilità di Milano, obra editada en 1595, dedicó el capítulo IX al «valeroso et immortale Giacomo Trezzo», a quien atribuía la invención de la talla del diamante, «cosa nel vero più presto divina che humana»; técnica nueva con la que había tallado las armas del emperador Carlos V. Morigia destacaba también su habilidad en la talla del cristal y, como Vasari, elogiaba la exactitud en los retratos de sus medallas, siendo ejemplo de ellos el que dedicó a Hipólita Gonzaga.
Morigia hacía mención también del viaje a Inglaterra, enviado por el emperador para llevar valiosas joyas a la reina María con ocasión de su matrimonio con Felipe II, y daba noticia de la mucha estima en que lo había tenido este, llevándolo con él a Bruselas y luego a Madrid. Felipe II habría llegado a tener con él gran familiaridad, de tal modo que no sólo se sirvió de su trabajo, sino también de su consejo en la construcción del Monasterio de El Escorial, «l'ottava meraviglia del Mondo», donde particularmente se le debía la custodia en cristal de roca, jaspe y otras piedras preciosas por valor de trescientos mil escudos, labrados por la «divina» mano del inmortal Trezzo. Lástima que ninguno de sus trabajos de talladura en cristal para la emperatriz Isabel de Vallois se haya conservado.
Es una pena que la finca se encuentre en un estado tan lamentable. El estado del torreón es hasta peligroso. Deben existir cuestiones económicas y legales que impiden su rehabilitación o su derribo.
ResponderEliminarCARLOS
Yurihito Otsuki : Magnífica Crónica,
ResponderEliminarNo sólo es una gran crónica histórica de un gran maestro y su obra. Es la reafirmación de lo que sucede en el tiempo con la realidad .En este caso una casa propiedad de artista. De algunos muy grandes no quedan ni tan siquiera ninguno de sus trabajos. Buen recuerdo e información.Mayca Nöis
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