Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán
14/12/23 .- Madrid .- Estudió y trabajó en el Instituto para la Conservación de la Naturaleza, ICONA, por eso lo sabe todo de las maderas, a las que distingue por la vista, el tacto y el color. Sabina, boj, aliso, olivo o el pino rodeno son las más habituales en su taller, sito no lejos del Palacio Real de Madrid. La vida de Antonio Triguero Sánchez (Cuenca, 1958) ha registrado fundamentalmente dos áreas y, de las dos, guarda excelentes recuerdos, como su estancia en los bosques de Segovia y su residencia en el “soberbio castillo de Coca”, pasando por ámbito militar, cerca de los palacios madrileños donde habita el poder.
Pero junto a esos ámbitos, siempre ha contado con un taller en su casa, para hacer distintas artes y artesanías, que van desde la encuadernación, al dorado, la marquetería y el ebanista refinado, capaz de hacer cajas, estuches, baúles y objetos de gran belleza. “Lo bello útil”, que diría la Bauhaus” alemana. Sus manos son prodigiosas. Acaba de jubilarse y sabe que su energía la va a dedicar por entero a los trabajos artístico de su taller.
La encuadernación artística, que bien ha merecido, al fin, una Medalla de Oro Nacional a las Bellas Artes, es una de las actividades que practica Antonio Trigueros y muestra una serie de libros, señalando los pegados y cosidos a la japonesa, con despliegue de hermosas guardas, cantos, orlas, dorados y diversos papeles especiales o hechos a mano para estos menesteres… Un de sus últimos trabajos: el libro de visitas para la Tertulia Ilustrada, presidida por María Eugenia Martínez.
Casado con la artista pluridisciplinar, Pilar Carpio, Antonio le ayuda también a dorar algunas partes de sus tallas con un valioso pan de oro o de plata, adquirido en la gran casa de Florencia, el Instituto Manetti, especializado en este campo. “Es oro de 24 kilates, con el de 18 no queda bien”. Hace una pequeña demostración del manejo al tomar una lámina de pan de oro y aplicarla sobre una superficie.
"El pan de oro sirve también para estirar la piel humana", comenta.
“Yo mismo fabrico mis propios pinceles para adecuarlos a ni manera de trabajar. Son pinceles de marta o de ardilla, según para qué cosas”. El proceso de preparación es laborioso al aplicar la cola de conejo y las tierras de Armenia, sobre la pieza a dorar o platear.
Pero el campo ante el que Antonio Triguero se entusiasma es la madera, sus calidades y propiedades de dureza, vetas y tratamiento. “Las sabinas están protegidas y no se pueden talar, por eso, solo se utilizan los árboles tronchados o ramas caídas. Las mejores son las de Cuenca, con diferencia respecto a otras referencias geográficas”, explica.
Con la sabina, talla preciosas cajas, estuches o jaulas. “Su aroma, al igual que el boj, repele los insectos, por eso nuestras abuelas guardaban la ropa en baúles hechos con estas maderas”. El grato olor a esencia de trementina domina el ambiente del taller y se agradece.
Algunas tapas de las encuadernaciones de Antonio Triguero son de madera y su visualidad resulta muy grata, como un objeto singular y, por supuesto, artístico. Las pieles y badanas son otros materiales que utiliza en sus valiosas encuadernaciones, que van a los clientes más singulares.
Antonio Triguero es un verdadero artista en su campo, porque su quehacer trasvasa la artesanía para frisar el arte.
Dos creadores distinguidos, felicitar!!!
ResponderEliminarYa era hora de que te des a conocer
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