sábado, 2 de septiembre de 2023
CASA DEL AGUA, Hotel Boutique. Cena homenaje a Rafael Valdivia como escritor. Tertulias de Historia
viernes, 1 de septiembre de 2023
RAFAEL VALDIVIA. Presentación de su novela “Los libros del maestro” en el Museo Mayte Spínola de Marmolejo
Mayte Spínola y asistentes a la presentación del libro
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Rogelio S. Molero y J. Carlos Crespo
Marmolejo (Jaén).- 2/9/23.- La novela “Los libros del Maestro” de Rafael Valdivia Blánquez, ingeniero de Caminos y concejal de Cultura, fue presentado en el Museo Mayte Spínola de Marmolejo (Jaén), por el profesor Pedro Relaño. El libro, publicado por la editorial sevillana Samarcanda, está ilustrado por José Rodríguez Martín. En el acto, lleno y al completo, estuvieron presentes los miembros de la corporación municipal, entre ellos Pilar Lara Cortés, de Turismo y Juventud; la pintora y mecenas Mayte Spínola, el Dr. Juan Carlos Crespo de la Rosa; el empresario Rafael Sánches de León; Raquel Ramos, de la editorial Samarcanda; los escritores Carmen Duerto y Rogelio Sánchez Molero, llegados de Madrid, así como numerosos colegas de estudios del escritor, llegados de distintos puntos. Vicente Barrera llevo a cabo la conducción del evento cultural.
La novela narra la vida de don Miguel, un maestro republicano, represaliado por la dictadura y su “alumno”, Pablo – ambos responden a los nombres reales de Manuel y Rafael- y la aventura personal y de lectura, que se establece entre ambos. Un libro que trasciende la mera narración de la guerra civil y posguerra españolas, para ser un tributo a los libros y la lectura, a través de los que el maestro transmite una valiosa lección de vida y cultura a un joven: “la resiliencia en tiempos de adversidad y enfrentamientos”
Abrió la presentación del libro el alcalde de Marmolejo, Manuel Lozano Garrido, quien elogió a Rafael Valdivia, como persona, amigo, “hermano” y compañero en la política. Lo definió como un buen marmolejeño y un hombre trabajador en el equipo municipal, “un hombre que ama la Historia y la cultura de su pueblo”. “Un hombre erudito en el patrimonio histórico artístico de Marmolejo, que deja sus vivencias sobre el pueblo en la novela “Los libros del maestro”, que contiene realidad y ficción al mismo tiempo.” “Rafael ha sido un gran lector y es un gran vecino y buen marmolejeño”, concluyó.
Seguidamente intervino la pintora Mayte Spínola, quien recordó con orgullo, que era hija adoptiva de Marmolejo, para agradecer al escritor Rafael Valdivia, que hubiera elegido el Museo que lleva su nombre, para presentar su primera y espléndida novela.
A continuación, se leyó el poema “Mi tierra”, de Manuel Jurado, en honor del escritor protagonista del acto cultural.
María Torres, esposa de Rafael Valdivia, recordó que “el maestro don Miguel fue una "persona-faro para Rafael, que leyó y conserva sus libros en una habitación de la casa. “Un maestro, un hombre que vivió la guerra y la posguerra junto a su esposa Leonor y un adolescente, del que jamás sospecharía que iba a escribir su vida”. “Los libros del maestro” es una novela fruto de la constancia de Rafael Valdivia, un ingeniero de carrera, un político de vocación, y, ahora, escritor”. “Un libro narrado con pasión y cabezonería”, concluyó.
El dibujante José Rodríguez Martín relató sus contactos con el escritor, para ir dibujando los distintos lugares de Marmolejo, que aparecen en la novela “Los libros del maestro”. El autor señaló su satisfacción por los dibujos del artista José Rodríguez Martín.
El profesor Pedro Relaño Cachinero, maestro, presentó el libro de Rafael Valdivia, reconociendo la la admiración por su escritura. “Un libro en el que el miedo y la sinrazón no acaban con la esperanza” y recordó el dicho de que “la libertad es una librería” y la cita de Milan Kundera, en la que se afirma, que privar de libros es estrangular la memoria y la Historia. Aseguró que “Los libros del maestro” tiene pasajes llenos de emoción y sentimiento.
Rafael Valdivia recordó en sus palabras finales, que el profesor Pedro Relaño había sido “el lector cero” de su novela, porque había estado muy cerca de él mientras la escribía. Dijo que “Los libros del maestro” es una novela que “se escribió sin trama, anotaciones, ni guión, pues era una historia que le gritaba desde dentro y salía sola”. “Era la huella imborrable que un maestro dejó en mí, en la que hay pasajes reales y otros inventados”. Realidad y ficción. Unos personajes que son don Miguel y su esposa, doña Leonor (que responden a los nombres reales de Manuel y Laura) junto a un adolescente. Un maestro culto, de grandes miras. Un maestro que le enseñó a leer el Quijote, Antonio Machado, Lorca, el libro “Tom Swayer” y tantos otros, “libros que me regaló, siendo anciano, al irse a la residencia” “Los libros son la memoria del hombre”, concluyó el autor, concejal de Cultura y director del Museo Mayte Spínola. Arte Contemporáneo.
Por último, una serie de lectoras -en su mayoría concejalas- fueron leyendo fragmentos del libro, para terminar con la voz y lectura del propio autor de “Los libros del maestro”. La música de Joan Manuel Serrat en el disco en el que canta poemas de Antonio Machado puso fondo a su lectura, así como a la recepción de los numerosos asistentes.
Palabra del alcalde Manuel Lozano
Mayte Spínola, Pilar Lara y alcalde Manuel Lozano
Mayte y Pilar
Rafael Valdivia junto a su hija Mara
SHAKESPEARE. "Sonetos a la dama oscura y dos extravagancias. Sonetos IV". Edición bilingüe inglés-castellano de Javier Franco Aixelá.
* Cubierta e ilustraciones de Juan Luis Borra
L.M.A.
1/9/23.- Madrid .- Los Sonnets de William Shakespeare se publicaron en 1609 y se cree que son el fruto de años de dedicación intermitente. Una vez más, no fue el propio autor el responsable de la edición y no se sabe bien hasta qué punto aparecieron con su permiso y en el orden que él hubiera deseado.
Este es el cuarto y último volumen de un proyecto académico de traducción en prosa y verso de todos los sonetos de Shakespeare. En este volumen se recoge el ciclo de la dama oscura (dark lady) y dos sonetos finales con el amor y Cupido de protagonistas que son variaciones a partir de un único poema clásico.
El poeta aprovecha la distancia de la dama con los cánones clásicos de belleza para constantemente lamentarse de su enamoramiento de una mujer a la que debería considerar poco agraciada (pero que en su delirio amoroso ve bella) e insistir en que el alma de ella es negra y cruel como sus ojos o cabellos, que compara con los de un cuervo de mal agüero. Paradójicamente, estos duros reproches son compatibles con una también constante petición de que se apiade de él y lo acoja en sus pecaminosos brazos, una contradicción que dota de mucha tensión poética y vida a este ciclo.
William Shakespeare (1564-1616). Nació en el pueblo de Stratford-upon-Avon, en la Inglaterra profunda, hijo de una familia de artesanos en posición económica desahogada, aunque no adinerada ni noble. No realizó estudios universitarios y se casó precipitadamente en 1582, a los 18 años, con Anne Hathaway, con la que tuvo tres hijos, uno de los cuales, el único varón, murió a los 11 años.
Sobre William Shakespeare se sabe más bien poco, probablemente porque, aunque fue un autor de éxito en su tiempo, su impacto se produjo más en el ámbito popular que en el erudito. A eso hay que añadir su papel como comediante. En vida de Shakespeare se publicaron solo 16 de las entre 36 y 39 obras que se le atribuyen, una edición en la que nuestro autor además no intervino.
Entre finales de 1584 y 1592 se sitúan los «años perdidos». Es en 1592 cuando su nombre como actor y dramaturgo comienza a sonar en los mentideros de la capital. En 1594 ya se ha labrado su nicho en el mundo artístico y es un reconocido hombre de teatro, copropietario de la compañía de los Lord Chamberlain’s Men, que posteriormente pasaría a denominarse los King’s Men, con sede en el famoso The Globe, y que era una de las más importantes del Londres de la época. Para esta compañía escribió Shakespeare toda su obra teatral, probablemente en calidad de dramaturgo más o menos titular.
En 1593-1594 escribió dos libros de poemas completos de temática pasional e interés menor dentro de la altura habitual de nuestro autor, pero que le sirvieron para familiarizarse con el género. Los sonetos constituyen la cumbre de su actividad poética y parecen haber sido escritos de forma más dilatada en el tiempo, aprovechando su naturaleza compartimentable, y no se publicaron conjuntamente hasta 1609, rondando el final de su carrera literaria. En 1610 se retiró a Stratford, donde parece haber llevado una vida tranquila y allí murió el 23 de abril de 1616, sin que se sepa con certeza cuál fue la causa. Este volumen recoge casi la mitad del ciclo dedicado a un bello joven, destinatario de sonetos de amor entre melancólicos y desesperados
http://www.librosdelinnombrable.com http://librosdelinnombrable.blogspot.com.es/
jueves, 31 de agosto de 2023
Elvira Lindo, premio LIBER 2023 a la autora hispanoamericana más destacada
martes, 29 de agosto de 2023
El ciprés de Silos tiene dos retoños en Francia
lunes, 28 de agosto de 2023
Crónicas Escurialenses. JACOMETREZZO, escultor y orfebre del magnífico Tabernáculo de la Real Basílica. Su casa y torreón en San Lorenzo, abandonados por la desidia
Casa de Jazometrezzo. San Lorenzo de El Escorial
Julia Sáez-Angulo
28/8/23.- El Escorial.- Nada más valioso que el Tabernáculo de la Real Basílica de San Lorenzo de El Escorial, que llevó a cabo el orfebre, escultor y lapidario Jacopo da Trezzo, conocido como Jacometrezzo. Es la joya del templo. “Ninguna pieza como el sagrario o custodia del retablo mayor de la Basílica resume y encierra la clave del monasterio y sus significados: artísticamente, completa; estéticamente, perfecta; técnicamente, exacta; históricamente, destacada; religiosamente, sagrada; iconográficamente, simbólica. (Obra de J. Trezzo, sobre diseño de Juan de Herrera: 1579-1586)”, explica el profesor de la Universidad María Cristina, Javier Campos y Fernández de Sevilla, a quien, junto a José Antonio Vara, ex concejal de Cultura, consulto para salir de mis dudas y errores, que son unos cuantos.
Pues bien, la casa de Jacometrezzo, situada justo al final de la calle Floridablanca, entre las calles Leandro Rubio y Sada de San Lorenzo de El Escorial se encuentra en la incuria más absoluta, incluido el torreón de la esquina del jardín, ante el que pasan miedo los vecinos del barrio cuando caminan junto a él, por temor a ruina y derrumbe.
¡Todo edil que permita la pérdida de un bin histórico artístico merece la damnatio memoriae hasta en la lápida del cementerio!
(Que no suceda con la casa de Jacometrezzo como con el Coliseo de Carlos III, sobre el que había expediente municipal de ruina y tuvo que venir un ciudadano, Pedro Martín, a salvarlo)
¿Como es posible que se encuentre en mal estado la casa de Jacometrezzo, cuando se trata de una de las escasas edificaciones del siglo XVI? Se considera la casa más antigua de la localidad. “Una de las escasas edificaciones del XVI que ha llegado hasta nuestros días y probablemente sea la casa más antigua de la localidad. Sin duda la solidez de su construcción (muros de sillarejos de piedra rematados por una cornisa de cantería de piedra) y su tipología popular han contribuido a su conservación”, según se publica en Rotondo .
Levantada entre 1562 y 1584 formaba parte del conjunto de casas que cerraba por el norte “el Plantel” de castaños, encinas, robles y avellanos situados en frente de la entrada del Monasterio. Se cree que se concibió como lugar de residencia de Jacometrezzo, escultor y lapidario que realizó el Tabernáculo de la Basílica del Monasterio. Debido a su amistad con Juan de Herrera, éste proyectó su casa de Madrid.
En el siglo XIX la casa pasa, de los Jerónimos a Patrimonio de la Corona y, de ésta, al Estado tras la Desamortización general (Ley Madoz de 1855). Tras la revolución de 1868 el edificio es adquirido por particulares hasta la actualidad, periodo en el que ha sufrido diversas modificaciones. En el siglo XX, hacia 1940 se convirtió en Hotel con el nombre de “Jardín” manteniéndose como tal hasta los años 80. La reforma interior fue tan profunda para su conversión en hotel, que los muros exteriores pueden ser lo único original que nos ha quedado. Se le adhirió una fachada norte en 1862.
Madrid era la ciudad en la que residía Jacometrezzo, en una construcción situada en el solar delimitado por las actuales calles de la Salud, Tres Cruces y Gran Vía, donde hoy se levanta la Casa Matesanz, un edificio en el que se ubicaban tanto su vivienda como su taller y además se trataba de una de las poquísimas obras del arquitecto Juan de Herrera, en la capital, lamentablemente desaparecida por completo. La calle que pasaba frente a la casa fue bautizada en su honor, si bien hoy en día la calle Jacometrezo solo llega hasta la plaza de Callao, mientras que originalmente se extendía hasta la red de San Luis.
Frente a Italia que guarda el culto a lo antiguo, España ha sido arrolladora de buena parte de su patrimonio artístico del pasado. Afortunadamente tenía mucho. En todo caso no olvidemos los tres azotes del patrimonio histórico artístico de España: la invasión napoleónica; las Desamortizaciones del Estado y la Guerra Civil de 1936-1939.
Una vida intensa de trabajos
La vida de Jacopo da Trezzo (1515-1589) está llena de avatares, por aquello de que hay muchas vidas en una vida. Alonso Sánchez Coello nos ha legado un buen retrato del orfebre (70 x 61 cm), que procedente de la colección de Felipe II, hoy figura en colección particular. Un retrato recortado por mor de las barbaridades que se han ido haciendo en el machaque de la Historia. El inventario de 1600 describe este retrato en el que una mano se apoya sobre la cúpula de la custodia de piedras duras del retablo de la Real Basílica, que él mismo hizo. Hoy, como tantos otros cudros, está recortado. Un documento sin fecha habla de que el Tabernáculo escurialense se terminó en 1585, cuando Jacopo contaba 71 años.
Para la ejecución del Tabernáculo escurialense, en el que comenzó a trabajar en 1579 y no concluyó hasta poco antes de la inauguración del templo, en 1586, hubo de hacer frente con éxito a problemas de aprovisionamiento de materiales y a dificultades técnicas, derivadas de la dureza de los materiales empleados, inventando nuevos instrumentos y procedimientos para el tallado del jaspe. De la satisfacción que le produjo la conclusión de la obra da buena cuenta uno de sus memoriales elevado al rey, en el que afirmaba que era pieza más divina que humana.
Para la Real Basílica labró también relicarios, entre ellos el que había de acoger el muslo de san Lorenzo, y una custodia menor de gran riqueza, cobijada dentro del tabernáculo, que resultó destruida en tiempos de la barbarie napoleónica. Su trabajo para El Escorial durante siete años fue el que más fama y gloria le dieron como artista. En Madrid realizó el templete que alberga la estatua de doña Juana de Austria, obra de Pompeo Leoni, en el Monasterio de las Descalzas Reales.
Jacometrezzo trabajó para la Monarquía Hispánica, tanto con el emperador Carlos V, como con su hijo Felipe II. También lo hizo para María I de Inglaterra. En su testamento, Jacometrezzo se declaró “escultor de Su Majestad". Su trabajo como escultor, lapidario, medallista y orfebre eran muy apreciados. En Milán había estado en contacto con los hermanos Leoni, célebres escultores. Entre sus obras figura la medalla de Juanelo Turriano, el arquitecto y relojero cremonense, que trabajó en Toledo para carlos V.
Paolo Morigia, en la Nobilità di Milano, obra editada en 1595, dedicó el capítulo IX al «valeroso et immortale Giacomo Trezzo», a quien atribuía la invención de la talla del diamante, «cosa nel vero più presto divina che humana»; técnica nueva con la que había tallado las armas del emperador Carlos V. Morigia destacaba también su habilidad en la talla del cristal y, como Vasari, elogiaba la exactitud en los retratos de sus medallas, siendo ejemplo de ellos el que dedicó a Hipólita Gonzaga.
Morigia hacía mención también del viaje a Inglaterra, enviado por el emperador para llevar valiosas joyas a la reina María con ocasión de su matrimonio con Felipe II, y daba noticia de la mucha estima en que lo había tenido este, llevándolo con él a Bruselas y luego a Madrid. Felipe II habría llegado a tener con él gran familiaridad, de tal modo que no sólo se sirvió de su trabajo, sino también de su consejo en la construcción del Monasterio de El Escorial, «l'ottava meraviglia del Mondo», donde particularmente se le debía la custodia en cristal de roca, jaspe y otras piedras preciosas por valor de trescientos mil escudos, labrados por la «divina» mano del inmortal Trezzo. Lástima que ninguno de sus trabajos de talladura en cristal para la emperatriz Isabel de Vallois se haya conservado.
Crónicas Escurialenses 2023. SAN AGUSTÍN, solemne liturgia y Escolanía en la Real Basílica. De memorias, cisnes y nombre de calles
Celebración Eucarística en la Real Basílica desde la entrada al templo
Escolanía de la Real Basílica, dirigida por J.M. Abad
Julia Sáez-Angulo
28/8/23.- Escorial.- El escritor don Ramón María del Valle Inclán decía que lo mejor de la Iglesia Católica era su liturgia y lo mejor de la Monarquía, las cabezas coronadas y en el exilio. Con sabiduría de siglos, la Santa Madre Iglesia Católica sabe que los hombres y mujeres somos cuerpo y alma y, por eso, la palabra de Dios entra mejor, al tiempo, por el espíritu y los cinco sentidos y nos muestra una bella liturgia solemne, no solo con la palabra seca en un templo desnudo como los protestantes (dicho sea, con todos mis respetos) Todo esto explica la buena liturgia con que los Padres Agustinos de la Real Basílica han celebrado la Eucaristía, el 28 de agosto, en honor de San Agustín en su festividad, un santo que es Padre y Doctor de la Iglesia.
No olvidemos que los Padres de la Iglesia solo llegan hasta el siglo V, a partir de ahí, los grandes teólogos solo serán Doctores.
La liturgia es una puesta en escena sacra, para escuchar la palabra de Dios e impartir sus sacramentos
Ofició el prior de la Basílica, Rvdo. Padre Isidro de la Viuda, en una misa concelebrada con veinte sacerdotes, todos ellos revestidos de casulla blanca bordada en dorado con el Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad que insufla la sabiduría a todos y en especial, este día, a los PP Agustinos, orden monástica que se caracteriza por su alto nivel teológico y docente (y algún célebre hereje). Entre los frailes, los había jóvenes, viejos, africanos, caucasianos, barbudos, lampiños…
No faltaron las fuerzas vivas del lugar: Carlota López Esteban alcaldesa de San Lorenzo y José María Pacheco delegado de Patrimonio Nacional, junto a clérigos procedentes de diversas congregaciones y órdenes religiosas. También monjas, y por supuesto el pueblo soberano de los municipios escurialenses de arriba y de abajo, que veneramos al gran santo de los agustinos.
La Escolanía del Real Colegio, con una treintena de voces blancas -las he contado-, dirigidas por José María Abad Bolufer y Pedro Alberto Sánchez, al órgano positivo (los órganos altos, en descanso), nos envolvía con sus cantos de la misa en honor de San Agustín, de Josep Gabriel Rheinberger y dos himnos, también en honor del gran santo de Hipona. El incienso vino a mitad de ceremonia y hasta mi alergia silenció sus síntomas de estornudo, en señal de respeto. No llegamos al éxtasis, pero los cinco sentidos estaban en arrobo.
El prior leyó la homilía en la que comenzó hablando de las numerosas memorias que se escriben en nuestros días, para ganar celebridad o dinero… en general “para lectores de escasa cultura” (¿?). Todo esto para subrayar el valor de las “Confesiones de San Agustín”, “obra sangrante”, “de heroica desnudez” escritas de cara a su propia conciencia y sobre todo ante Dios.
(El financiero Joaquín Abós me contó poco antes de entrar en la Basilíca, que la alcaldesa laurentina le presentará sus memorias en septiembre)
La vida de Agustín de Hipona (354-430) discurrió por las palabras del prior, quien recordó la visión y escucha del santo a las palabras latinas “Tolle, lege”, “toma y lee”, en un huerto de Milán, algo que le llevó a leer la célebre epístola de San Pablo: “procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo…”, palabras que le llevaron a convertirse y abandonar su vida disoluta. No faltó el decisivo recordatorio de santa Mónica, que se tiró años y años rezando por la conversión de su díscolo hijo, hasta que logró de él un cambio de ciento ochenta grados, hasta hacer del mismo un obispo y gran santo de la Iglesia.
Al terminar la liturgia, paso yo a la sacristía, desde donde escucho de algunos que, de esta estancia han salido obras de arte del Real Monasterio “para Madrid” - hablan, a veces, como los nacionalistas que ven en Madrid, la encarnación del diablo. Pepón, antiguo alcalde, reprochó en voz alta y en su día esta pérdida artística paulatina del Monasterio. Seguidamente, fuimos al Refectorio, a medida que voy viendo, saludando y escuchando antiguos conocidos como el casi nonagenario padre Prometeo; el cura padre Peixoto, con su imperdible acento portugués; la amorosa enfermera Lola Jabato; el representante de los Padres Maristas…
Hablo con el Dr. Florentino García, quien me recuerda su empeño en lograr una calle en San Lorenzo, para el escritor José María Sánchez Silva: “Madrid tiene una calle con su nombre, desde hace muchos años y no hay manera de concederle otra en San Lorenzo, pese a su literatura y los muchos años que el escritor residió aquí. Hay nombres de calles de otros, con menos méritos. He entregado toda la documentación a la nueva alcaldesa y veremos”. “En los poderes locales hay algunos brutos y cacicadas”, me sopla al oído una voz, con rescoldo malévolo.
Me presentan a Pablo Larrea, antiguo gerente y delegado de Patrimonio Nacional. Hablamos de la incoherencia de que no haya cisnes en los estanques del Real Sitio, desde hace dos años, con la extravagante explicación de fuentes aledañas, de que se los comen los zorros y no tan zorros (¡tanta hambre hay en España!).
“Es una cuestión de estética”, Larrea convencido y sonriente el antiguo gerente. “¡Los cisnes van con la poética del lugar!”, apostillo yo, que me he crecido, ante otro entusiasta con la presencia de estas aves acuáticas. Hay que hacer algo para que vuelvan, porque son al Real Sitio, como el punto a la i, el remate superior a un yelmo o la cimera al escudo. Manca fineza, que dirían los italianos.
No me quedo al almuerzo del Refectorio, porque nadie me ha invitado. Me he conformado con avanzar por el corredor de los pasos perdidos del Real Monasterio y ver, saludar o conversar con los asistentes.
Regreso a Parque Real, al lado Prado Real -porque aquí, todas las urbanizaciones son reales- (de res rei en latín, no piensen en realezas), donde se encuentra mi casa. Desciendo por la cuesta de Matías López el antiguo fabricante de chocolates, que bordea los gruesos muros de la Casita del Príncipe. A esta cuesta la llamaban, a primeros del XX, la de Mata-colegial, debido a que por ella subían, desde la estación del tren, los alumnos del Real Colegio de Agustinos, con todo su matalotaje en burros -el taxi era minoritario-, para pasar el curso escolar en el internado. Todos tenían que llevar hasta su colchón de rayas individual, como hizo Pedro Sánchez al llegar a La Moncloa. Era cuestión de higien y no contagios.
Vuelvo a mi vida de eremita en mi celda, con el ordenador, mirando al monte Abantos. Me ha parecido divisar a san Agustín entre nubes y le he implorado por varias causas serias de mi vida, además de por el regreso de los cisnes al Real Sitio de El Escorial.
Pedro Alberto Sánchez ante el órgano positivo
domingo, 27 de agosto de 2023
ENRIQUE GRACIA TRINIDAD, Premio de poesía don Francisco de Quevedo e investidura de Gran Comendador de la Orden, en Villanueva de los Infantes
* Premio de poesía El Buscón, para menores de 30 años, e investidura de Caballero de la Orden a Alejandro Tercero González
Enrique Gracia Trinidad, Premio de poesía don Francisco de QuevedoMiembros de la Orden Literaria con sus vestimentas que lucen la Cruz de la Orden de Santiago
L.M.A.
27/8/23.- Madrid .- El pasado 25 de agosto se celebró en el claustro de santo Domingo, de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) la entrega del XLI Premio de Poesía Francisco de Quevedo, que organiza en dicha población la Orden Literaria de don Francisco de Quevedo.
Hacia las 10 de la noche el claustro del convento del siglo XVI estaba repleto de infanteños y visitantes, con la presencia de la alcaldesa, doña Carmen María Montalbán Martínez, del Concejal de Turismo, Comunicación, Cultura y Patrimonio, y de otros miembros de la corporación municipal.
Entraron en comitiva los miembros de la Orden Literaria con sus vestimentas que lucen la Cruz de la Orden de Santiago, sus capas blancas y sus grandes sombreros chambergos negros con pluma roja.
A partir de ese momento, el claustro volvió al Siglo de Oro y desde los gestos al lenguaje de la presentadora y los distintos participantes nos llevó a esa época en que por estos Campos de Montiel, pasaron Lope de Vega, Cervantes, Santo Tomás de Villanueva, Francisco Cano o el humanista Bartolomé Ximénez Patón.
En la ceremonia se entregaron los siguientes premios:
— Premio de poesía El Buscón, para menores de 30 años, e investidura de Caballero de la Orden a Alejandro Tercero González, albaceteño residente en las Islas Canarias.
— Premio de poesía Tema Libre (dedicado al poeta Rafael Simarro) e investidura de Comendador de la Orden a don Faustino Lara López, de Toledo.
— Premio de poesía don Francisco de Quevedo e investidura de Gran Comendador de la Orden a don Enrique Gracia Trinidad, de Madrid.
La ceremonia fue presidida por D. Juan José Guardia Polaino, Gran Maestre General de la Orden Literaria Francisco de Quevedo. y participaron en los distintos momentos varios miembros de la Orden, en esta ocasión mayormente femenina. Estaban también en el estrado tres jóvenes de las Damas de las fiestas de Villanueva, a las que, en la Orden de Quevedo, tienen el detalle de llamarlas Lisis, en recuerdo de los versos de Quevedo.
La Maestre de Ceremonias, Sarai Ferrer, hizo las distintas introducciones. Como detalle diremos que, bajo el ropaje barroco, se encontraba en estado de buena esperanza
La Maestre Escribana Mayor, Presentación Pérez González, leyó el acta del jurado, escrito al estilo de la prosa del Siglo de Oro.
Tras imponerles a los tres el ropaje con la Cruz de Santiago, la capa de seda y el chambergo emplumado, les fue entregado a cada uno un pergamino con la nombradía y un busto del gran poeta Francisco de Quevedo que, nacido en Madrid, se retiró al final a sus posesiones de la cercana Torre de Per Abad y vino a morir a esta Villanueva de los Infantes, donde, a pocos metros del claustro de la celebración, se conserva la celda en la que pasó sus últimos días y algunos de los últimos poemas que escribió.
La mantenedora del acto fue la escritora y poeta manchega Natividad Cepeda, presentada por la Maestre Maite Lorenzo. Glosó la vida y obra del maestro Quevedo.
Al final del acto, Los miembros de la Orden, las Lisis acompañadas de tres jóvenes Caballeros, y los tres ganadores del certamen abandonaron el claustro en comitiva, seguidos del numeroso público para acercarse a la inmediata plaza de San Juan, frente al convento, donde se sitúa un busto de D. Francisco de Quevedo y Villegas. Allí situaron a sus pies una gran corona de laurel y la Maestre Escribana Mayor pronunció unas palabras dedicadas al poeta.
Tríptico de sonetos que han premiado
a Enrique Gracia Trinidad
"TENDRÁ SENTIDO" Donde el autor glosa unos versos de Francisco de Quevedo, a la antigua usanza y con criterio nuevo
"Serán ceniza mas tendrá sentido"
(Francisco de Quevedo)
I
No sé muy bien si ha de tener sentido.
Si lo tiene será porque esta vida
la viví sin pensar que nace herida,
con ansia de truhán o de bandido,
celebrando el dolor de haber nacido
con un brindis de amable bienvenida
y sin temer ni hablar de despedida
ni dar un solo instante por perdido.
Vivir fue sólo componer el mundo,
sofocar la tristeza cuando vino,
no ceder al engaño del destino
y alzar una sonrisa por segundo.
Saberme, al fin, actor de este tablado
creyendo lo del 'polvo enamorado'.
II
Que 'todo es nada', dejó dicho Hierro.
'Nada, nada', insistía Montesinos.
Nada está escrito en viejos pergaminos,
Nada la libertad, nada el encierro.
La soledad, un punto de destierro;
la compañía, un cruce de caminos
que vuelven a marchar a sus destinos
y no se cruzan más. Grito y me aferro
a la más leve sensación de vida,
al mínimo rescoldo de esperanza.
Ceniza con sentido es mi alianza,
resto de fuego la pasión dormida.
Y todo quedará, como es costumbre,
en aliento mortal, en podredumbre.
III
Que ha de tener sentido no lo dudo,
si lo dudé algún día lo he olvidado.
Nada quise saber del empedrado
que obliga a tropezar. Soy testarudo.
Me levanto y olvido, me desnudo
del ropaje previsto y obligado;
y contra 'ley severa', deslenguado,
alzo mi rostro y no me quedo mudo.
Así ha de ser el tiempo que me queda,
obligado a vivir, algo insolente,
no servil, solidario entre la gente,
sin convertir el mundo en almoneda.
Y habrá acabado mi tenaz cruzada
cuando sea ceniza, polvo y nada.
(Enrique Gracia Trinidad)
Natividad Cepeda, poetaDiplomas y galardones