Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán y Aracely
21/2/24 .- Madrid .- Somos como niños, mejor dicho como niñas, y acudimos raudas, cuando nos invitan a una fiesta de cumpleaños como la de la pintora María Jesús de Frutos en La Granjilla de San Martín de Valdeiglesias. Y digo lo de niñas, porque, aunque había un solo varón, Luis Magán, quizás el detestado lenguaje inclusivo me permita un plural femenino, ya que sobreabundaban las féminas, en vez de los hombres. (El director de la RAE me va a censurar con razón. Y lo de “niñas” es un madrileñismo para llamar así a un grupo de mujeres, aunque sean adultas).
El tiempo y el campo estaban preciosos de sol y primavera florecida incipiente, por lo que disfrutamos del día, sin bien los alérgicos al polen y las gramíneas estornudábamos sin piedad, cubriéndonos -muy finos- la boca con el codo. Nos recibieron con aperitivos, entre los que había dátiles, fruta de bienvenida entre los habitantes del desierto, aunque la finca era un vergel de cipreses, árbol también de bienvenida en todo el Mediterráneo, aunque estábamos en pleno y precioso valle de la meseta. Castilla utiliza los cipreses como árboles de la memoria en los cementerios.
La anfitriona y cumpleañera María Jesús de Frutos nos informó de que andaba preparando una conferencia -lección magistral la llaman- sobre la trayectoria de su obra artística en la Fundación Antonio Gala de Córdoba, donde ella expuso su pintura hace unos meses. También nos contó que prepara una exposición en Sha Wellnes, un espléndido complejo de salud y vacaciones en Alfàs del Pi, coincidiendo con el Festival de Cine que tendrá lugar durante los meses de julio y agosto de 2024.
Cuando pasamos al amplio estudio/taller de M. J. Frutos, comprobamos que, sus últimos trabajos pictóricos van casi por el monocromo en azules y blancos, ella que es una colorista radiante. Un buen paisaje urbano de Segovia -localidad natal de la autora- arracima a las invitadas para una foto de grupo. Otro cuadro de gran formato, sobre ecos de Marruecos, es también elegido por muchas para su particular Photoshop. Me interesaron mucho sus pequeños cuadros con flores y frutas a gran escala, dignos de un políptico singular.
Todas las artistas presentes tenían y contaban sus proyectos entre manos. Los más inmediatos: la entrega de Medallas de Oro Mayte Spínola por partida doble: primero en el Teatro Español de Marmolejo (Jaén), el próximo 2 de marzo, y seguidamente el 1 de abril en el Nasdaq de Nueva York, en un homenaje que le brinda Carlos Creus Moreira, CEO de WISeArt, con motivo de su 80 cumpleaños. Ciertamente vamos de cumpleaños en cumpleaños. Mayte nos fue contando diversas anécdotas que rodean a los eventos, que iremos desvelando en el futuro inmediato.
Maite Blázquez, delegada del Grupo pro Arte y Cultura en Alicante, y yo nos traemos un proyecto, de momento solo en fase de conspiración, que si sale, le daremos luz y taquígrafos.
El sol calentaba con tal fuerza en el porche, que pasamos al amplio comedor para sentarnos a la mesa de manteles blancos y centros florales de colores. Luis Magán disparó algunas fotos sobre la bonita mesa y se sentía el varón más interesante del grupo, porque, además, la anfitriona que ocupaba el lugar presidencial a la francesa -en el centro alargado de la mesa- lo hizo sentarse en la cabecera -lugar presidencial a la inglesa. Dos protocolos en liza. De pronto me doy cuenta de que, con la llegada tardía de la vasca Ainhoa, somos trece en la mesa y recuerdo a las andaluzas supersticiosas, por lo que rogué a la de mi lado, que no pusiera de relieve el asunto en voz alta. Sé de alguien que se hubiera levantado para ir a comer a la cocina.
A mi lado me tocó a Belén F. Vidal, que me contó historias fabulosas sobre un curandero de pueblo, que pasa consulta en Madrid, y curó las numerosas verrugas en las piernas de una pariente suya, algo que no habían conseguido los dermatólogos. Arrancó una, que él vio como la verruga-madre y terminó con todas, porque se fueron secando en 48 horas. Un auténtico demiurgo.
Hablamos todas, de todo un poco. Nati Cañada nos informó de que ya va por casi quinientos retratos individuales (30 x 30) de mártires de la pasada Guerra Civil, en su mayoría religiosos, curas y monjas. Están sacados muchas veces, de viejas fotografías de la familia. Los presenta en tondos sobre fondo dorado. Algún día los expondrá todos juntos y la pintora está a la espera del anunciado reconocimiento que el Papa Francisco quiere ofrecer a los mártires de toda la Cristiandad, el año que viene. El tema dio para debate sobre beatificaciones y canonizaciones, según las disposiciones canónicas.
También hablamos de la lectura de las rayas de mano, que Nati Cañada aprendió en su día de Julia Spínola, madre de Mayte. En cierta ocasión, alguien lo puso de manifiesto en una reunión en La Escorzonera y se hizo una cola ante Nati, que gentilmente leyó todas las manos de los interesados. Pero es tal la energía y el esfuerzo mentalista que requiere, para leer e interpretar las rayas de la mano, que al levantarse, Nati, pintora y quiromante, se desplomó en el césped.
Araceli Alarcón, otra pintora de pro, aseguró que Nati Cañada le pronosticó una larga vida y riqueza en los años postreros de su vida, tras observar con detenimiento las rayas del borde de su mano. Araceli acaba de adquirir una casa/estudio a ras de calle y entre verdor de árboles en Brunete. Ahora sueña con encontrar un apartamento recoleto en el noroeste gallego, que complemente su espacio vital. Mar y sierra, sierra y mar. Una mujer de éxito.
En esta ocasión no voy a hablar del menú, sino de los vinos: un buen rioja, Marqués del Riscal, para el tinto y un rueda verdejo, “Atlético de Madrid 1903”, para el blanco. Estábamos, donde estábamos. Para postres: una enorme tarta de manzana, obra de la pintora/ repostera Cuchi de Osma y una entonadas torrijas -estamos en Cuaresma- de la servicial Melisa. Los dulces, al final de una comida, siempre dejan optimistas a los comensales, según los ingleses.
Al terminar el café, comenzó el alboroto de abrir los regalos por María Jesús, que se encontró, en medio del regocijo general, con una sucesión de pañuelos, bufandas, echarpes, pashminas, de seda, organza, lana… La cumpleañera se los iba poniendo todos ellos juntos en el cuello y los hombros, mientras Luis Magán disparaba su cámara a placer. Como el escritor Francisco Umbral decía, que la crítica de arte era “subjetivamente injusta”, yo me atrevo a aventurar, que los pañuelos más interesantes fueron los elegidos por Luis Magán y la coleccionista de arte Dolores Tomás.
Los regalos que rompieron la cadena de pañuelos, fueron los de Carmen Valero y el mío: una moneda de plata policromada, con la imagen de la Infanta Leonor y valor facial de 40 euros y un libro, novela en tiempos del incendio de Lisboa en el XVIII.
A la vista de lo sucedido con la abundancia de pañuelos, propongo lo que decía y hacía el humorista Tip ante los agasajados, cuando acudía a los cumpleaños: “Como tienes de todo, toma estas 500 pesetas y cómprate lo que quieras”.
Foto de familia de despedida en las escalinatas de la casa. Lio sobre altas y bajas. Hay quien se pone de puntillas o se sienta en las escaleras. La cuestión es salir en la foto, incluido el fotógrafo que siempre se coloca, como imagen de marca, unas gafas al estilo José Feliciano, lo que da que pensar, si se esconde de la policía o de Hacienda. Lo segundo sería peor.
Echamos de menos a Manuela Picó y a Adriana Zapisek, que no pudieron venir.
Vuelta a Madrid, 78 km. La capital de España es ya tal megápolis, que ha transformado el territorio en un “Gran Madrid”.
Belén...Julia tan genial tu artículo como TU un placer tu compañía.
ResponderEliminar
ResponderEliminarEstela Elmquist . Hermosa fiesta de cumpleaños y fantastico luga