lunes, 19 de agosto de 2024

ADIÓS A PUENTE VIEJO. De aguas, huevos, jabalíes, lobos... De mercadillos en Sanchidrián, Villacastín. El Espinar...




Julia Sáez-Angulo

18/8/24 .- Puente Viejo (Ávila) .- Permanecen los deseos de volver a un sitio, cuando se ha disfrutado del mismo y se ha sentido bien tratado. Ha sido el caso de mi estancia de cinco días en Puente Viejo, esta urbanización ajardinada, donde se puede disfrutar de magnífica vegetación y árboles de todo tipo, desde grandes pinos a plátanos de sombra y paseo, olivos, arces, encinas o palmeras.
Me cuentan mis anfitrionas, las hermanas Cuqui y Carmen Valero, que durante la pandemia en que no se podía cruzar de comunidad autónoma (las fronteras son siempre artificiosas, decía Borges), algunos madrileños se vieron atrapados -más bien secuestrados por la normativa del Gobierno, derogada por el Tribunal Constitucional- en esta urbanización abulense y la tranquilidad y el silencio reinantes atrajeron a sus calles lobos y jabalíes de las cuatro cercanas pueblas, que separan Puente Viejo de su municipio natural, el que les cobra los impuestos: Maello. Un pueblo al que vamos a comprar huevos, directamente de corral o de granja, que no pasan por cámara frigorífica alguna.
Ahora los problemas en Puente Viejo son otros. El agua, por ejemplo. No está recomendado beber agua del grifo, porque tiene un grado superior de arsénico, al tolerado por la normativa europea. “Antes de esa normativa, todos la bebíamos tan ricamente”, me cuenta María, una amiga de las hermanas. Lo cierto es que el nivel freático de las aguas de la zona ha bajado de modo notable y eso parece que ha contaminado más las aguas. En cualquier caso, los comentarios soto voce no faltan, que, si fue el cercano campo de golf, el que desecó los pozos subterráneos, que si son los interesados vendedores de garrafas de agua, los responsables o culpables… La imaginación de la gente no falta. Pero a nosotras, lo de arsénico nos asusta y bebemos agua de garrafa.

Mercadillos de aquí y de allá 
para comprar de todo
Los mercadillos son una de las alegrías mayores en las calles y plazas de los pueblos. Cada municipio tiene su día para el mercadillo y, cuando llega la explosión de sus colores, olores y voces, la gente sale a comprar y se socializa con los vecinos y visitantes. Siempre se me antoja que los mercadillos nos acercan al alegre Medioevo, al menos el de las películas, que es el único que yo conozco.
El hecho de conjuntar frutas, verduras, frutos secos, vestidos, pantalones, camisetas, bragas, sujetadores, pulseras, collares, pendientes, zapatos, deportivas… y todo, a un supuesto mejor precio que en las tiendas, llena de esperanza a los visitantes, mayormente de señoras, que son tratadas con simpatía por algunos vendedores, o con impaciencia por otros, cuando son pesadas o recalcitrantes. “Es que, a algunas mujeres les va la marcha”, me comentó un amigo, “les gusta discutir por discutir”.
        -Venga guapas, que tengo cosas bonitas, nos anuncia una vendedora a la entrada.
El mercadillo más extenso es el de Villacastín, que tiene lugar los lunes y “allí se encuentra de todo”, me comenta Cuqui, que es una experta en mercadillos, porque tiene un ojo observador de entomóloga. Yo me aturdo en medio de los puestos de venta y de las voces. Pregunto y, o no me oye el vendedor, que está en la esquina, o las señoras de al lado se me adelantan con su voz potente y resolutiva. Me impaciento y me alejo buscando otro puesto donde probar suerte.
Cuqui, conocedora del percal, mira y va a tiro hecho. Una lince ibérica de primer orden. No pierde el tiempo. Se impone ante el vendedor por su seguridad y firmeza.  Conoce los puestos, los vendedores y las mercancías, y me dice con firmeza: “este sí, o este no”. Ha elegido para mí un vestido de lino italiano color frambuesa precioso, me lo prueba a ojo, poniendo la percha delante de mí cuerpo. ¡Perfecto!, añade satisfecha y le pide al comerciante que se lo envuelva. Voy a pagar y me dice que es un regalo de su parte. “Este vestido, como lo vas a lucir tú, todo el mundo creerá que es de Christian Dior”, afirma con humor.
Carmen por su parte, saluda con afecto a María una gitana simpática, que tiene un puesto de ropa y deportivas de toda clase, algunas más falsas que Judas, respecto a la marca que imitan, pero cómodas y bonitas. La mujer se alegra al ver a mi amiga y le muestra la nueva mercancía recibida. Como sabe que Carmen es generosa, le rebaja el precio por su cara bonita. Ella saluda a Aarónel marido de María, un hombre alto, fuerte y con barba a lo cuáquero,  vendedor y predicador evangelista, como otros vendedores con barba.
        Uno de los vendedores gitano, alto, desdentado y amable, nos dice que viene de "atender a la vida". Se ha tomado un pincho de tortilla para subsistir. Se dirige a Carmen, a Cuqui y a mí, porque hemos estado en su puesto y nos recuerda. No lleva barba.
        -Les voy a decir el mejor piropo: "Que Cristo les bendiga. Él nos dijo que sus améis los unos a los otros... Lo que más me gusta es hablar de Dios."
        Emocionante. Hay numerosos cristianos evangelistas entre los gitanos españoles.
¡Qué pena que nos perdimos el mercadillo de esta semana en Sanchidrián, que tiene lugar los viernes, porque eran las fiestas patronales! Los mercadillos casi siempre despliegan su jaleo en la Plaza Mayor. Queda el mercadillo de El Espinar, que tiene buena fama.
Panta rhei, decían los griegos. Todo pasa. También mis cinco días disfrutados en Puente Viejo. Regreso a El Escorial, que es mi dominio habitual. Su mercadillo tiene lugar los miércoles, pero yo, sin la compañía de Cuqui, me quedo en casa.




10 comentarios:

  1. Esos días de mercadillo en los pueblos ,son sin duda un encuentro sociocultural con vecinos,amigos,poetas ,turistas y curiosos y puedes encontrar desde artículos de regalos hasta ese vestido "chic" que parece de Chanel.
    Entrañable artículo ,como los días de verano en el pueblo, disfrutando con la familia y los amigos

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  2. ADRIANA ZAPISEK . Me encantó tu cronología de los mercadillos, me parecía estar allí !!! Bss

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  3. Amena crónica de mercadillos,te diré que yo en Madrid voy todos los domingos al de Plaza de Castilla encuentro muchos chollos y me encanta encanta!Un abrazo

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  4. Qué divertido! lo has descrito tal cual! Me encantan los mercadillos! Un abrazo desde Fuengirola

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  5. Un artículo muy bonito y que tanto nos recuerda y hace revivir los días de verano en nuestros pueblos castellanos…..
    Gracias Julia
    Charo Saez

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  6. francisco manuel pastor garrigues : Me ha parecido tu artículo en el blog "La mirada actual", una preciosidad. En mi familia somos asiduos visitantes de mercadillos, y de hecho, has sabido captar muy bien la intrinseca y variopinta (a la vez que estimulante) variedad humana de vendedores que nos ofertan en ellos todo tipo de enseres, alimentos, objetos o libros. Me ha sorprendido también muy gratamente el que nada menos que el escritor Luis Alberto de Cuenca sea seguidor de tu blog. Lo conozco personalmente de haberlo tenido de profesor en la Universidad de verano, aunque ya lo veía en el espacio de José Luis Garci, en La Dos, ! Qué grande es el cine!

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  7. Carmen Duerto : graciassss. Un veraneo en Ávila es maravilla. Yo, sobre los mercadillos (que antes me gustaban muchisimo) tengo ahora sentimientos encontrados. Se roba mucho en los campos, en las almazaras y en las casas de campo y mucho acaba en los mercadillos, así que ya desconfío aunque ese de Villacastin, como tu apuntas, tiene mucha fama!!

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  8. José Miguel Martinez : Me gusta esa vidilla de mercadillos y los productos tradicionales como los huevos ahuecados a las mismas gallinas a última hora de la tarde. Felíz martes. Romsenei

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  9. Julia Marina: Gracias !!! Mi mercadillo es el de Majadahonda al que me gusta ir algún sábado qué puedo . Es fantástico !!

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