Casita del Infante Don Baltasar
Julia Sáez-Angulo
24/8/24 .- Madrid .- Dos Casitas Reales, con sus espléndidos jardines de árboles centenarios y exóticos, amén de estanques y esculturas, enriquecen la morfología del Real Sitio de El Escorial: la Casita del Príncipe Don Carlos, en el municipio de El Escorial y la Casita del Infante Don Baltasar, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial. La gente las llama de modo coloquial: la Casita de abajo y la Casita de arriba.
Alejadas un tanto del Real Monasterio de San Lorenzo, que abarca convento, palacio, basílica, biblioteca, colegio y jardines del Rey, la Reina y los Monjes, las dos Casitas conforman lugares de ocio separados para los hijos del Rey. Ambas Casistas son visitables por el gran público.
Según los datos de Patrimonio Nacional, organismo estatal del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española:
La Casita del Príncipe es un edificio del siglo XVIII. Se construyó entre 1771 y 1775, a partir de un diseño de Juan de Villanueva, uno de los arquitectos más importantes del neoclasicismo español. Está declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1931.
Fue erigida como pabellón de recreo para uso de Carlos IV, por entonces Príncipe de Asturias, en un bosque de robles no lejos del Real Monasterio. Constaba inicialmente de un solo bloque rectangular, con una fachada de 27 metros, que Entre 1781 y 1784 fue ampliada con un ala posterior.
Está rodeada por dos jardines, uno en la parte delantera y otro en la trasera, comunicados entre sí por dos pórticos de columnas toscanas. El gusto palaciego de la época está presente en sus fuentes, estanques, cascadas, paseos y setos de boj. A ello se añade la existencia de un extenso parque a su alrededor, poblado por especies autóctonas, como el roble y la encina; alóctonas, como la secuoya y el pinsapo; y árboles típicos de jardines.
La Casita del Infante está localizada en la Dehesa de la Herrería, al Oeste del Monasterio, fue encargada al arquitecto Juan de Villanueva en 1771, para el Infante D. Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III. Tenía como finalidad el disfrute de sus grandes aficiones, entre las que se encontraba la música y poder llevar una vida íntima, rodeado de su círculo de amistades, al margen del protocolo que rodeaba al palacio.
Está inspirada en las villas italianas y su uso es exclusivamente de recreo. Se trata de una construcción concentrada y exenta, rodeada de jardines aterrazados, tratados de manera arquitectónica, que crean una sensación de unidad, al estar relacionados con el edificio.
En la sala principal, la cúpula se decora con pinturas alegóricas relacionadas con la música. Estaba destinada a sala de audición, los músicos se instalaban en la parte de arriba y se les podía oír desde la plazoleta central del jardín. Desde sus jardines se pueden contemplar unas maravillosas vistas del Monasterio.
Su Majestad el Rey Juan Carlos I ha sido el último miembro de la Familia Real que se ha hospedado en la Casita, durante su periodo estudiantil en el campo del Derecho. Este edificio fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931 junto al Monasterio.
El Palacio de El Pardo, cercano a Madrid, también cuenta con otra Casita del Príncipe, un palacete neoclásico de finales del siglo XVIII, que se encuentra en el interior del recinto del Palacio de El Pardo, en el barrio del mismo nombre del municipio de Madrid.
Paseo del Principe, de El Escorial a San Lorenzo (Jardines). Pinos y castaños
Troncos de pinos (Fotos Julia Sáez)
Estela Elmquist : Impresionantes casitas reales.De gran belleza.
ResponderEliminarEstá bien que se llamen casitas, aunque sean muchísimo mayores que mi humilde hogar: el tamaño va en relación con la realeza. Son casitas reales, no plebeyas. Nuevos saludos, Raúl
ResponderEliminar