Plaza en el barrio de Abantos
Palacio del noble Don Pedro Dávila, en Ávila
Julia Sáez-Angulo
28/8/24 .- Madrid.- El padre de Carmen Sevilla le contó a la actriz Conchita Piquer que su niña quería ser artista, pero él se resistía, porque era muy peligroso el ambiente del artisteo. Conchita Pique, que no tenía pelos en la lengua, le replicó: “Mire, si su niña sale puta, da igual que trabaje en un escenario, como detrás de un mostrador”.
Esta anécdota gruesa, me vino a la memoria al conocer la vida de Rosario Muro, "señorita bien” de familia aristocrática, no fue alentada por los suyos de sangre, seguramente por la misma razón que retenía al padre de Carmen Sevilla, pero ella, Rosario Muro pensó como Don Pedro Dávila, ante la prohibición y las murallas de Ávila: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”. La inscripción figura en el alfeizar de una ventana de su palacio abulense.
A Rosario Muro Antón (Madrid, 1890-1957), de familia gallega procedente de La Coruña, no le permitían ser actriz profesional en la familia, pero, como veraneante escurialense en el Real Sitio, encontró la forma de acercarse al teatro, organizando representaciones o festivales y, con frecuencia, colarse entre los personajes del escenario.
La Asociación Cultural de Abantos explica: "Era hermana de Joaquín Muro Antón, un arquitecto español. Recibió el título en
Madrid en 1916, entrando a formar parte de la Oficina Técnica de Construcción de
Escuelas por el Estado Español desde su fundación en el año 1920 junto a Bernardo
Giner de los Ríos, Jorge Gallegos, Leopoldo Torres Balbás y Mariano Benlliure.
El poeta y libretista de zarzuela Guillermo Fernández Shaw, en su crónica del
periódico ABC del día 11 de mayo de 1921, escribía:
“Rosario Muro no es actriz; sin embargo, es una de las primeras actrices españolas. Y
me explicaré.
No es actriz esta distinguida señorita, emparentada con aristocráticas familias
madrileñas, por culpa de los eternos e inevitables convencionalismos sociales. Ellos le
impidieron consagrarse desde niña a esta noble profesión, para la que tenía y tiene
excepcionales condiciones. Si se hubiese dedicado al teatro profesionalmente, su
nombre figuraría hoy al lado de nuestras actrices más admiradas.
Pero Rosario Muro, a pesar de no haberse consagrado oficialmente a la escena, es,
ante todo y sobre todo, una actriz. Su vocación irresistible la ha llevado a acometer las
más arduas empresas, de las que ha salido siempre triunfante. En el teatro solo
piensa, y para el teatro vive. Tiene belleza—una belleza morena de gran fuerza y
expresión, — tiene figura, y tiene una voz muy bonita y muy dramática. Si a ello se une
que domina perfectamente la escena, que es graciosa cuando hace falta y sabe
emocionar cuando es necesario, que viste muy bien y que trabaja siempre con
verdadero entusiasmo, se comprenderá que el número de sus admiradores sea
extensísimo, y que, función por ella organizada y por ella interpretada, cuente de
antemano con un éxito seguro”.
Según la Asociación Abantos : “En los veranos de San Lorenzo de El Escorial, no había fiesta en la que no participara Rosario Muro, acompañada en muchas ocasiones por el ilustre y gran autor teatral Xavier Cabello Lapiedra. El Real Coliseo, Paraninfo, Casita del Príncipe y El Parque de Alfonso XIII, eran los lugares donde se celebraban y en los que Rosario Muro siempre estaba allí, organizando y dirigiendo.
En el Parque de Alfonso XIII a partir de 1932 con las verbenas y fiestas que ya se organizaban, comenzó la costumbre de celebrar la elección de la Dama Regidora, práctica que siguió hasta 1970, solo interrumpida por la guerra civil. Es a partir de 1940 cuando de nuevo la colonia veraniega y pueblo vuelven a celebrar en este lugar durante el verano verbenas, fiestas, cine al aire libre, así como la instalación de una pista de baile rodeada de palcos, un escenario donde se celebraban representaciones de teatro, zarzuelas, magia y espectáculos infantiles.
La colonia veraniega del Real Sitio siempre mantuvo aficiones teatrales, todavía se recuerda las funciones organizadas por Xavier Cabello Lapiedra, Rosario Muro y Matilde Ribot. Gabriel Sabau, en su libro Historia de San Lorenzo del Escorial, nos dice: “San Lorenzo comenzó a ser considerado como uno de los más afamados centros veraniegos de España, merced en gran parte a la serie de grandes festejos que comenzaron a organizar asiduamente un grupo de grandes amantes del Escorial, capitaneados por las figuras verdaderamente señeras de Rosario Muro y de Xavier Cabello Lapiedra, ilustres veraneantes que dedicaron a la tarea que ellos mismos se impusieron un entusiasmo y un trabajo sin límites.
Toda la colonia veraniega tomaba parte en ellos y al amparo de la verdadera propaganda que representaban, el verano escurialense comenzó a rendir para el pueblo los grandes beneficios que había perdido el invierno con la marcha del profesorado y alumnado de la Escuela de Montes. Baste citar aquí en aquella deslumbrante cadena, fiestas como la de la Poesía o la de la Danza; pero sobre todo, los primeros Juegos Florales celebrados en el año 1915, de los que fue mantenedor el mismo don Jacinto Benavente”.
Rosario Muro, la admirable actriz, que por coquetería sin duda se dejaba llamar modestamente aficionada, puso al servicio de la obra benéfica su inteligencia y su arte. La Hermandad de Señoras de la Virgen de Gracia, patrona de nuestro municipio, en su junta de fecha 15 de junio de 1941, la nombró Presidenta de Honor de la Hermandad. Una vida artística generosa y modesta, enmarcaron el trabajo de esta singular actriz, que participó en nuestras fiestas junto a la llamada “colonia de los veraneantes”, por ello el Ayuntamiento acordó en el pleno del 3 de marzo de 1947, ratificado nuevamente el 24 de septiembre de 1949, designar una calle del Barrio de Abantos con su nombre, en prueba del cariño de este pueblo y de su colonia veraniega.
Al acto de inauguración junto con las autoridades locales, asistió Rosario Muro, que descubrió la placa de granito instalada en la pared del chalet “Villa Rosario·, recibiendo el homenaje y aplauso de autoridades y del público presente en el acto. .Murió́ en Madrid el 15 de noviembre de 1957, y está enterrada en la Sacramental de San Justo en Madrid”.
Rosario Muro fue una actriz y mujer muy activa en sociedad madrileña y escurialense. Bien merece el nombre de una calle laurentina, porque mientras vivió, no hubo función, representación o juego floral en la que ella no estuviera, pese a las reticencias familiares de que fuera una actriz profesional. La calle es paralela a la de Concha Espina.
Igualmente, el 8 de septiembre de 1958 el pleno municipal "en prueba de la simpatía de este pueblo y de su colonia veraniega, acordó designar una calle del Barrio de Abantos con el nombre de Matilde Ribot (1879-1958), prolífica escritora.
Hubo otra mujer destacable entre la colonia veraneantes de las laderas del monte Abantos, que nos dejó este año: Cristina Alberdi Alonso, buena amiga y compañera de Universidad. Fue ministra de Asuntos Sociales con el presidente Felipe González, y dejó el PSOE, al ver la deriva territorial y antiterrorista de Rodríguez Zapatero. Sus últimas conferencias literarias en el Ateneo Escurialense versaron sobre “Las Mujeres en Shakespeare” y “Las mujeres en El Quijote”. Cristina Alberdi, veraneante fiel y residente en largos periodos en el Real Sitio, bien merece igualmente un reconocimiento, de una calle, por ejemplo, como mujer singular, algo que la Corporación no ha hecho a una mujer, desde 1958.
Foto publicada en "La Época" de 1917
Ventana con la leyenda: "Cuando una puerta se cierra, otra se abre"
CARLOS S. TÁRRAGO : precioso tu articulo sobre Rosario Muro. Que bien rescatar y dar a conocer a estas extraordinarias mujeres. Y lo de Cristina Alberdi, lo aplaudo. Una gran mujer, con mucha clase, conocimiento, coherencia y dignidad. No se le ha hecho justicia. Fue una gran ministra.
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ResponderEliminarJulia Marina: Me encanta que nos cuente la historia de cada mujer que ha dejado su impronta o haya destacado en algún campo 👏Gracias !!!!