Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek
27/9/24.- Madrid.- No solo Picasso y otros artistas cumplen y celebran sus 80 años, la pintora Carmen Lastra también los ha cumplido y nos ha reunido a todos en su casa y gran terraza de Aravaca: hijas, yernos, nietos, y artistas de todo género: pintores, escultores, grabadores… amén de amigos, admiradores, coleccionistas y mariachis.
Siempre me ha gustado contemplar el perfil de moneda griega de Carmen de la Lastra y Martínez de Tejada (Santander, 1944), también de figura en siena, sobre el fondo negro en una vasija helena. Ella nació en Santander y no creo que los griegos llegaran a las costas del Cantábrico, pues las suyas eran las del Mediterráneo, pero desde luego digo y sostengo que Carmen Lastra tiene perfil clásico grecorromano de brillante moneda de plata.
Como tiene buena figura, la ropa le sienta divinamente. Se puede permitir llevar zapatos planos y lucir como nadie faldas con plisado soleil -el que más engorda-, porque lo luce con naturalidad y elegancia. Para su cumpleaños eligió un traje pantalón de Lola Claramunt en beige y dorado, que le sentaba de maravilla. Pocas pueden lucir un cinturón ancho en cintura de avispa, y ella lo hace y nos humilla.
Los regalos se amontonaban y los había de todo tipo. Un ramo de flores espectacular invadió a media comida en la terraza. Los artistas le llevaron obra suya, y Carmen la luce en sus paredes junto a sus cuadros, porque le gusta sentirse bien acompañada. Pero el regalo sorpresa llegó al terminar el almuerzo, de parte de sus dos hijas, cuando aparecieron los mariachis y le cantaron de todo, desde las mañanitas del rey David a “cumpleaños feliz”, pasando por corridos amorosos y de soldados de Pancho Villa. Los mariachis llamaban "Carmensita" a la anfitriona. La música siempre conmueve y eleva con su presencia.
En mesas de a ocho y a diez, nos distribuimos en su gran terraza y tomamos de todo: aperitivos variados que comenzaban con un pocillo de cocido montañés, especialidad de la casa, pasando por champiñones al horno, quesos suaves, nueces, almendras fritas, cecinas, gazpacho… hasta la llegada de dos grandiosas paellas mixtas de marisco y pollo, encargadas en Aravaca.
Las hijas de Carmen: Mamen y Cuqui -guapas pero sin perfil griego- supervisaban todo para que los invitados estuviéramos bien atendidos. También ayudaba Eduardo, el yerno; Piluchi la hermana, y los cuatro nietos, que apuntan maneras de ser chicos serviciales -además de listos y deportistas- y esto les honra. Carmen Lastra dijo en sus palabras de agradecimiento, después de apagar velas y cortar la tarta, que “hijas y nietos eran su razón de vivir”.
No faltaba nadie de la basca habitual del arte, y también antiguos amigos y amigas de infancia como Ana María Alemán o llegados ex profeso de Santander, para celebrar con Carmen este día. Ana Vivas y su marido Rafa; Carmen Santaya, Mercedes Ballesteros y Pablo Reviriego; Carmen Palomero y Rogelio Sánchez Molero; Linda de Sousa, María Eugenia y Pedro Molano, Mai Pire… Algunas se excusaron por viaje a Barcelona, como Carmen Valero y bien que lo ha sentido. Hubo una foto solitaria con seis Cármenes presentes en la fiesta.
Carmen Lastra y yo no nos conocimos en el kindergarten, pero casi. Compartíamos buenas amigas. Ella iba con la santanderina Luz Alvear, pintora extraordinaria, y yo con María Antonia Román Prado, puertorriqueña, que esculpía el mármol como si fuera mantequilla. Las cuatro disfrutábamos en los 70 y 80 visitando exposiciones en Madrid y alegrándonos con los triunfos respectivos. Tempus fugit.
Últimamente nos une la música. Carmen y yo contamos con un abono en el Auditorio Nacional y nos vemos muchos sábados junto a Carmen Valero, Mai Pire… y otras melómanas. El sábado anterior disfrutamos escuchando “Fidelio”, ópera de Beethoven, cuya coreografía hizo la gran Helena Pimenta.
Carmen se apuntó a un coro de Aravaca, para seguir la tradición acendrada de coros en Cantabria, pero pronto lo dejó, porque tiene a su hermana Piluchi que lo hace muy bien en el gran coro Matritum Cantat, que dirige Javier Blanco magistralmente. En él canta también Ana Vivas y su marido.
¿Qué más puedo contar de Carmen Lastra, además de ser una excelente artista visual? Hay que dejar parcelas en silencio, porque todas las mujeres guardamos algún secreto y ella no iba a ser menos. Pintora, dibujante, grabadora… En mi casa luce uno de sus grabados sobre Somalo, un bello recinto en un coto de caza riojano, cerca de donde yo nací. Fue una gentileza, en su día, de Carmen, miembro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, al que acude a dibujar casi a diario, para “hacer mano”, como una bailarina que ensaya cada día, para estar en forma.
En su generosidad, al llegar a la fiesta de cumpleaños, Carmen Lastra nos regaló unas flores, broche o tocado -que ella confecciona con manos prodigiosas-, a cada una de las invitadas y las, que se lo pusieron en la cabeza, parecían invitadas de boda. Al terminar la tarta, hubo un sorteo de cuatro dibujos de la artista anfitriona. Las que no nos tocó ninguno, nos resignamos. Reservamos la suerte para el próximo cumpleaños.
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Carmen agradece a los invitados su presencia y amistad
Que bien se lo montan los artistas de Pro arte y cultura .El ramo de flores ,super original.
ResponderEliminarFelicidades para la anfitriona y cumpleañera y saludos desde Málaga,para todos los asistentes
Y que cumplas muchos más .
Fue un día maravilloso!!!
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