jueves, 9 de mayo de 2024

“NUEVA ETAPA”, mayo 2024. Revista de los alumnos del Real Centro Universitario “Escorial -María Cristina, fundada en 1898

Real Centro Universitario “Escorial -María Cristina
Profesor Javier Campos y Fernández de Sevilla


J.S.A. 

9/5/24 .- Madrid.- Ha salido el número 91 de “Nueva Etapa”, correspondiente al mes de mayo de 2024, revista de los alumnos del Real Centro Universitario “Escorial -María Cristina, fundada en 1898, por lo que ya cumplió su centenario en pasadas fechas.

En “Nueva Etapa” (ya en Época III), han colaborado ilustres alumnos que han pasado por el citado Centro docente en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), como son Antonio Rodríguez Moñino, Antoniorrobles, Manuel Azaña, Dionisio Ridruejo, Antonio Tovar y otros.

Javier Campos y Fernández de Sevilla, profesor de la llamada Universidad María Cristina, y presidente editorial de la revista, escribió un interesante artículo sobre la “Vida cotidiana en el Centro Universitario “María Cristina”, durante el confinamiento de la pandemia covid-19 del que extraemos algunos párrafos:

Vida cotidiana en el Centro Universitario “María Cristina” del Escorial, "tema bastante recurrente en historiografía de los últimos decenios, aunque solamente estemos en la órbita de los grandes autores que diseñaron este modelo de análisis sociológico -H. Lefebvre, R. Barthes, etc.-, también incorporado por Ph. Aries para el estudio de la Historia de la vida privada, y otros que han llevado algunas características a la Antropología". (…)

    "Pura vida cotidiana universitaria de este Centro, con todas las características de la homónima corriente historiográfica: lo que se hacía, quién lo hacía, las fiestas del Centro, lo que escribían, lo que soñaban, cómo se divertían, alguna celebración extraordinaria… aquellos jóvenes universitarios de 17/21 años. El propósito fue escoger -y así se ha hecho-, de todo un poco para que el retrato de época haya sido lo más fiel posible, y hacerlo reproduciendo el texto tal cual salió de las prensas de la Imprenta del Real Monasterio. Imprenta que Felipe II no permitió que tuviesen los jerónimos, los cuales debieron emplear bastantes preocupaciones, trabajo y gastos para hacer frente a la impresión de los libros del “Nuevo Rezado” que les había encomendado el monarca, y que se hicieron en los talleres del gran C. Plantino, y luego su yerno J. Moreto. Desde la creación del Real Centro (1892), los universitarios de María Cristina vivían y estudiaban en el mismo edificio, con muchos de sus profesores, actualizando la tradición española de los Colegios Mayores, por ejemplo, los de San Bartolomé (Salamanca), Santa Cruz (Valladolid y Granada), Fonseca o de Santiago Alfeo (Santiago de Compostela), o el Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles (Bolonia)…"          

    "Aquí se recreaba, sin más, el ideal Alfonsino: “Estudio es ayuntamiento de maestros et de escolares que es fecho en algún logar con voluntad et con entendimiento de aprender los saberes” (Partidas, II, XXXI, 1). Concebido con un triple objetivo de convivencia de vida familiar, formación académica e intelectual y adquisición de valores humanos y cristianos en jóvenes entre 17 y 21 años, procedentes de diversas regiones españolas, con diferentes caracteres y estilos de vida, lo que en sí ya era una riqueza. Por tradición agustiniana del ne quid nimis que entronca con la máxima del templo de Delfos y de Horacio, no se anulan los valores individuales, sino que se asumen para enriquecer el colectivo con la suma de las personalidades individualidades, dando origen a un yo que se abre a un nosotros y por eso surge la riqueza del compañerismo y nace una amistad para siempre. Y así queda recogido: “El Claustro de este Centro universitario ha creído necesario añadir otro [reglamento] de carácter puramente interno por el cual se rijan y gobiernen los diversos actos que constituyen la vida cotidiana de los alumnos en su triple aspecto religioso, escolar y social". (...)

            "La simple vida en común ya exige de por sí no sólo ciertas dotes de carácter y comprensión, que hagan grata la convivencia y trato de unos con otros, sino también todas las virtudes propias de un hogar cristiano ejemplar. Lema de este Centro ha sido siempre la vida de familia, la compenetración de dirigentes y dirigidos, y el amor mutuo y respetuoso entre todos”. Hemos dicho que el objetivo de este estudio es hacer una antología puntual del curso académico 1920-1921, donde lo importante es dejar que hablen los protagonistas de entonces; no obstante, recogemos otros textos de los primeros años que pongan el marco referencial para mejor comprender el desarrollo de aquel curso en este Centro Universitario del Escorial. Además de la obra citada de Díferman, tenemos la amplia Historia publicada con motivo del centenario, en tres volúmenes, donde se recoge ampliamente todo el devenir de las personas y del edificio, con todos los pormenores de los cien años, que a ellos nos remitimos". 

"Cuando al comienzo de los años ’60 apareció la revista de investigación del Claustro de Profesores “Anuario Jurídico Escurialense”, se fueron publicando unas amplias crónicas o efemérides -memorias académicas-, donde se recogían los hechos más significativos del Centro, la primera del P. Urquiola, y el resto del P. Díferman

         Por supuesto, fuente primordial de información de la vida cotidiana es la colección de la revista de los Alumnos a lo largos de sus ya ciento veintidós años de existencia, aunque con varios nombres: “El Colegial” (1897-1911); “Nueva Etapa” (1911-1926); “Ensayos” (1926-1931); “Nueva Etapa” (1948- …)” . Especialmente en las crónicas se recogía todo, desde visitas importantes (…) a “conferencias impartidas, las veladas teatrales, los encuentros deportivos -el futbol era una pasión-, alguna demostración hípica, las noticia de una excursión, la defunción de un antiguo compañero. También es interesante desde el punto de vista cultural los temas de los artículos sobre los que escribían los alumnos, la mayoría de creación literaria". 

    "Las fiestas significativas del curso académico donde se mostraba otra imagen del Centro, y repetidas en el calendario de forma fija, eran el onomástico del P. Rector, Carnaval (sic) y la Conversión de San Agustín, titular del Colegio de Estudios Superiores. Días con un importante componente social porque los actos que se celebraban eran públicos, con la asistencia de las autoridades del Real Sitio, amigos, familias y buena presencia de señoritas, invitadas con especial interés por parte de los Colegiales. Esos actos programados -generalmente la Santa misa, veladas teatrales, hípicas y musicales, significaban un esfuerzo añadido dentro del horario académico, pero se programaban con alegría, y se ensayaban con ilusión”. 

    "Tenemos el testimonio de Manuel Azaña que habla así de estas celebraciones: “De los solaces profanos que aportaba Carnaval, el más relevante era el teatro, concesión al espíritu del siglo reiterada en otros días de marca: el santo del rector y la Conversión de San Agustín veían también alzarse el tinglado en la sala del billar o en el claustro bajo, que entonces el templo de la musa aún no había echado raíces en el colegio. Sólo un año vi conmemorar a Santa Mónica con toros embolados: dos becerros de muerte lidiamos que, contra todas las previsiones, en efecto murieron; desastradamente, pero murieron. El suceso de la corrida, desaprobado por los frailes más rígidos, no se repitió. Por venir sin sangre ni estrépito, el teatro parecía inocuo contra la disciplina; no derogaba el orden (…) Rehicimos el repertorio de Apolo y otros teatros de su jaez. Sin retoques, apenas. Nos permitían simular en las tablas la diferencia de sexos, franquicia nunca gozada por los impúberos del colegio de segunda enseñanza. Muchas veces vi a esos desventurados representar zarzuelas en boga; mudábanse en hermanos los amantes y los coloquios de amor en epístolas de dudoso sentido, repugnante insensatez de que sacaba provecho burdamente nuestra malicia. En la Universidad no sufríamos tanto desdoro. Había jovenzuelos esbeltos y pizpiretos especialmente aptos para los papeles de primera tiple; y quien juntaba a la crasitud precoz una dicción reposada, hallábase NUEVA ETAPA 189 en potencia de advenir a dama de carácter. La recluta del coro hacíase por leva de chillones. Metidos en el aula del piano, tratábase de concertar lo mejor posible el desacordado vocerío de tanta laringe virginal. El pianista era un estudiante pontevedrés, zumbón, sentimental, cacique de una pandilla de colegiales, a quien acertó a inocular la morriña galaica. Muchas tardes del curso, acabadas las clases, daba pábulo a su mansa tristeza arrancando al piano hora tras hora muñeiras y alboradas. Tres o cuatro de sus compinches le asistíamos en el rito. La música lánguida y el acento quejumbroso de las canciones, que eran como unos lamentos y unos ayes, nos metían el corazón en un puño (…) Maestro concertador era el padre Rafael, ahijado de Euterpe, de quien recibió en la cuna un violín famoso. Muerto el padre Aróstegui, un vasco que por las hopalandas negras, la talla ingente, la sonrisa enigmática y el casco blanco de la pelambrera se parecía a Merlín el encantador, rasurado, el padre Rafael se alzó por decirlo así con la monarquía de la música en el colegio. Era en la ejecución poderoso brazo. El violinista Monasterio nos visitó cierto día. Reunidos en la rectoral frailes y alumnos, pedímosle que tocase alguna cosa. Trajeron el violín del padre Rafael; Monasterio nos regaló con una pieza superferolítica, ¡Adiós a la Alambra!, que nos dejó pasmados. (Algunos frailes propalaban que Sarasate era mejor ejecutante porque tenía los dedos muy largos, pero que Monasterio tocaba con más sentimiento.) El maestro, al terminar, parecía sudoroso, y soltando el violín exclamó: -¡Es un violín de coracero! El padre Rafael sonreía, cortado. Era angelical, suave. Se le ha de ver en el Empíreo entre las Dominaciones y los Tronos arrancar a brazo partido de su violín de hierro los laúdes del Señor. El padre Rafael profesaba principalmente Derecho Civil. El año que anduve gateando por esa robusta rama del árbol de las ciencias jurídicas, el buen padre, en vísperas de Carnaval, me administraba dos veces al día su magisterio: de mañana nos desojábamos sobre los códigos; por la tarde nos enseñaba de oído la música de Los Africanistas. Más numerosa caterva había de amaestrar el padre en los ensayos de la zarzuela que en la lección de derecho; pero con harto menos trabajo nos agenció en la escena laureles que se malograron en el aula”. 

    "La convivencia en el Centro distaba poco de cómo lo prescribía Alfonso X en las Partidas; el trato era continuo en clase, en el comedor, en las galerías, en las actividades no académicas, etc. Muchos años después de su paso por María Cristina así lo recordará Antonio Tovar, Rector de la Universidad de Salamanca; una ráfaga diaria de vida cotidiana: “Junto a la larga mesa de tablero de mármol, en el oscuro comedor de la “Uni”, apareció, en septiembre de 1928, un padre nuevo. Tuve suerte: el primer año me tocó enfrente del P. Melchor Antuña [arabista y director de la Biblioteca Real del Escorial], y todo el curso, durante las comidas pude disfrutar de su conversación, de su trato distinguido y académico". 

        "Mi segundo año comenzaba en una mesa que, frente a mí, presidía el buenísimo P. Alejo. Venía de Roma y le habían encargado de la clase de Canónico. Yo había ido en septiembre al Escorial para preparar mi examen de esa asignatura, por lo que no iba a ser discípulo yo. Casi lo sentía, aunque los secretos de las decretales y de los impedimentos matrimoniales no me atrajeran grandemente. El P. Matías Espeso fue por entonces cuando me regaló su Bally, el diccionario de griego forrado de un paño fuerte con rayas, y me prestó los dos tomos en griego y en latín de Platón, en los que yo intentaba ir descifrando la doctrina del filósofo, esquivando lo mejor que podía las preguntas del P. Hexiquio en Político o las atroces clases a las 4 de la tarde, en las que había que recitar de memoria trozos de Gascón y Marín ante el bueno del P. Ambrosio. En fin, me quedé asombrado cuando el P, Alejo revisó una especie de traducción que yo había intentado de un trozo del poeta Licofrón, que estaba en griego y lleno de erratas en un grueso tomo ilustrado sobre Ibiza, y que un compañero isleño, lleno de curiosidades, quería examinar. La sonrisa con que el P. Alejo comentó las dificultades de Licofrón, pasando por alto mis muchas faltas, me llenó de admiración. Comprobé que sabía muy bien el griego, y hasta que había leído al poeta que se especializó como el más difícil de aquella literatura. Comenzábamos a agitarnos por aquellos años, en que declinaba la dictadura del general primo de Rivera. La sonrisa admirable con que el P. Revilla oía las discusiones en la mesa, mientras leíamos el ABC, entre plato y plato, a lo largo de los cincuenta minutos, me permitía medir su sabiduría, su comprensión, su humanidad. Alguna vez me contaba de los progresos de su catálogo de los manuscritos griegos, de la necesidad en que se hallaba de ir a Roma para consultar libros que en Madrid faltaban". 

        "Cuando en mi tercer curso en El Escorial ascendí a la mesa de los antiguos [en el comedor], que bajo la directa mirada de los padres de la presidencia, estaba exenta de la vigilancia de un padre sentado a ella, todavía seguía buscando, a la hora de la entrada o de la salida del comedor, la compañía del P. Alejo, que me consolaba con su dedicación a los manuscritos griegos de mi falta de vocación por la leyes. Su ejemplo pesó siempre para que al fin siguiera mis aficiones, y emprendiera el camino que, aunque con vueltas y desvíos, ha sido el de mi vida (…) Aunque nunca me dio clase me dio propiamente una lección, el P. Alejo fue mi maestro en su amor a los manuscritos griegos, y durante muchos años he soñado con seguirle”. La formación humanística fue preocupación en María Cristina desde el comienzo y por eso surge la creación de una revista que, al comienzo fue fraguándose y ensayando en tiradas restringidas de multicopista, y en 1898 se lanzó al público en edición impresa. En sus páginas han quedado recogidas las colaboraciones de generaciones de universitarios de España, sus preocupaciones, sus intereses, su aprendizaje de escritores, poetas, ensayistas. Resalta, por ejemplo, el interés por la lectura, prensa y obras literarias de todo tipo, que muchas veces servía para comentar en un artículo. Y no fue infrecuente que por aquellos años, aunque cursasen Derecho, algunos alumnos sin terminar la carrera, descubrieran la literatura como vocación. Así lo recuerda Dionisio Ridruejo: “Recuerdo del P. Alejo Revilla”, en Nueva Etapa, 26-27 (1963) 217-220. 9 “Al empezar el curso, habíamos fundado un periódico, intento bienquisto de los frailes, gozosos de traer la educación en el pie más moderno. Caballos, teatro, velódromo, un frontón, el foot-ball naciente, en fin, la prensa: Eton no podría competir. Dieron a la redacción una celda vacía y a los redactores algunas dispensas en el horario. El material era famoso. Hojas de papel engrasado que el mejor calígrafo del grupo, meneando propiamente el estilo, arañaba con punzón; rodillo de entintar, plancha y bastidor para las copias: con tal pergeño salimos a luz. Me ensucié las manos y la ropa en el gobierno de las tiradas, pero no la conciencia literaria, todavía informe, escribiendo artículos. Preferí el trabajo de maquinista al esfuerzo de pasarme siquiera una hora delante de las cuartillas, indolencia que auguraba poco bien de mi fecundidad”.

    "Cien años de una revista de jóvenes universitarios”, en Nueva Etapa (San Lorenzo del Escorial), 65 (1998) 11-126. Número conmemorativo del I Centenario. 192 NUEVA ETAPA “Al leer la firma de Antoniorrobles (así, junto) en un número aún reciente de ABC se despierta dentro de mí el gusano de la nostalgia o, más a mi talante, el gusto lírico de la rememoración. ¡Señor! Tenía yo 17 años y acabo de cumplir sesenta. Antonio Robles aparece en la plazoleta del pasado donde yo respiré por primera vez “vida literaria” (…) Mi primer encuentro con ella se produjo en San Lorenzo de El Escorial: Real Colegio de Estudios Superiores de María Cristina. Allí había llegado yo, conducido por mi madre, en un raro día lluvioso del mes de enero de 1928. Aún me faltaban diez meses para cumplir los 16 años (sic). El Monasterio, del que luego me iría enamorando [recordemos su obra Sonetos a la piedra], me pareció un desierto en pie. Volvía al internado tras un fugaz y desarreglado trimestre de libertad madrileña. Cursaba estudios de ingeniería, pero en El Escorial me encontré con las letras, no ya como diversión marginal sino como un horizonte posible". 

        "Dejé pronto la ingeniería por el Derecho -que es lo que estudiaba el noventa por ciento de mis compañeros- y, niño aún, di mi primera conferencia en el teatro colegial y publiqué versos en las dos revistas que se disputaban la atención de los alumnos. Una era la oficial, que en otro tiempo se llamó Nueva Etapa, y luego, con más petulancia, Ensayos. Con los años llegaría a dirigirla. La otra era una “hoja” libre que se titulaba La Oca. En ésta dominaba el tono satírico. La dirigían Salvador Merino y Manuel Llanos, que luego serían socialistas, uno por poco tiempo y el otro hasta hoy, si es que sigue viviendo. El grupo literario “interno” se dividía en dos bandos (…) Otras personas me fueron prestando lecturas y gustos. Seguramente mis compañeros más interesantes de aquel año fueron Antonio Tovar, que ya era latinista, comenzaba a leer griego y llevaba por los pasillos un aspecto de sabio distraído, y Francisco Primo Sánchez y Fernández de Orovio, un asturiano de aspecto delicado, con lentes de pinza, que tenía la biblioteca particular más extensa del colegio. Él me hizo leer a Poe, en tanto que los padres López Ortiz y Raimundo González me aconsejaban la disciplina de los clásicos".

        "El Derecho me interesaba poco. La literatura -la lectura literaria, sobre todo- se convertía para mí en oficio. Aprovechando unas tifoideas me leí a Homero, a Milton, a Shakespeare, a Torcuato Tasso -todo traducido-, a Garcilaso y a Cervantes, al que aún no podía entender. En aquellos ejercicios de confusión entraron también las Historias de Poe (…) Al primero y más fraternal de mis viejos amigos de El Escorial acabo de nombrarlo. Era, poco más o menos, de mi edad y él fue poniéndome en contacto con todos los otros. Aquí es donde viene Antonio Robles, NUEVA ETAPA 193, que reunía a los jóvenes intelectualmente inquietos del pueblo bajo una especie de presidencia intermitente, pues él vivía ya en Madrid (…) Mantenía tertulia en la bodega del Gato Tuerto, instalada en el bajo de una de las casas de oficios y cuya puerta se abría a la bajada más pina que va desde la calle de Floridablanca a la Lonja del Monasterio [Calle o cuesta de Grimaldi]. El mostrador de zinc quedaba frente a la puerta. A la derecha y al fondo, detrás de un biombo, había una mesa grande donde solíamos reunirnos. Nos servía vino el dueño del establecimiento: “el Pichi”, un guardia civil retirado de ideas ácratas, que era tan corpulento como Robles aunque más fibroso. Usaba el tabernero una barba rubia, entrecana, estrecha y corta, y se sobrevestía con un mandil a rayas negras y verdes. Era blasfemo barroco, nada interjectivo, que inventaba sutilezas retóricas como un Calderón vuelto del revés”11. 

      "Otro caso que llamaba la atención y la admiración de sus compañeros fue el del extremeño Antonio Rodríguez-Moñino; en el curso 1924-1925 publicó en la Revista dos trabajos de rigurosa investigación realizada sobre fondos de la Biblioteca Real: “Juan del Enzina”12, y sobre el poeta renacentista y escritor extremeño, “Joaquín Romero de Cepeda”. Al hacer la crónica del curso así opinaba la Redacción de la revista: “El carácter eminentemente erudito y bibliográfico de este precoz muchacho, nos mueve a ponerle una nota, en la convicción de que ésta será más de su agrado que una semblanza en regla. No hay para qué hablar de sus publicaciones, lo interesantísimo es lo que piensa publicar cuando sea mayorcito”. 

    "Creemos que los textos anteriores han podido aproximar con bastante precisión a la realidad de la vida cotidiana en el Real Centro de Estudios Superiores María Cristina".

miércoles, 8 de mayo de 2024

"Inéditos" de Édouard Levé, con prólogo de Thomas Clerc y traducción de Matías Battistón


Édouard Levé, fotógrafo y escritor


        L.M.A.

    08.05.2024.- Madrid.- Llega Inéditos, un esperado libro del pintor, fotógrafo y escritor francés Édouard Levé (París, 1965-2007), que viene a sumarse a su vasta y singular obra publicada por Eterna Cadencia Editora –Obras, Diario, Autorretrato y Suicidio–. 
    Édouard Levé escribía más de lo que publicaba, realizaba todo tipo de experimentos. Era, como afirma Thomas Clerc en el prólogo, “una fábrica de ideas, una especie de máquina de producción permanente”. La traducción  esde Matías Battistón
    Este libro ofrece una selección de esos textos inéditos –un capítulo de una novela inconclusa, un proyecto de diccionario, crónicas de paseos por París, pasajes autobiográficos, poemas, canciones– donde puede apreciarse su inventiva incomparable, esa gracia y claridad raras, ese sello propio.
    “Inéditos” contiene siete secciones: “América, epopeya popular”, “Diccionario”, “París”, “Prosas diversas”, “Canciones y poemas”, “Piezas y performances” e “Intervenciones”. 
    "El amor no me ha hecho hacer nada grandioso, excepto amar. Me ha distraído del trabajo. El amor es más banal que el trabajo: mis estados amorosos se parecen entre sí, y se parecen a los del resto, más de lo que mis obras se parecen entre sí, o se parecen a las del resto. El amor no distingue, une y banaliza. La obra artística es única, pero produce menos dicha que el amor. El amor te hace desdichado cuando se acaba", dice el autor en la página 69.
 “…el arte de Levé vibra con pulsiones contradictorias y consigue la rara proeza de cargar de expresividad los recuentos más inexpresivos y dar vida emocional al formalismo más frío”, ha dicho de Levé, Graciela Speranza
                                       Suicidio anunciado
    "En ocasiones, luego de la muerte de un autor lo que no publicó en vida nunca verá la luz. Ya sea porque los herederos guardan celosamente sus papeles y archivos digitales, o porque lo encontrado no tiene la relevancia suficiente para convertirse en un futuro libro, o porque el escritor se encargó de destruir todo antes de su muerte, entre tantas otras posibilidades. Ninguna se corresponde con el caso del escritor y artista Édouard Levé. Fallecido en 2007, a la edad de 42 años, dejó en sus archivos un gran número de textos inéditos, tan potentes como perturbadores. 
    Estos escritos, traducidos por primera vez al castellano, reflejan –como la bola de discoteca que era uno de sus objetos favoritos– la variedad de géneros literarios en los que emergen las obsesiones de Levé: un capítulo de una novela inconclusa que transcurre en Estados Unidos; entradas para un proyecto de diccionario; crónicas de paseos por París; textos autobiográficos; poemas y canciones; breves ensayos. 
    Inéditos se vuelve un libro imprescindible tanto para quienes quieran ahondar en la producción de Édouard Levé como para quienes deseen acercarse por primera vez a la obra de un artista inclasificable, que se suicidó en 2007, poco después de enviar una obra a su editor, titulada "Suicidio", que se publicaría en 2008.

Regreso al mundo de los templarios, con aire de fiesta . Monzón, en Huesca, recrea la infancia del que sería Jaime I el Conquistador

Castillo de Monzón. Huesca


    L.M.A.

            08.05.2024 .- Cientos, miles de caballeros templarios vestidos de blanco con su capa con la cruz anconada roja al viento, luchas y justas a pie o a caballo, decenas de puestos en el mercado medieval, jaimas con artesanía, representaciones teatrales, desfiles, bailes, conciertos, pasacalles, talleres, actividades para niños, visitas al castillo, carrera de obstáculos, concurso de trajes, de escaparates y de decoración de mesones medievales, etc. y por supuesto abundancia de viandas y buen vino.

Este es el plan que propone a mediados del mes de mayo, el pueblo de Monzón en Huesca, a orillas del río Cinca, en su fiesta más popular y de mayor contenido histórico que lleva el nombre de Homenaje Templario a Jaime I y Guillem de Mont-Rodón declarada de Interés Turístico de Aragón, que busca conseguir que sea de Interés Nacional. Esta festividad, celebrada año tras año desde 2010 (con el paréntesis de los dos años de la pandemia), busca conmemorar la llegada y estancia en Monzón, siendo niño, del que sería rey Jaime I, El Conquistador y su tutela por la Orden del Temple, entre los años 1214 y 1217, cuando apenas tenía 6 años. Es por eso que se honra la figura del comendador de la Orden, Guillem de Mont-Rodón, quien aleccionó al huérfano rey Jaime durante su dura infancia, y que a la postre forjaría su carácter como monarca.

Durante los años en que Jaime I residió en la capital del Cinca Medio, Monzón se convirtió en el centro de todas las atenciones del reino. Fue aquí donde comenzó la apasionante historia de un niño destinado a convertirse en uno de los reyes más grandes de la Historia de Aragón y de España.

Su infancia no fue fácil. Cuando tenía tres años, el futuro Jaime I quedó bajo la custodia de Simón de Montfort y fue recluido en el castillo de Carcasona. A la muerte de su padre Pedro II en la batalla de Muret, Montfort se vio obligado a entregarlo a los aragoneses contra su voluntad por orden del papa Inocencio III. Cuando fue devuelto, parte de su crianza se puso en manos de los caballeros templarios del castillo de Monzón, donde estaba la sede general de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña. El maestre Guillem de Mont-Rodón era el tutor del niño, que vivió allí con su primo, Ramón Berenguer de Provenza, de su misma edad.

Esplendor medieval

Durante el fin de semana del 17 al 19 de mayo, Monzón recupera el esplendor medieval con un programa lleno de acontecimientos y recreaciones que conmemoran la llegada y estancia en la localidad de El Conquistador. Escenario no le falta, Monzón posee un casco histórico bien conservado en el que destacan edificios de interés como el Ayuntamiento, Casa de Pano, el Palacio de los Luzán, la Casa de Zazurca o la casa natal de Joaquín Costa, político, jurista, economista e historiador, en la que se ha creado un museo en torno a su figura.

Pero sin duda su imagen más notable y marco especial para la fiesta templaria es la inconfundible e imponente silueta de su castillo, elevado sobre una colina, con orígenes en el siglo IX. Declarado Monumento Nacional, fue erigido por los musulmanes; posteriormente sería sede de la principal encomienda templaria de la Corona de Aragón, donde se educó al infante Jaime I, futuro rey de Aragón. En la actualidad, el castillo acoge un interesante Centro de Interpretación sobre el fascinante mundo de los monjes-guerreros de la Orden del Temple. Otro de los monumentos más sobresalientes de Monzón es la concatedral de Santa María del Romeral, de origen románico, donde en tiempos se celebraron varias sesiones de cortes de la Corona de Aragón. Ambos con vitola de monumento histórico-cultural de interés nacional, acogieron a reyes y nobles.

Momentos especiales de la fiesta

Aunque durante los tres días que dura la fiesta hay decenas de actividades diversas, tres son los momentos especiales que no hay que perderse: “El Concejo de Monzón y su pueblo reciben al rey Jaime”. Solo han pasado unos días desde que, en Lérida, la nobleza aragonesa reconociera como heredero al huérfano infante Don Jaime y le jurasen fidelidad. Por deseo de su madre y del consejo de regencia, será educado y protegido en Monzón por la Orden del Temple. El Concejo de Monzón, formado por el Juez y los Alcaldes de las parroquias, junto con el pueblo, esperan en la Plaza Mayor la llegada para agasajar al rey con músicas y danzas. De forma inesperada, Diego de Marcilla, un caballero turolense, y su escudero Esteban, de camino a las tierras del sur, han oído de la llegada del joven rey a Monzón, ellos que lucharon en Muret, junto a su padre el rey Pedro, quieren aprovechar la ocasión para rendirle vasallaje a su nuevo Señor, Jaime I.

En el espectacular castillo de Monzón, el infante Jaime es presentado a la encomienda del temple de Monzón. Los templarios del castillo de Monzón se reúnen en un Capítulo extraordinario para recibir al rey Jaime. Por primera vez el niño sube al castillo y en su Sala Capitular el Maestre Guillem de Mont-Rodón le presentará a sus maestros y caballeros, quienes le van a enseñar y acompañar durante los próximos años. Y una sorpresa, otro niño, su primo Ramón Berenguer, también le espera. También en el castillo tendrá lugar en 1217. Despedida del rey Jaime I. Han pasado tres años desde que llegó a Monzón el rey Jaime. Las vecinas de la villa lo han visto crecer y saben de sus progresos. Pero un rumor corre por las calles, un duro momento se acerca, el de la partida de rey. Y las despedidas no le gustan a nadie.

Pero, por supuesto en la fiesta hay muchas más escenas de interés, como el desfile templario con antorchas en la noche del viernes, seguido de danzas medievales en honor al nuevo Concejo. En la mañana del sábado tiene lugar el desfile Partida de las tropas y gentes de Monzón al encuentro del rey Jaime I, desde el Mercado Medieval al campamento de recreación y comienzan los momentos de acción que más llaman la atención, como las Escaramuzas entre aragoneses y castellanos y un momento emotivo, la interpretación del Himno de Mont-Rodón. Durante toda la tarde se suceden los desfiles, danzas, pasacalles y los actos en el castillo y sus inmediaciones.

Entre los actos del domingo, el más vistoso es el Torneo medieval a caballo en honor al rey Jaime junto al río Sosa que tiene lugar por la mañana. El pequeño rey Jaime I ya está en Monzón. Largo ha sido el viaje de vuelta tras su cautiverio en Francia. Los nobles de Aragón y Catalunya quieren honrarlo como se merece, por eso han preparado un torneo en su honor. Los mejores y más famosos caballeros, sus vasallos, se batirán por el favor del monarca. Un torneo a ultranza donde los golpes, las cargas y los combates son reales, como se hacía en el siglo XIII. Y, a última hora del domingo, la entrega del Premio Mont-Rodón del año, la 1217. Despedida del rey Jaime I y la Clausura del Homenaje, con la lectura de la carta del rey Jaime a Monzón y, de nuevo, la interpretación del Himno Mont-Rodón. De que todo eso sea posible se encargan más de un centenar de entidades, asociaciones y colectivos implicados en la organización. Estos colaboran con el Ayuntamiento que impulsa esta fiesta desde las concejalías de Turismo y Ferias.

Mercado, campamento y talleres

Sin duda el lugar más animado durante los días de la fiesta es el Mercado medieval de Artes y Oficios que acoge casi un centenar de puestos donde es posible comprar de todo: ropa, artesanía medieval, joyas y bisutería, todo tipo de comidas. También hay que destacar la reconstrucción histórica de un campamento medieval de la alta Edad Media, donde se reproducirá cómo era la vida tanto civil como militar en la alta Edad Media. Un museo viviente estructurado por zonas en el que se desarrollarán diferentes escenas medievales de los siglos X al XIII con el mayor rigor y fidelidad histórica posibles. Exposiciones permanentes de armas, armaduras, elementos de vida civil, vestimenta y costura altomedievales.

Otro apartado interesante es el de los talleres, muchos de ellos dedicados a los niños. Hay para todos los gustos: Taller de cobre, de instrumentos musicales, de torno, de escritura medieval, de cestería tradicional, de vidrio soplado, de construcción de maquetas medievales, de fragua artesana, de cocina medieval...

Y a propósito de cocina, no hay que olvidar que, entre desfile y desfile, entre danzas y torneos, hay que buscar tiempo para disfrutar de la gastronomía medieval y de la actual en Monzón. No pueden faltar los derivados de la matacía, como se denomina en la zona la fiesta de la matanza del cerdo: longanizas, morcillas, chorizos o las típicas tortetas, con base de sangre, pan rallado, harina y manteca y a la que añaden otros elementos como huevos, anís, ralladura de limón, azúcar... también las judías caparronas originales de Monzón que suelen tomarse con setas, el ternasco asado, las empanadas de calabaza y para endulzarse la vida, los pasteles Templarios, con hojaldre caramelizado con leche, mantequilla y almendra, las Alegrías de Monzón, cerezas bañadas en licor y recubiertas de chocolate y las Barbaritas, bizcocho de almendra decorado con cerezas y con forma de flor.

Premios SM El Barco de Vapor y Gran Angular 2024, entregados en la Casa de Correos

  • La leyenda del samurái y la mariposa azul de Pedro Caldas e Intruso de David Lozano fueron las obras distinguidas, respectivamente.
  • Los autores estuvieron acompañados por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría; José Manuel Cidad, presidente de SM; y Mayte Ortiz, directora de la Fundación SM; entre otras destacadas autoridades del mundo de la cultura y la educación.
  • El acto, presentado por la periodista y escritora María Gómez, se celebró en la Real Casa de Correos de Madrid.
  • La Fundación SM creó estos galardones, los más importantes de la Literatura Infantil y Juvenil en lengua castellana, en el año 1978 para promover la creación literaria destinada a niños y jóvenes. En esta edición, se han recibido más de 240 manuscritos.



    L.M.A.


Madrid, 7 de mayo de 2024.- S.M. la Reina presidió la entrega del Premio SM El Barco de Vapor de literatura infantil a Pedro Caldas (Sevilla, 1973) por el libro La leyenda del samurái y la mariposa azul, y del Premio SM Gran Angular de literatura juvenil a David Lozano (Zaragoza, 1974) por Intruso, en el transcurso de una ceremonia celebrada en la Real Casa de Correos de Madrid. A este acto de concesión de los galardones en la cuadragésima sexta edición de los Premios SM de la Fundación SM, dio la bienvenida la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, "a la casa de todos", a un acto que calificó de "significativo" porque "cuando la juventud se rodea de libros, se rodea de sueños, desarrolla su imaginación, vive intensamente su creatividad y engrandece su mundo interior", en sus propias palabras.

También Doña Letizia estuvo acompañada por la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría; Mayte Ortiz, directora de la Fundación SM; y José Manuel Cidad, presidente de SM; entre otras destacadas autoridades del mundo de la educación y la cultura. 


Su Majestad la Reina celebró "que la literatura infantil y juvenil goza de vigor y de salud en nuestro país". Elogió las obras ganadoras, muy diferentes en apariencia pero también con "algunos elementos en común: esa indagación sobre cómo podemos proteger lo que no podemos ver, el respeto a la veteranía (la del samurái, la de Dani en el centro de menores), la importancia de la amistad, la atenta belleza de la luz y, por supuesto, la conveniencia de abandonar los prejuicios y el maniqueo blanco y negro para comprender el alcance de los grises en la vida". 

Doña Letizia destacó La leyenda del samurái y la mariposa azul de Pedro Caldas como "ejercicio rejuvenecedor" que, además, nos permite "sumergirnos en el Japón medieval", y ensalzó "su destreza para contar cosas complejas desde el simbolismo y la fantasía". Agradeció asimismo a David Lozano, autor de Intruso, "la valentía de haber sabido crear una novela para adolescentes en la que se habla de delitos cometidos por menores y del acoso escolar, el maltrato y el abuso, y de las consecuencias que estos comportamientos tienen".

En su intervención, la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, declaró su admiración a los premiados por ser capaces de "unir el mundo real, la actualidad, con la ficción". Subrayó como valor en alza de La leyenda del samurái y la mariposa azul, "saber ponerte en los ojos y la piel de tu adversario, y cuidar de las pequeñas cosas que nos rodean". Respecto a Intruso, ensalzó que es "un libro protagonizado por menores de edad a los que la vida les da una segunda oportunidad".

Por su parte, el presidente de SM, José Manuel Cidad, lanzó una invitación a “volver al origen”. A los orígenes personales, “volver al lugar donde transcurrió nuestra infancia, al menos una vez al año”, como se viene haciendo de la mano de la Fundación SM cada vez que se entregan estos premios, ininterrumpidamente desde 1978, a obras que, además, son, “luz y guía para la literatura futura en muchas ocasiones”. También sugirió “rescatar algunos elementos del origen en la educación, mostrando nuestro reconocimiento y apoyo al profesorado y, como dice la última campaña de la Fundación SM, levantando la mano por el profesor. Y poner a cada alumno en el centro, con sus necesidades y anhelos profundos y dedicar todos los medios posibles, en tanto en cuanto le ayuden en su crecimiento de forma integral, con valentía, pero también con responsabilidad”. Concluyó homenajeando a los grandes protagonistas de la gala: “los libros. Y sus creadores. Libros que nos piden parar, hacer silencio, concentrarse, para vencer esa barrera inicial, sabiendo la recompensa del placer de leer. Libros que nos emocionan, que nos hacen disfrutar, que nos llevan a la belleza, que nos provocan preguntas, que nos invitan a empatizar con el otro, que nos ayudan a encontrarnos con nosotros mismos, como las dos obras premiadas”.

Premios SM El Barco de Vapor y Gran Angular 

El jurado del Premio SM El Barco de Vapor 2024 ha elegido La leyenda del samurái y la mariposa azul de Pedro Caldas como mejor obra de literatura infantil por ser “un soplo de aire fresco en la literatura infantil y juvenil actual, que descubre a los lectores la atenta belleza de la inteligencia combinada con el humor, y porque es una novela de aventuras hiladas con ironía y delicadeza japonesa, en la que no sobra ni falta una pieza”.

Por su parte, la decisión del jurado de otorgar el Premio SM Gran Angular 2024 a la obra de literatura juvenil Intruso de David Lozano se sustenta en “la originalidad del enfoque, la calidad literaria y la agilidad narrativa”. También en la presentación de “un escenario complejo y transformador, con una voz protagonista que conecta con el lector potencial, construyendo un mundo de ficción que interpela a los adolescentes de tú a tú, sin condescendencia. Su lectura no te deja indiferente; revuelve y te arrastra a posicionarte y compartir puntos de vista. Suscita reflexión y debate. Crea un mundo de ficción del que no sales indemne”. 

Terminado el acto, quedó abierta la convocatoria de la 47.ª edición de los Premios SM El Barco de Vapor y Gran Angular, cuyos ganadores se conocerán en 2025.

Estos galardones, dotados con 35 000 euros cada uno, son los más relevantes del mundo en el ámbito de la literatura infantil y juvenil en castellano, lo que contribuye a la recepción de un gran número de originales procedentes de toda España y varios países de América Latina.

martes, 7 de mayo de 2024

Exposición: “LA RUTA DEL MANTON DE MANILA” (La feliz unión entre Asia, Hispanoamérica y España)

 Casa de América, Plaza de Cibeles-2

Del 30 de abril al 17 de mayo de 2024  


 
 
Mayca NÖIS
 
07/05/2024.- Madrid.- Bajo un sugestivo título y en un emblemático y bellísimo encuadre tiene lugar esta exposición comisariada por la colombiana Verónica Durán Castello ,que reside actualmente en Madrid,  siendo una de las mayores coleccionistas de mantones de Manila en España.
Verónica (periodista) tiene una larga trayectoria entre temas de inmigración, arte y cultura. Colaborar con varios medios de comunicación. Sus proyectos y exposiciones se diversifican entre España, Colombia y Estados Unidos. Acreditada editora de más de veinte libros . El que presenta en la exposición sobre el tema exhibitorio tiene una gran factura de interés.
La exposición reconocida por la Consejería de Cultura , Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid  dentro de la ruta comercial denominada “Galeón de Manila”, “Ruta del Galeón e Acapulco” o “Nao de China” entre 1565 a 1815 que unía Asia, América y Europa. En 1565 Miguel López de Legazpi, por mandato de Felipe II, comanda la Nao San Pedro que dirige la expedición que guía el fraile agustino y cosmógrafo Andrés de Urdaneta descubre “el tornaviaje”, ruta marítima que atravesaba el Océano Pacifico de Oriente a Occidente.
Confeccionar lo que en principio fue un “chal” en más de 4.000 años de artesanos chinos que fueron capaces de extraer los sutiles  y finos hilos del gusano de  seda  para confeccionar el tejido de seda (que era un secreto de estado). Un chal con dibujos  bordados antecedente del “mantón”. El chal al pasar por Filipinas y concretamente la capital Manila  (antigua colonia del Imperio español) se le empezó a denominar con este nombre. En España, sobre todo en Sevilla, se popularizó en el uso en las mujeres de alta sociedad.
Las cigarreras al desembalar los puros que venían de Cuba en sedas sutiles para preservar su humedad después del largo viaje en barco se apropiaron para su uso por su suavidad y se les empieza a bordar con motivos cercanos a nuestra cultura.
Van sin flecos que se añadieron más tarde en una longitud que tiene 50 centímetros en la actualidad. El mantón tiene que ser grande, cuadrado, con peso. Que se apoye suavemente sobre los hombros y levantarlo cuando se desliza en un gesto de reposición tan femenino.
Se convierte en uno de los objetos que simboliza el contacto con Oriente e Hispanoamérica. Se combina: decoración asiática, nuestro color  y simbolismo hispano. Aúna culturas. En Madrid, que en estos días celebra a su patrón San Isidro hace resaltar y acompaña  el tradicional traje de chulapa
Su “confección” tiene un largo y costoso proceso. Los dibujos sobre la tela se ponen con unas plantillas, previamente perforadas, para dejar marcado el dibujo en la tela. Se pasa a continuación al bastidor y se comienza a bordar. Para al estar terminado el cuadrado se le implementan los flecos por la técnica del macramé. Estos preciosos flecos, que tanto realce añaden a la tela bordada, son de origen árabe y se les unió con una finalidad espiritual para contrarrestar el mal de ojo.
Los objetos y figuras que figuran en los bordados tienen también su simbología representativa sobre todo en los mantones más antiguos. El tigre representa el oeste, el viento y el otoño. El ave Fénix simboliza el sur, el fuego y el verano. La tortuga representa el norte, la tierra y el invierno. El dragón simboliza el este, el agua y la primavera. Los cestos de la abundancia representan las cuatro estaciones y traen buena suerte. El león Fú el el guardián que protege el hogar y ahuyenta a los malos espíritus. El pez representa la perseverancia, la fuerza y abundancia, la riqueza y la buena afortuna. La mariposa representa la belleza y el calor y color del verano. Acompañada por flores simbolizan la búsqueda del amor.
Cuenta la exposición con más de cincuenta objetos: mantones de Manila , cajas de los mantones, artesanías mexicanas, postales antiguas, bordados, complementos y piezas inspiradas en el mantón
La recepción  personal por Verónica en grupos reducidos que se van sucediendo, de la larga cola de interesados asistentes, supone un aliciente mejorado para conocer por su relato, tan conocedor y documentado ,de la trayectoria del principal objeto expositivo del mantón de Manila.
Se desarrolla en tres salas de recorrido: Sala Camoens, Inca Garcilaso y Bernardo de Gálvez.
 La primera sala con la selección de cajas de los mantones de Manila. Estas cajas en las que se trasportaban son en sí ya una obra de arte. Protegían las sedas durante la larga trayectoria de travesía, generalmente en barco. Se las dotó siempre de un gran valor estético muy en consonancia con el tipo de mantón al que se protegía envuelto en papel de seda en una primera caja de cartón con una cenefa bordada en seda y dibujos generalmente en técnica de guache. Esta primera caja con su importante contenido se introducía en una segunda caja de madera lacada generalmente en rojo y negro y dibujos a veces en pan de oro.
La segunda sala: mantones de Manila seleccionados de distintas colecciones privadas. Todos entre 100 y 180 años de antigüedad
La tercera sala: añade el influjo en la creatividad entre los diseñadores españoles como Juan Duyos  con un quimono- batín elaborado a partir de un mantón y Antonio Alvarado., con las aportaciones de sus diseños de Alaska y María Barranco. Postales antiguas coloreadas y carteles antiguos de Sevilla.
La muestra, tan bien organizada y planteada, nos comunica además de su historicidad, cómo en nuestros días esta preciosa y pieza sigue siendo objeto de acompañamiento social.





JULIO GALÁN expone su escultura “Génesis” en los Jardines del distrito de Hortaleza. Madrid

Julio Galán ante una de sus esculturas

Julio Galán, escultor, junto al concejal David Pérez García



Julia Sáez-Angulo

        Fotos Luis Magán y Lola Rodríguez

7/5/24.- Madrid.- El escultor Julio Galán expone sus obras más recientes en los Jardines de la Junta Municipal del distrito de Hortaleza (Carretera de Canillas, 2), bajo el título de “Génesis. El poder de la creación”. Más de una veintena de piezas en acero inoxidable y pátinas de colores puros. La exposición, comisariada por Ana Melo, permanecerá abierta hasta el 28 de junio de 2024.

La muestra, que ha sido inaugurada por el concejal David Pérez García, acompañado de su asesora Isabel Martínez Cubells, ha contado con la presencia de un grupo de personas ciegas de la Fundación de la ONCE, que han seguido atentas las explicaciones del escultor, mientras palpaban y tocaban las piezas. Con sus manos podía sentir la emoción del arte, atendiendo a la forma, lisura o rugosidad de los materiales. Entre ellos se encontraba Miguel Moreno, ex director del Museo Tiflológico en Madrid, que en pronto se trasladara al recinto del Palacio del Duque de Pastrana, en edificio de nueva planta con plena accesibilidad. En la colección del museo figuran numerosas esculturas, entre ellas, de Julio Galán.

    Joseph Haydn tiene una de sus composiciones musicales titulada “La Creación”, recientemente interpretada en el Auditorio Nacional en Madrid. La Biblia, la Sagrada Escritura es con frecuencia fuente de inspiración para los artistas, en este caso para Julio Galán (Simancas. Valladolid, 1969), que iba dando cuenta de los episodios del “Génesis”, como son la luz, el tiempo…El escultor explicaba todo ello con respeto y fe.

    Julio Galán, que expuso en 2023 en el claustro de la iglesia de San Salvador de Simancas, ha llevado a cabo diversas esculturas, monumentos al aire libre, por encargo de Ayuntamientos, empresas y otras instituciones.

    Entre los asistentes al acto, numerosos artistas del Grupo Amarillo, algunos de los cuales formarán parte de la relación de 15 artistas seleccionados -Julio Galán entre ellos- por Ruth Bardía, que a finales del mes de mayo abrirá nueva galería de arte en Madrid con el nombre de Espacio 15.

    Más información

    https://www.instagram.com/juliogalan_artist/

Julio Galán, escultor


Julio Galán explica su obra a los ciegos que tocan sus obras
"Racimo de uvas", escultura de Julio Galán
Jardines de la Junta Municipal del distrito de Hortaleza
Julio Galán, escultor y visitantes a su inauguración





LYGIA CLARK – HÉLIO OITICICA | LETTERS 1964–1974 EN IVORYPRESS GALLERY. MADRID



L.M.A.

    7/5/24 .- Madrid .- Ivorypress Gallery, en Madrid, presenta el segundo volumen de la serie Ars Litterae: Letters 1964 - 1974, de Lygia Clark y Hélio Oiticica.
Entre 1964 y 1974, dos de los más destacados artistas del llamado ‘Neoconcretismo’ brasileño, Lygia Clark y Hélio Oiticica, mantuvieron una correspondencia extraordinaria que se publica ahora traducida al inglés. Dichas cartas son, en primer lugar, un testimonio de amistad y complicidad, que fue creciendo desde mediados de la década de 1950 cuando se conocieron en medio de una atmósfera de enorme ebullición creativa en Brasil. El encuentro terminó por ser un acontecimiento para la vida y la carrera de ambos, en un país que, además, se preparaba para la eclosión de la llamada segunda Modernidade, el desarrollo artístico que, según Ivo Mesquita, crítico de arte y comisario brasileño, empieza en los 50 y dura hasta mitad de los 80 del XX. Clark era bastante mayor que Oiticica -casi veinte años- y ambos llegaban de dos mundos antitéticos: de Minas Gerais la primera y de Río de Janeiro el segundo. Clark había participado ya en la Bienal de Venecia de 1954, representando a Brasil, y Oiticica, nacido en una conocida familia carioca de raíces intelectuales, era un joven ansioso de acontecimientos.
Las cartas son mucho más que el relator inesperado y privilegiado del panorama artístico internacional, narrado en el registro de las intimidades propiciadas por la correspondencia. Son el testimonio del afecto, el respeto, la confianza y la fidelidad, artística también, de dos amigos que fueron además dos grandes artistas.
Este libro da continuidad a la serie Ars Litterae que, siguiendo los pasos de LiberArs –libros de artista para todos-, tiene como meta poner al alcance de los lectores internacionales y en un formato asequible textos poco conocidos de artistas del siglo XX. La serie Ars Litterae la dirige Estrella de Diego, Académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, escritora, investigadora y catedrática de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid.
    Lygia Clark (1920–1988, Brasil), fue famosa por sus innovadoras pinturas e instalaciones. Desempeñó un importante papel en los movimientos constructivistas y tropicalistas brasileños de mediados del siglo XX. Junto con otros artistas brasileños como Amilcar de Castro, Franz Weissmann, Lygia Pape y el poeta Ferreira Gullar, Clark fue cofundadora del movimiento Neoconcreto. La trayectoria artística de Clark dio un giro en 1960, cuando comenzó a realizar experiencias artísticas interactivas para los espectadores, a los que se refería como ‘participantes’. Su obra ahondaba en la interacción entre el interior y el exterior, explorando la relación entre el yo y el mundo.
    Hélio Oiticica (1937–1980, Brasil) fue asimismo una figura destacada en el movimiento de arte Neoconcreto, abogando por que las obras de arte emularan organismos vivos. Rechazando las formas puras de representación, los neoconcretistas buscaban el compromiso espacial con el espectador. A pesar de la brevedad del movimiento, influyó en el cambio de Oiticica hacia un estilo más interactivo y menos formalista, dejando huella en sus obras posteriores, en las que, al igual que en la carrera de Clark, la participación del espectador era fundamental.

Author: Lygia Clark – Hélio Oiticica
Year: 2024
Binding: Softcover
Language: English
Size: 220 x 140 mm
ISBN: 978 84 120908 8-8
Price: 25.00 €

lunes, 6 de mayo de 2024

M. PILAR VENEGAS expone “Óleos (2021-2024)” en la galeria de arte Domus Artis de El Toboso. Toledo

MARÍA PILAR VENEGAS expone en la galería Domus Artis




L.M.A.

7/5/24 .- Madrid.- La pintora MARÍA PILAR VENEGAS, residente en Madrid expone “Óleos (2021-2024)”, del 11 hasta el 25 de mayo, en la galería Domus Artis de El Toboso (Toledo), dirigida por Juan Alfonso García-Donas. Julia Sáez-Angulo, miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte. AICA/Spain ha escrito en el programa de mano:

“Un pintor figurativo pinta lo que le rodea, lo que tiene delante, alrededor de su espacio vital, recuerda el pintor realista Antonio López. La pintora María Pilar Venegas participa de este aserto, cuando la vemos pintar lo que tiene cerca y le atrae por la singularidad de sus formas y por el color. Lo que contempla en la vida cotidiana o lo que le atrae y elige, en sus viajes por la geografía y la naturaleza. "Solo pinto lo que está cerca de mis ojos", explica, la autora.

En esta exposición de la galería Domus Artis, dirigida por Juan Alfonso García- Donas, la pintora con casa y colección de arte propia en El Toboso, quiere mostrar su reciente trabajo artístico, una veintena de óleos -paisajes, retratos, flores, naturalezas muertas- que abarca los años 2021-2024. Así que veremos sus paisajes manchegos, principalmente de molinos de viento en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) o Mota del Cuervo (Cuenca); paisajes de campos de lavanda en Guadalajara; los hayedos de Pedrosa, en Segovia; vistas de su querido El Toboso (Toledo); paisajes de la Mojácar, Vera o Garrucha (en Almería, donde veranea)…

Las plantas y flores de jardín o de interior son otro campo contemplado por la pintora por su manifestación del color. Las rosas, clivias, hibiscos, alegrías, pelargonios, camelias, hortensias…están en sus cuadros. Ya se sabe -dicen los irónicos- que “la naturaleza, envidiosa, imita al arte”, compitiendo en los colores.

M. Pilar Venegas también aborda los objetos que ella reúne y combina, después de abiertos o consumido, como son las cajas de bombones, golosinas o dulces, a modo de naturalezas muertas o bodegones. Y por supuesto, los retratos del profesor Antonio García Zuazo y el de ella misma, vestidos con el traje regional de Madrid, donde residen. A la pintora le gusta la figura humana y toma como modelos a quien tiene más cercano: ella y su esposo.

Pintora al aire libre y en el estudio, para plasmar paisajes o retratos en sus lienzos, la autora cuenta que ha recorrido numerosos lugares, buscando vedutte, ahora y en su juventud. Como buena artista visual, sabe indagar y encontrar las luces más adecuadas en cada estación para el cuadro, por eso madruga o espera al atardecer, para apresar la luz requerida, que envuelve más que deslumbra. La luz, elemento clave de la pintura para hacerla luminosa o melancólica. Sus recorridos y estancias en distintas tierras son verdaderas aventuras humanas y artísticas, donde conecta con la gente del lugar que se interesa por su trabajo.

Alguna entrada en el arte sacro, siempre por encargo, la pintora ha llevado a cabo un gran cuadro con la representación de Sor María del Sacramento, religiosa concepcionista, para la parroquia de El Toboso, esa iglesia que hiciera exclamar a Don Quijote: Con la iglesia hemos dado, Sancho, ante su monumentalidad que permitía verla desde lejos en el paisaje manchego. Y en esta exposición podemos contemplar el cuadro delicioso de la “La Virgen de la rosa” o “Paseando con el Niño”.

M. Pilar Venegas se atreve con todos los géneros pictóricos y a ellos se entrega en presencia, amor y maestría. Una carrera pictórica intensa e ininterrumpida desde 1970. Como decía el peruano Jorge Eduardo Eielson: Ser artista es jugarse la vida por una pincelada”.

        Más información

https://lamiradaactual.blogspot.com/2024/05/m-pilar-venegas-expone-sus-oleos-en-la.html


M. Pilar Venegas, autorretrato de madrileña
Profesor Antonio G. Zuazo, vestido de madrileño. Retrato

“Semblanza. Leopoldo Matos Massieu (1878-1936)", libro de María Hernández-Sampelayo Matos


Leopoldo Matos Massieu (1878-1936)



Julia Sáez-Angulo

6/5/24.- Madrid.- “Semblanza. Leopoldo Matos Massieu (1878-1936)", es el libro escrito por la Doctora historiadora María Hernández-Sampedro Matos, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, nieta del biografiado. Publicado por la editorial EDIGECA, el libro fue presentado por Javier Cremades García, abogado fundador del despacho jurídico Cremades & Calvo Sotelo y Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, ex presidenta de la Comunidad de Madrid.
    El acto de presentación tuvo lugar en la Fundación Cremades-Calvo Sotelo y contó con un animado coloquio.
        El libro, que  cuenta con 140 páginas, lleva una relación de las fuentes consultadas y una serie de fotografías sobre el personaje Leopoldo Matos Massieu.
“Si hubiese una frase con la que intentar definir al protagonista de este bosquejo histórico, ésta podría ser que “era un hombre leal, inteligente, honrado y de infranqueable pasión por la política”, dice la autora.
Leopoldo Matos Massieu nació en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y fue, durante décadas, una de las figuras más relevantes de la política de España, teniendo especial relevancia desde principios del siglo XX hasta su asesinato en los albores de la guerra civil española, en los que ocupó varios cargos de amplia responsabilidad.
La autora de esta semblanza, historiadora y educadora, viene a narrar un fragmento muy intenso de la historia de España. Son los años en que vivió Leopoldo Matos Massieu y que la autora ha reconstruido a base de investigaciones en archivos, correspondencia epistolar interesante con personas relevantes de época, como Fernando León y Castillo, Antonio Maura, Pedro del Castillo y Manrique de Lara, Manuel de Falla o José Mesa y López, entre muchas otras, que se conservan en los fondos del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, y también en fuentes orales.
La profesora Hernández-Sampelayo asegura que existe tal documentación del personaje estudiado, Leopoldo Matos Massieu (1878-1936), que daría lugar para se siguiera estudiando y poder hacer diversas tesis doctorales.
        El servicio a la Corona fue una de las características de Matos Massieu, en su actuación política y profesional. Gran abogado de prestigio, recibió el encargo de la Casa Real de proceder a la testamentaria de la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena fallecida en 1929. Sufrió intentos de linchamiento por las masas republicanas en 1931, a la salida del Círculo Monárquico Independiente.
        Leopoldo Matos Massieu murió fusilado por un grupo de milicianos de la II República, con las caras tapadas -"tapiscaras", los llamaban-, junto a otros, en el fuerte de Guadalupe en Fuenterrabía, el 4 de septiembre de 1936.