"Triunfo de Colón en Barcelona ante los Reyes Católicos", grabado.
Julia Sáez-Angulo
10/8/24 .- El Escorial.- “Para que existe el infierno, si existe el insomnio”, dice el protagonista de la novela “El crimen del conde de Neville”, de la escritora belga Amelie Nothomb, frase acertada, a juzgar por el insomnio matutino que me aflige a las cuatro o cinco de la madrugada, me acueste a lo hora que me acueste. El sueño hace caso omiso del ritmo circadiano. Menos mal que una cabezada o una siesta, después de comer, mitiga el fallo del biorritmo. Mejor aún, gracias a que escribo de manera incontinente como Ramón Gómez de la Serna, entretengo los días y las horas, alternándolo con la lectura, ahora de las amenas novelas cortas de Nothomb, una por día.
Como no tengo tema especial para escribir, lo haré de mis amigos, esa familia elegida, que no carnal, con los que mitigamos igualmente el tempus fugit.
Mi amigo Luis recibe cada día el parte de la cantidad de agua de los embalses, porque le gusta saberlo, y, como el nivel baja, el otro día, dada la absorción por estos calores, nos pasó a todos sus conocidos una circular para que no nos ducháramos tanto y acabar con el agua de las presas y embalses, que ahora no tienen repuesto. Le contesté que yo no me duchaba y alabó mi buena conducta, modelo y ejemplo para todos.
Ayer viernes, cuando venía a recogerme, me comunicó confidencialmente que traía a Puigdemont en el maletero, para que yo le hiciera una entrevista exclusiva al prófugo. Lamentablemente, se le fugó tmbién en el trayecto y me quedé sin primicia mundial.
Por cierto, dado que en la Generalitat de Cataluña, han quitado las pinturas murales sobre el encuentro de la Reina Isabel I y Cristóbal Colón en las Atarazanas, he sacado del desván un viejo cuadro de la Reina y Colón y lo he repuesto en la pared, para desagraviar a esa reina santa, aunque haya algunos lobies frente su proceso de canonización en la Santa Sede.
A mi sobrina Elisa, que estudió Derecho como yo en la Complutense, le gustan los aforismos jurídicos al igual que a mí, “por su capacidad de síntesis en dos palabras”, explica ella, y nos dedicamos a recordar varios en nuestros viajes semanales en coche a Madrid, desde la sierra de Guadarrama. Comenzamos con la clásica definición de la justicia como el “suum cuique tribuere” (dar a cada uno lo suyo, sin tener nunca muy claro qué es lo que le pertenece a cada cual), hasta el “pacta sunt servanda”, los pactos que no conservan los políticos después de "pactar" con los ciudadanos un programa, pasando por el “Ad impossibilia nemo tenetur” (nadie está obligado a hacer lo imposible), de Celso en el “Digesto” o el “ius usus inocui” (derecho que permite utilizar a discreción la posesión ajena, con tal que no haga daño al poseedor).
Hay decenas de aforismos jurídicos en la rica lengua latina, pero lo dejaremos aquí. En el último aforismo citado, “ius usus inocui”, recordé el caso de un conocido mío vecino, Ruslan Galasov (Osetia del Norte, Rusia, 1940–El Escorial, 2014), un periodista bielorruso, que se vio obligado a emigrar con su familia a España, en los tiempos mafiosos de Moscú. Con su sola lengua, malamente podría sobrevivir, aunque Ruslan publicó unos relatos en el Departamento de Estudios Eslavos de la Universidad Autónoma de Madrid, pero se dedicó a pintar, porque había sido crítico de arte y vio cómo hacerlo a numerosos artistas de su país. Expuso y vendió algunos cuadros de estilo chagalliano.
Ruslán paseaba por los jardines de la Casita del Príncipe, cercana a nuestra vivienda, y recogía las manzanas, que allí se pudrían en el suelo, sin la atención de nadie. Tras algunas diferencias o diálogos complejos con los guardias vigilantes, por la dificultad del idioma, se le acabó aplicando el principio de “ius usus inocui” para apropiarse de las manzanas caídas al suelo. Con ellas hacía pastel de manzana y a mí me invitó o me pasaba algunos trozos de vez en cuando. Escribo en pasado, porque Ruslán falleció y ahora se ven las manzanas abandonadas sobre la tierra.
Elisa me contó también que un profesor suyo de la Facultad de Derecho les dijo que “el capitalismo era el sistema económico más real, y, por ello, permanecía en el tiempo, porque es el que mejor se acomoda a la condición humana, que acarrea el gen egoísta en su naturaleza, y no le va lo de trabajar y ganar el cien por cien, para tener que compartir el 70 por ciento con el prójimo vago, que no trabaja ni produce, como hace el socialismo. Con un par de ligeros correctivos, el capitalismo funciona de maravilla”. Me dejó pensando.
Elisa me cuenta y me advierte de muchas cosas, por ejemplo, de que a su suegra le robaron la maleta en el AVE, con el ipad dentro. No era el primer caso. No hubo indemnización alguna, porque fue hurto y no robo. Así que: ¡atención si se viaja en AVE!
No olvidemos lo que dijo Winston Churchill: en la vida hay, por este orden, amigos íntimos, amigos corrientes, conocidos, enemigos, enemigos acérrimos y compañeros de partido.
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Pintura mural sobre la Historia de España retirada en de la Generalitat, que representa a los Reyes Católicos y Colón
Ruslan Galasov (1914-2014), pintor bielorruso
Casita del Príncipe. El Escorial
En el AVE pueden desaparecer maletas