Julia Sáez Angulo
Fotos: J.S.A.
3/9/25.- Puente Viejo (Ávila).- Todo son comentarios y escenas rurales vibrantes en esta zona de Ávila. Las numerosas cigüeñas del Pinar de Puente Viejo han desaparecido de los pinares donde anidaban sobre sus copas y, a veces, las hundían. (Recordé el primer párrafo de una antigua lectura: “Las cigüeñas con las aves de mayor tamaño que nidifican cerca del hombre). Habrá sido el humo de los fuegos próximos lo que las asustó y se marcharon, comenta Cuqui Valero.
Merendamos torreznos, queso curado y jamón en casa del matrimonio de Juli y Jose Dueñas, antiguo administrador de El Pinar de Coto Viejo, nos explican que ha sido la retirada del vertedero de Sanchidrián, lo que ha obligado a emigrar a las cigüeñas. La falta de comida.
Sale en conversación las grandes fincas del Conde de Mayalde, la cantante Conchita Piquer o los Canusa… En ellas hay patrimonio ganadero y agrícola. Las pueblas y las dehesas son focos de riqueza. Los pueblos están muy juntos. También hay minifundio. Los viajeros románticos ingleses, Richard Ford o George Barrows los recorrieron y escribieron sobre ellos. También el filósofo norteamericano George Santayana, nacido en Ávila, estuvo por aquí.
Se afirma que la legumbre y las patatas de la comarca de la Moraña es la mejor, pero algunos recelan del agua freática, porque alegan que tiene arsénico. El chulentón de Ávila no tiene parangón de abundante y rico.
El pueblo de abulense de Mingorría llama la atención por su sonoridad vasca y también lo percibió a Azorín que escribió un curioso cuento en la zona titulado “Los vascos de Mingorría” (1936), que hace referencia a una probable colonia de canteros vascos, principalmente de la región de Guipúzcoa, que se estableció en la localidad abulense de Mingorría durante el siglo XVI para trabajar la piedra destinada a la construcción del Monasterio de El Escorial. Aunque se les atribuye origen vasco a través de la jefatura de un grupo de Andoáin y una posible leyenda sobre el nombre del pueblo, actualmente no quedan huellas significativas de su presencia en los apellidos de la población actual de Mingorría, señala la IA, al contrario del cuento de Azorín.
El autor del cuento se interesó por Mingorría, pueblo vasco en el corazón de Castilla, mientras leía la guía de los Ferrocarriles del Norte, o el Manual para viajeros de Richard Ford publicado en 1845, cuya lectura reseña en Castilla (1912). La Mingorríana era entonces una de las posadas menos malas de la capital abulense decía Ford; la «Fuente de las Mingorrianas» se hallaba en el paraje de la capital abulense de «Las Santidades» en la zona de la Encarnación; y el camino carretero de Mingorría, que iba de Ávila a Arévalo, destacaba por la actividad comercial de arrieros y trajinantes.
FELIPE II Y DON JOSÉ CHINCHURRETA
En 1956, Máximo Alfayate, secretario del Ayuntamiento de Mingorría escribió en respuesta a una consulta sobre el origen del pueblo que le hace M.C.: “En la época en que el Rey de España Don Felipe II se encontraba construyendo el Monasterio del Escorial, acamparon en varios lugares, donde ahora es termino de Mingorría, varias colonias vascas, con objeto de labrar piedra para las obras, de orden del Rey antedicho, entre las cuales se encontraba una, que era la envidia de las demás y la admiración del Rey, por los buenos y bonitos trabajos que ejecutaban; al frente de esta colonia venía un señor, natural de Andoain, provincia de San Sebastián, que se llamaba don José Chinchurreta, que era muy apreciado del Rey y debido a la confianza que tenía en él, le concedió el honor de entrar en Palacio sin descubrirse (Caballero cubierto). -150 Crónica de Historia Natural- Una de las veces que se presentó en Palacio don José Chinchurreta a dar cuenta al Rey Don Felipe, de que en la colonia se había presentado una enfermedad que en aquel entonces la denominaban “Mal Rojo“ y que en vista de que la enfermedad iba en aumento, le rogaba el nombramiento de Médicos para que pudiesen curar la enfermedad.
El Rey, después de escucharle detenidamente y de recoger muchos datos referentes a la situación de la colonia que don José Chinchurreta le proporcionó, el Rey le preguntó: ¿Qué enfermedad es esa? Min...Gorria... Jauna, contestó don José Chinchurreta. Por lo visto la palabra “Min” es mal; la palabra “Gorria“, es rojo y la palabra “Jauna“ es señor. Esta enfermedad que antes, o sea en aquel entonces, la llamaban Mal Rojo (Min-Gorria) es la que ahora está denominada con el nombre de sarampión.
Don José Chinchurreta, recibió la alegría de que el Rey ordenara la salida de Palacio de Médicos especializados en esta clase de enfermedades que curasen dicha enfermedad y en conmemoración de este hecho pusieron a la colonia el nombre de Mingorria, y por eso en las guías de Turismo ponen “Mingorría”, antigua colonia vasca. Son los datos que puedo facilitar en contestación a su atenta. de fecha 23 de los que cursan ofreciéndose a la vez incondicional s. s. q. e. s. m.
Interesante, pero el cuento de Azorín me gusta más. Ahí lo aporto, un poco chusco.
Más información
chttps://www.aranzadi.eus/fileadmin/docs/Munibe/1956148150.pdf
https://es.scribd.com/document/740954766/Los-vascos-de-Mingorria
Mingorría (Ávila)Cuqui, Juli y Carmen en el supermercado de Sanchidrián
ResponderEliminarMAI PIRE 10:09 (hace 35 minutos) Disfrutando la saga de pueblo viejo!, engancha tu narrativa! Excelente.
Estela Elmquist 12:07 (hace 10 horas) Preciosa nota.Cada una de las que escribe esta llena de belleza y originalidad.Las ciguenas increibles protagonistas .
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ResponderEliminarGermán Ubillos Orsolich 11:43 (hace 10 horas)Muy interesante todo, como siempre.