sábado, 8 de mayo de 2010

Furia de Titanes o el "Cine de romanos"

Dolores Gallardo López

Desde hace algo más de un mes la cartelera madrileña –supongo que también las del resto de España- exhiben la película Furia de Titanes, dirigida por Louis Leterrier y protagonizada por el actor de moda Sam Worthington, conocido por la reciente Avatar.

La película cuenta como el rey Acrisio de Argos abandona a la deriva, en el mar, a su hija Dánae que acaba de tener a Perseo (uno de los grandes héroe de la Mitología griega). Madre e hijo, abandonados a su suerte, llegan al islote de Sérifos, allí son acogidos y allí vive el joven hasta que emprende el famoso viaje cuyo fin es matar a la gorgona Medusa y traer su cabeza a la diosa Atenea.

La película es espectacular por sus magníficos efectos especiales. Naturalmente no por el tratamiento que hace de la Mitología.

Lo que probablemente los jóvenes que acuden a las salas desconozcan y muchos de los menos jóvenes hayan olvidado es que en 1981 se hizo ya una versión de este tema y con el mismo título (por supuesto con tan poco rigor mitológico como ésta).

La magia y los efectos especiales de la versión de 1981 no eran fruto de los efectos digitales, sino que fueron creados por Ray Harryhausen, que en los años sesenta había revolucionado la forma de hacer cine fantástico.

Con mucha maña e infinita paciencia el maestro Ray Harryhausen se pasó 16 (dieciséis) meses capturando figuras de látex, fotograma a fotograma, para el que sería su último proyecto cinematográfico.
Sin embargo el resultado, aún siendo interesante, no era de lo mejor de la época, dado que por entonces ya se habían estrenado películas como El Imperio Contraataca (1980), Alien, el 8º pasajero (1979) o Encuentros en la tercera fase (1977). Los efectos de Harryhausen ya estaban algo pasados en los años ochenta, pero la mayoría de los espectadores, ayudados por la música, no nos dábamos cuenta de ello y disfrutabamos con el enfrentamiento del joven Perseo y la horripilante Medusa.

En cambio en el reparto podemos ver a actores tan míticos hoy día como sir Laurence Olivier en el papel de Zeus –el padre de todos los dioses y de todos los hombres, señor del Olimpo-, Claire Bloom –la inolvidable actriz de Candilejas-, Jack Gwillien como el dios del mar, Posidón, y la despampanante Ursula Andress -la primera chica Bond en el cine- interpretando a Afrodita, aunque desde luego no fuera ésta su mejor actuación.

Aparte de estos recuerdos, lo que yo hoy quería traer a colación para los amantes del habitualmente conocido como “cine de romanos” o mejor como “cine de peplum” es la obra de Rafael de España La pantalla épica. Los héroes de la antigüedad vistos por el cine, publicada el pasado año.

Esta obra corrige, amplia y mejora su libro anterior, El peplum. La Antigüedad en el cine, de 1998. Se trata de un recorrido cinematográfico por las películas que se han realizado sobre la Antigüedad no sólo sobre Grecia y Roma, sino también sobre Egipto, Mesopotamia y obras basadas en la Biblia.

Este libro recorre de modo exhaustivo las etapas principales del cine sobre el mundo antiguo: los esfuerzos pioneros, la gran eclosión de la década de los cincuenta y su agotamiento en torno a 1964 con superproducciones tan espectaculares como Cleopatra y La caída del Imperio romano; y el resurgir con Gladiator.

También existe una guía del cine de romanos, de Óscar Lapeña Marchena, profesor de la Universidad de Cádiz, Guida al cinema "peplum", publicada een italiano. Este libro presenta un recorrido por la historia del género partiendo de su definición, características y motivaciones políticas y analizando a continuación las diversas producciones a lo largo de sus años de oro y también de su decadencia
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