jueves, 29 de septiembre de 2011

Charles Dickens escribió las "Memorias -del payaso- Joseph Grimaldi”




Charles Dickens
“Memorias de Joseph Grimaldi”
Traducción, prólogo y notas de Eduardo Berti
Editorial Páginas de Espuma
Madrid, 2011 (284 pags)




Julia Sáez-Angulo

Escribir las memorias de otros ha sido y es trabajo nutricio de muchos escritores. Charles Dickens (1812 – 1870) lo hizo con las de Joseph Grimaldi, un afamado y popular payaso –de padre italiano- en Gran Bretaña durante el siglo XIX, hasta el punto de que su nombre familiar “Joey” se utiliza todavía en las islas como sinónimo de clown.

“Memorias de Joseph Grimaldi” es el título directo del libro publicado por Páginas de Espuma, con traducción, prólogo y notas del escritor argentino Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964). El libro lleva fotografías e ilustraciones de época.

Dickens escribió el libro, documento testimonial de Joe Grimaldi 1778 – 1837), como si fuera una novela y en ella se da cuenta de los avatares del teatro de la época por lo que ofrece un friso vivo de la Inglaterra de 1800. El propio escritor advierte a los lectores de la sorpresa que pueden tener al encontrarse con un hombre refinado y sensible ante los infortunios, que al final de su vida sufrió una larga enfermedad.

“La vigencia de Grimaldi se comprueba una vez por año –cuenta Berti en el prólogo-, cada primer domingo de febrero, cuando cientos de payasos, arlequines y mimos del mundo entero se dan cita en Haggerston (Hackney), más precisamente en la iglesia de Todos los Santos (All Saints), para celebrar una misa en homenaje a Joel, a la que religiosamente sigue un espectáculo”.

Aparecen las obsesiones de Dickens

Cuando tenía veinticinco años, Dickens se hizo cargo de las memorias del payaso Joey para mejorar estilísticamente su biografía y se publico al poco de la muerte del célebre payaso. “El escritor no llegó a presenciar ninguna actuación de Grimaldi, aun cuando el novelista había visto actuar a Joey “en los remotos tiempos de 1823”, cuenta Berti. “Es posible que Dickens dijera esto último para defenderse de quienes objetaban su autoridad para editar las memorias de un payaso que no había visto actuar”.

“No hay dolor que el tiempo no aplaque y la voluntad no venza” escribe Dickens al final de la biografía y añade: “Algunos sonreirán al ver que la biografía de un payaso se termina con una moraleja. Recordémosles que cuanto más débiles son los recuerdos intelectuales, mayor es el mérito de sobreponerse a las desgracias. Y recordemos asimismo, que en este caso puntual las luces y el éxito fueron reemplazados, de súbito, por la tristeza y la melancolía de una oscura habitación de enfermo”.

El traductor advierte en el prólogo como en este libro aparecen “toques y temas característicos de Dickens: la obsesión por el dinero (propia de la época, basta leer a su contemporáneo Balzac) , el sumando del delito que en varios episodios ronda o amenaza a Joey, la sabia mezcla dickensiana de humor y de horror y su tendencia a la exageración, apuntada por Chesterton...”.

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