domingo, 12 de agosto de 2012




Lisieux, un hermoso lugar de peregrinación tras las huellas de Santa Teresa del Niño Jesús




Julia Sáez-Angulo

         Lisieux, una ciudad grata en medio de la verde Normandía, una ciudad que custodia con orgullo y celo el espíritu de una santa que murió joven, a los veinticuatro años: la carmelita descalza Santa Teresa del Niño Jesús (1873 – 1897), hoy doctora de la Iglesia, desde que así la nombrar el papa Juan Pablo II, un pontífice que visitó Lisieux en su viaje a Francia.
        
         Cuatro sitios recuerdan la presencia de la figura de Teresa del Niño Jesús: el convento carmelita, la basílica que lleva su nombre como advocación, la catedral de San Pedro, donde la santa carmelita iba a oír misa todos los días antes de ingresar en el convento, y la Casa de Santa Teresa de Jesús, Les Buissonettes, donde vivió con sus padres y hoy tienen lugar encuentros, convivencias y jornadas de oración.

         Son muchos los peregrinos de todo el mundo  que visitan Lisieux como lugar de memoria de una santa y de dos beatos, porque los padres de Teresa del Niño Jesús están también beatificados y hay nuevos milagros que se han aportado a su proceso de canonización, según información cercana a la catedral de Saint Pierre en la ciudad.

La catedral de Lisieux --igual de larga que Notre Dame de París y construida cien años antes-- rebosa historia porque en ella tuvo lugar el matrimonio de Henri Plantagenet y celebró misa Thomas Becket, cuando tuvo que exiliarse de la persecución del rey de Inglaterra. Su altar mayor fue costeado de modo anónimo por el padre de santa Teresa de Jesús, que aportó la cantidad de francos necesaria para su realización. En esta catedral se ha filmado con frecuencia para películas, como si fuera la catedral de París.

         El libro de santa Teresita del Niño Jesús o santa Teresa de Lisieux, --de ambas formas se la conoce—escribió el libro “Historia de un alma”, una gran reflexión espiritual sobre la vida interior y el trato con Cristo en la oración, de manera sencilla, porque ella valora las cosas pequeñas cara a Dios, así como los actos sencillos importantes para la santidad. La misericordia divina y el amor de Dios figuran igualmente como claves en su mensaje espiritual.

La humildad y sencillez de un mensaje espiritual

Hija menor de Celia Guerin y Louis Martin, Teresa de Lisieux nació en la cercana ciudad Alençon, pero desde los cuatro años vivió en Lisieux en una familia acomodada. Su padre era joyero y su madre dirigía un próspero taller del cotizado encaje de Alençon (recordemos que la duquesa de Cambridge se casó con incrustaciones de este encaje francés en su traje de novia). La sencillez, fe y oración de esta santa por la labor evangelizadora de los misioneros hicieron que se la nombrara patrona de las misiones, reconociendo de esta manera la fuerza de la oración.

Lisieux bien vale una visita. Es un foco de espiritualidad en medio de Normandía. “Pese a ser una ciudad pequeña, aquí se celebran unas ocho misas diarias”, dice con orgullo el citado  portavoz cercano a la catedral. “La basílica de santa Teresa del Niño Jesús, construida con bellos azulejos a principios del siglo XX, es el segundo lugar de peregrinación de Francia, después del santuario de Lourdes. A ella acuden numerosos enfermos”, dicen las mismas fuentes.

        

         

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