Lisieux,
un hermoso lugar de peregrinación tras las huellas de Santa Teresa del Niño
Jesús
Julia
Sáez-Angulo
Lisieux, una ciudad grata
en medio de la verde Normandía, una ciudad que custodia con orgullo y celo el
espíritu de una santa que murió joven, a los veinticuatro años: la carmelita descalza
Santa Teresa del Niño Jesús (1873 – 1897), hoy doctora de la Iglesia, desde que
así la nombrar el papa Juan Pablo II, un pontífice que visitó Lisieux en su
viaje a Francia.
Cuatro sitios recuerdan la presencia de la figura de Teresa
del Niño Jesús: el convento carmelita, la basílica que lleva su nombre como advocación,
la catedral de San Pedro, donde la santa carmelita iba a oír misa todos los
días antes de ingresar en el convento, y la Casa de Santa Teresa de Jesús, Les Buissonettes, donde vivió con sus
padres y hoy tienen lugar encuentros, convivencias y jornadas de oración.
Son muchos los peregrinos de todo el mundo que visitan Lisieux como lugar de memoria de
una santa y de dos beatos, porque los padres de Teresa del Niño Jesús están
también beatificados y hay nuevos milagros que se han aportado a su proceso de
canonización, según información cercana a la catedral de Saint Pierre en la
ciudad.
La
catedral de Lisieux --igual de larga que Notre Dame de París y construida cien años antes-- rebosa historia porque en ella tuvo lugar el matrimonio de
Henri Plantagenet y celebró misa Thomas Becket, cuando tuvo que exiliarse de la
persecución del rey de Inglaterra. Su altar mayor fue costeado de modo anónimo
por el padre de santa Teresa de Jesús, que aportó la cantidad de francos
necesaria para su realización. En esta catedral se ha filmado con frecuencia para películas, como si fuera la catedral de París.
El libro de santa Teresita del Niño Jesús o santa Teresa de
Lisieux, --de ambas formas se la conoce—escribió el libro “Historia de un alma”,
una gran reflexión espiritual sobre la vida interior y el trato con Cristo en
la oración, de manera sencilla, porque ella valora las cosas pequeñas cara a
Dios, así como los actos sencillos importantes para la santidad. La
misericordia divina y el amor de Dios figuran igualmente como claves en su
mensaje espiritual.
La humildad y sencillez de un
mensaje espiritual
Hija
menor de Celia Guerin y Louis Martin, Teresa de Lisieux nació en la cercana
ciudad Alençon, pero desde los cuatro años vivió en Lisieux en una familia acomodada.
Su padre era joyero y su madre dirigía un próspero taller del cotizado encaje
de Alençon (recordemos que la duquesa de Cambridge se casó con incrustaciones de este encaje francés en su traje de novia). La sencillez, fe y oración de esta santa por la labor
evangelizadora de los misioneros hicieron que se la nombrara patrona de las
misiones, reconociendo de esta manera la fuerza de la oración.
Lisieux
bien vale una visita. Es un foco de espiritualidad en medio de Normandía. “Pese
a ser una ciudad pequeña, aquí se celebran unas ocho misas diarias”, dice con
orgullo el citado portavoz cercano a la
catedral. “La basílica de santa Teresa del Niño Jesús, construida con bellos
azulejos a principios del siglo XX, es el segundo lugar de peregrinación de
Francia, después del santuario de Lourdes. A ella acuden numerosos enfermos”,
dicen las mismas fuentes.
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