"Panteón de los libros prohibidos" (2017), por Marta Minujin.
Julia Sáez-Angulo
Fotos: Adriana Zapisek
08/01/22.- Buenos Aires.- Varios son los museos de Buenos Aires que albergan el arte contemporáneo de autores argentinos de los últimos doscientos años, por poner fecha en la independencia del país.. Un buen recorrido por todos ellos vale la pena. Después del célebre MALBA -Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires- del que ya di cuenta en otra crónica, está el gran Museo de Bellas Artes, en la Avenida del Libertador, que bien merece una visita, porque está considerada la mejor pinacoteca de Argentina. Cuenta con más de doce mil piezas entre pintura, escultura, dibujo, grabado, objetos arqueológicos…
Los nombres de los artistas argentinos van desde Raquel Forner, Antonio Berni (creador de los personajes Juanito Lagunay Ramona Montiel en su pintura), Antonio Seguí, Norah Borges, Luis Felipe Noé, Emilio Pettorutti, Cándido López, Prilidiano Pueyrredón, Eugenia Belín Sarmiento, Benito Quinquela o Alicia Penalba, entre otros, y se dan cita junto a otros nombres internacionales como Fujita -precioso autorretrato-, Delaunay, Picasso, Braque, Modigliani, Jackson Pollock… El arte no tiene fronteras hoy en día en que vivimos en la aldea global, pero sí cabe destacar los nombres relevantes que han nacido en este país del cono sur o han residido en él.
Capítulo aparte merece Xul Solar (1887-1963), pintor, escultor, músico, astrólogo, esoterista y lingüista amigo de Borges, que cuenta con Museo que lleva su nombre en la Fundación Klub de Buenos Aires y se ha expuesto con frecuencia en España.
Antonio Berni creó los personajes de Juanito Laguna y Ramona Montil, a finales de los 50, para mostrarnos una realidad social de pobreza e ingenio. Benito Quinquela fue el pintor de La Boca y además de interesantes cuadros, dejó una actuación importante en el barrio citado.
Marta Menujin (1943) es maestra de la performance reivindicativa y su “Partenón de libros” prohibidos (70 x 30 x 14 m), reproducción a escala real del templo de Atenea en Atenas, fue sorprendente en todo el circuito artístico. La presentó en la Dokumenta de Kassel 14, en el año 2017.
No olvidemos que, del fecundo arte concreto en Latinoamérica, sobre todo en Venezuela, surgió el Grupo Madí, abstracto y desconectado de la realidad, geométrico por excelencia. Nació en 1947, en La Plata, con nombres uruguayos y argentinos, así como, algo más adelante, llegó el Arte Generativo (1959) de Eduardo Mac Entyre, con la curva autónoma generativa de infinitas figuras; Adriana Zapisek es una de sus discípulas. Ary Brizzi fue otro maestro que dinamizó en su estudio/taller otra pléyade de artistas como Clarisa Classiau o Carolina Cabrerizo.
Notable es la escultora Norma D´Ippolito, autora entre otras obras del monumento "Homenaje a Raoul Wallenberg. El héroe sin tumba" (1999), que figura en el parque cercano al Museo de Bellas Artes.
Nombres claves del arte contemporáneo argentino de hoy son Julio Le Parc (1928), geométrico y cinético, y Antonio Seguí (1934), ambos residentes en Francia. De Julio Le Parc puede observarse una escultura blanca exterior, junto al Museo de Bellas Artes. Liliana Porter (1941), artista multidisciplinar, reside y trabaja en Nueva York; Rogelio Polosello (1939-2014), que ha trabajado mucho como muralista para las entradas de grandes edificios.
Cristina Santander, en su gran casa-atelier de La Recoleta, lleva a cabo su docencia y arte, con un claro guiño al arte español en alguna de sus series y un dinámico collage y metacrilato en sus últimas piezas. La pintora expondrá en febrero sus paisajes en la Galería de Arte Buenos Aires, situada en el barrio de Belgrano, no lejos del Museo Larreta, museo donde ha expuesto con frecuencia.
Los nombres de León Ferrari, Lucio Fontana, Víctor Grippo, Diana Aisenberg, Elba Bairon, Daniel Basso, Oscar Bony, Santiago García Sáenz, Norberto Gómez, Miguel Harte, Luciana Lamothe, Nicolás Monti, Guzmán Paz, Andrés Piña, Pablo Suárez están también en la escudería variopinta del arte argentino de nuestros días. Laila Gruarín se siente orgullosa de haber tenido como profesora a Ana María Mugnani, discípula de Raquel Forner.
Julio Ovejero, argentino, reside en la capital de España, colabora con frecuencia con el Grupo pro Arte y Cultura, que fundó Mayte Spínola. Ricardo Gutièrrez Goñi, que expone en Ra del Rey.
El Museo de Bellas Artes de Buenos Aires presenta también una exposición conmemorativa del reciente centenario del escultor francés Auguste Rodin, (1840-1917) del que ofrece varias obras de su propia colección. Un recordatorio muy oportuno con la obra "El beso" de la propia colección.
El coleccionismo y donación de prohombres y mujeres argentinos e instituciones han contribuido generosamente a formar los fondos del Museo de Bellas Artes, comenzando por el Museo del Prado que donó una importante serie de estampas de Goya comprendidas en el período 1818-1928. José de Guerricó (1800-1876) constituyó la mejor colección privada de arte en Argentina, adquiriendo todas las piezas en Europa, en su mayoría en Francia, que acabaron en el museo. Después hubo otros coleccionistas como los Hirts, que también lo enriquecieron. Y María Luisa Bemberg (1922-1995), directora de cine, donó igualmente una generosa colección de arte a la institución. "Dar es un privilegio", decía. El coleccionista, el mecenas, es un héroe en el mundo del arte.
La colección de cuadros enconchados sobre la Conquista de México, una singularidad del XVII, es digna de visitarse y está a la altura de la del Museo de América en Madrid. Son un tesoro junto a las obras de arte pre hispano e hispano.
No olvidemos que otros museos de la capital argentina también albergan a artistas contemporáneos de los siglos XX y XXI, es el caso del Museo Arte de Tigris, MAT; el Museo de Arte Decorativo, o el Museo Fernández Blanco, que tiene dos sedes, una en el Palacio Noel, en el barrio de Retiro dedicado al arte colonial, y otra en el barrio del Congreso. El número de museos de arte e historia en Buenos Aires es muy numeroso y son muchos los monográficos dedicados a la vida y obra de algún autor.
Lord Kenneth Clark decía en su libro "Civilización", que el libro del arte es más fecundo y permanente que el de las gestas guerreras.