Ruslán galasov, de pie junto a Julia Sáez-Angulo, Moreno Balaguer y Carmen Valero (Agosto, 2014)
Julia
Sáez-Angulo
El pintor y escritor ruso, afincado en
España desde hace más de veinte años, Ruslán Galasov ha fallecido en El
Escorial el pasado domingo, 14 de septiembre de 2014. Estaba casado con la pianista
Elisabeth Jaszauty y tenía cuatro hijos: Alan, Lidia, Sofía y Timoteo, el
primero cineasta y los otros tres músicos intérpretes de piano, oboe y
clarinete respectivamente.
Ruslán Galásov (Osetia del Norte, Rusia, 1940
– El Escorial, 2014), había escrito recientemente un libro de poemas en ruso,
que se están traduciendo al español. El escritor estaba muy entusiasmado con
esta nueva faceta en su escritura, ya que hasta recientemente era lo prosa
–relatos y guiones- lo que acaparaba su escritura.
El funeral de Ruslán se
celebrará el domingo 21 de septiembre en el Colegio de Cristo Rey en Las Rozas a las 11 de la
mañana.
Periodista, escritor y guionista de cine en Moscú, Ruslán se
instaló en España con su familia a finales de los años 80 y desde entonces
comenzó a pintar dado que él conocía la técnica por haber visitado y convivido
con numerosos artistas rusos en su taller.
Ruslán Galásov, artista hispano-ruso, expuso su bella pintura en
diversas ciudades de España, Rusia, Francia y otros países. En 2009 lo hizo en
el Centro Cultural de Trocadero, en París y recientemente en Moscú. El pintor
cultiva principalmente la pintura figurativa en la que se deslizan, con
lenguaje poético más que realista, temas de su tierra de origen y la del
presente: Osetia del Norte y España. La figura humana, el paisaje, los
bodegones, floreros y retratos, constituyen, entre otros el rico repertorio del
autor. Sus campesinos de Osetia son muy
poéticos.
Ruslán Galazov trabajó como periodista y escritor en Rusia hasta los 90 en que
se trasladó a España y fue la pintura la que captó su capacidad creativa en el
nuevo país de residencia. Una pintura que se ha llamado la atención por la
singularidad de su lenguaje, que dota de señas de identidad reconocibles a su
obra, objetivo de todo artista.
En sus exposiciones cabía hacer dos
apartados, por un lado, visiones evocadoras de la Osetia rural, como una
Arcadia feliz o paraíso perdido, y, por otro, escenas de personajes del mundo
de los toreros y el flamenco en España.
Ruslán recreaba con su paleta básica de colores fríos –verdes,
azules, blancos- el mundo de los campesinos del Cáucaso, que viven, cantan, se
enamoran o brindan con sus peculiares ritones de cuerno de toro. El pintor
cultiva cierto repertorio icónico en sus cuadros: los ritones caucasianos para
beber, peras, manzanas, flores muy particulares o cortinajes que facilitan su
identidad. Los instrumentos musicales aparecen igualmente en sus lienzos, no en
balde, en su familia hay pianistas e interpretes de clarinete y de oboe.
Las montañas de las tierras caucasianas, con frecuencia nevadas, son el fondo
habitual de los cuadros y sirven al pintor para trazar los ritmos que
caracterizan sus composiciones. La melancolía envuelve las obras de este autor
y dota de una poética muy particular al trabajo del artista.
Amante
de Rusia y España
El pintor ruso elogiaba la pintura de Osetia, donde los nombres de
los artistas son célebres aunque desconocidos en la Europa del sur. “Tienen un
gran colorismo y sentido plástico y compositivo”, declaraba. Esta pintura de su tierra y Modigliani fueron sus influencias más destacadas.
En la serie Toreros
enamorados, el pintor quería plasmar el cromatismo intenso de los
personajes de la fiesta taurina española. Hombres vestidos con trajes de luces,
que después del triunfo en la plaza ante la fuerza del toro, encuentran su
verdadera victoria en el amor. Un hermoso pretexto para el color en unas
escenas no exentas de cierto humor e ironía.
Alberto Moreno Balaguer (Madrid, 1927) fue su gran ayuda en España, ya que le animó a exponer su pintura en la región de Madrid.
Ruslán, que contaba con la nacionalidad española y amaba el país y
a sus amigos españoles, no dejaba de llamar “mi patria” a su querido país
natal.