Tomás Paredes
27.04.2024 .- Madrid.- El viernes, 26 de abril de 2024, a causa de una neumonía, fallecía a los 96 años nuestro compañero y amigo Enrique Gracia-Herráiz. Siempre vivió entre dos mundos: entre la vieja Europa y el Nuevo Mundo, entre la España de doble filo y Estados Unidos, entre el funcionariado y su vocación de investigador, entre el mercado del arte y la dimensión ontológica del mismo, entre Velázquez y Picasso.
No es fácil adscribirlo a una tarea, aunque sí a una vocación: el mundo de la cultura. Nació en Albacete, 1927, primer destino de su padre, abogado del Estado, pero pronto se fue con sus abuelos a Ciudad Real, donde pasa la guerra civil y la posguerra. Allí, en el mismo barco que Ángel Crespo, escribe sus primeros versos y vive la experiencia postista, colaborando en Deucalión y abriendo una ventana a la cultura en Lanza, que titularon “Pensando en joven”.
Por esa época dibujaba con asiduidad y hacía caricaturas de sus compañeros y amigos, como las de Fernando Calatayud, Ángel Crespo, Joaquín García-Donaire, Antonio López Torres, Manuel López Villaseñor, Isidro Antequera, amen de otros dibujos y de un autorretrato, que se conserva, publicado en Tiempo del pan amarillo.
De estirpe republicana, tras el desastre fratricida, su padre marcha a el exilio en México; él se forma en el Instituto Escuela siguiendo las propuestas de la Institución Libre de Enseñanza y cuando su padre regresa a España, se trasladan a Madrid, donde se licencia en Derecho en la Universidad Central.
Oposita al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y es nombrado director de la Oficina de Turismo de España en Dallas y luego en Nueva York. Ya con la democracia es nombrado consejero de Información en la Embajada de España en Washington, años que recordaba entre los mejores vividos.
Alto, empático, dispuesto, elegante, de espíritu deportivo, siempre jugó al tenis y al golf hasta el final. Estaba muy atento al presente, buen lector y no despreciaba ocasión para dar su opinión y entrar al coloquio: asistí a muchas ruedas de prensa -mundo del arte- con él y puedo dar testimonio. Aparte de su trabajo profesional, su pasión era la escritura y el arte. Como crítico, riguroso y determinado, enviaba desde Nueva York crónicas a Goya, publicando en otras revistas especializadas y periódicos.
Ya establecido en Madrid, luego del periplo americano, como crítico de arte fue miembro de AMCA, perteneció a la Junta Directiva de la Asociación Española de Críticos de Arte y a AICA. Propuso la fundación el Premio de AECA en ARCO y el de AMCA en ESTAMPA. El 30.XI.2021, AMCA rindió un homenaje a su trayectoria cuya laudatio estuvo a cargo de Julia Sáez-Angulo, quien analizó con todo detalle su bibliografía e investigaciones, señalando sus donaciones y su generosa entrega, en un completísimo recorrido de su cursus honorum.
Una de sus líneas de trabajo fue la obra y vida de Picasso, descubriendo algunas pinturas del joven Picasso, avalado por su amigo Josep Palau i Fabre. En 1988 hizo el guion de la serie “Picasso joven” que dirigió Juan Antonio Bardem. Otra de sus áreas de investigación estuvo centrada en el Barroco y en los autores claves como Velázquez, Zurbarán, Murillo. Tiene escrito un guion, inédito, sobre “Velázquez. El Pintor del Rey”.
Más allá de los ensayos y artículos acerca del arte, estudió la obra de Ismael Smith y logró dar a conocer su legado. Y por encima de todo está su relación directa con la escritura, publicando títulos de relatos como Historias para leer en el AVE y Siete relatos de la edad tardía. Tuve conocimiento cercano de su poesía, en su libro manuscrito, Poemillas de Septiembre, 2007, y en Tiempo del pan amarillo, 2009, publicado por la Diputación Provincial de Ciudad Real y que presentamos en la capital manchega en una tarde memorable para él, con amigos, recuerdos y vivencias.
Reunió una buena biblioteca especializada en las materias de su devoción y hasta hace poco le veía en las subastas de libros e interesándose por este o aquel rubro cercano a su búsqueda del momento. Sé que estaba escribiendo sus Memorias, aunque ignoro hasta donde ha llegado. Resolutivo, directo, peleón, con acerado humor, Enrique no se callaba si no llegaba al meollo de lo que quería saber. Ha tenido una vida larga y feraz, ha sido explícito y ha explicado con solercia aquello que le seducía. Nuestras condolencias a su esposa y sus hijos. ¡Sit tibi terra levis, ubicumque pax tua est, amigo.
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