|
Virgen de Atocha |
|
Virgen de la Flor de Lis |
|
M. Dolores Gallardo López
02.07.2012.- No hace mucho tuvo lugar en las dependencias de la
madrileña Iglesia de S. Ginés una instructiva charla impartida por Elisa Sáez
Angulo, bajo el patrocinio de la Fundación Anima Artis.
Muchos madrileños
sienten especial devoción por diversas advocaciones de la Virgen, sin embargo
la importancia de la charla de Elisa Saéz Angulo, debido a su planteamiento,
trascendió la que pudiera tener para los creyentes. ¿Por qué?
Porque en su recorrido
por las diversas advocaciones hizo especial hincapié en la simbología que rodea
a cada una de ellas. Eso es especialmente importante para cualquier estudioso
del Arte, sea o no católico.
Como decía mi recordado y añorado amigo D. Antonio Fontán:
“Para visitar y comprender el Museo del
Prado hay que llevar en una mano un libro de manual de Mitología y en la otra
la Biblia y los Evangelios”. Cierto: si no conocemos esos textos nos
pasará desapercibida gran parte de lo
que quieren transmitirnos los lienzos
allí expuestos. Lo mismo podríamos decir de otros muchos Museos.
Que una Virgen lleve en la mano una manzana, una piña, un
pajarito, una golondrina, un libro no es
en absoluto casual, muy al contrario: cada
uno de esos elementos transmite un mensaje diferente. Que vaya revestida con ropajes azules y blancos y que
lleve una corona de 12 estrellas, que
bajo ella aparezca la media luna
quiere decir algo muy diferente,
por ejemplo, a que aparezca con el traje tradicional de las reinas astures
y cerca de Ella veamos un roble.
Todos estos
y otros muchos detalles iconográficos
fueron adecuadamente desgranados por la
conferenciante para deleite de quienes nos gusta el Arte y entendemos que la
Iconografía es parte consustancial suya.
Las
imágenes madrileñas explicadas fueron:
La Virgen del Pilar, subida sobre su columna, para la que sirvió de
guía la imagen de ella que existe en la
Iglesia del Pilar, ubicada en la calle
Juan Bravo.
La Inmaculada, explicada con la obra de Juan
de Juanes, en cuya imagen no aparece aún la corona con doce estrellas.
La Virgen de la Balbanera, aparecida en la sierra de la Demanda, zona colonizada por los
berones, una tribu celta. La Virgen luce el vestido tradicional de las reinas
astures; cercano a Ella vemos un roble,
el árbol sagrado de los celtas.
La imagen de Santa María
de Balbanera existente en la iglesia de San Ginés fue visitada tras la charla y se
pudo comprobar in situ la simbología expuesta por
la conferenciante.
La Virgen de la
Almudena, la Patrona
de Madrid. Alguna tradición piadosa quiere que la más antigua imagen de esta advocación mariana fuera traída desde
Jerusalén en el año 38 de nuestra era por S. Calócero o Calógero, un discípulo del
apóstol Santiago, y que, además, había sido tallada en vida de la Virgen.
En todo caso es tradición común que la imagen llamada hoy Virgen de la Almudena era venerada antes
de que los musulmanes invadieran la Península.
Oculta y guardada en un nicho en
la muralla permaneció la imagen durante
la dominación musulmana hasta que, recuperada la plaza de Magerit (Madrid) por
el rey Alfonso VI de Castilla, fue milagrosamente encontrada en uno de los
cubos o torres adosadas a la muralla
árabe, cerca de la Puerta de la Vega, el 9 de noviembre de 1085. Algunos creen que por haber sido encontrada en la parte de la muralla que
daba a un depósito de trigo (al-mudy o
almudín para los moros) esta imagen
fue llamada “Almudena”; otros piensan que el nombre procede del término al-mudayna equivalente a
“ciudadela”, esta ciudadela sería un recinto amurallado en una antigua colina, donde hoy está ubicada la
Catedral y el Palacio Real de Madrid.
La recuperada imagen fue
colocada en la iglesia de Santa María; tiempo después estuvo en la iglesia del
Sacramento y el 2 de febrero de 1954 fue trasladada a la Catedral de Madrid - Álcala
(el templo de S. Isidro). Finalmente en 1993, tras una restauración de la
imagen, fue llevada a su sede actual: la Catedral de Santa María la Real de la
Almudena.
La Virgen de Atocha.
Es una imagen de unos 60 cm de
altura, de madera. De aspecto muy hierático está sentada en un asiento sin
respaldo, su rostro es moreno, casi
negro; los ojos son grandes y rasgados. Su ropaje original está tallado en la
propia madera. El Niño está sentado sobre la pierna izquierda de su
madre. Ambas imágenes llevan unas toscas coronas. La Virgen lleva en su mano
derecha una manzana, el Niño un libro. La nueva Eva y la Palabra.
Esta imagen tiene sobre su origen una leyenda similar a la
que tiene la Almudena: fue traída desde Antioquía por discípulos de S. Pedro. Para
muchos es la advocación mariana más antigua de Madrid.
La imagen actual
posiblemente sea del s. VIII o incluso del VII. El rey Alfonso VI la llevaba en
su pendón, las huestes de Felipe II en la batalla de Lepanto. El rey Felipe IV
la nombró en 1643 Protectora de la Familia Real y de la Corona de España, por eso
es considerada la Virgen de la Corte y de la
Monarquía española.
Virgen de la Flor de Lis. El término Lis es un galicismo que significa “lirio”. La Virgen de la flor de
Lis es una pintura descubierta en 1623. La Virgen está sentada, con la mano
izquierda sostiene al Niño, sentado en su rodilla izquierda; en la mano
derecha lleva una flor de lis blanca. La flor de lis es un símbolo mariano: su
blancura significa la pureza de la Virgen
desde que fue concebida, sus tres pétalos son una referencia de la Trinidad.
Así fue el
descubrimiento de la pintura: la reina Isabel de Borbón, esposa del rey Felipe
IV, encinta de la que sería la infanta Margarita, días antes de dar a luz decidió
hacer una novena a la Virgen de la Almudena. Como la imagen estaba ubicada en
una capilla muy pequeña, se decidió trasladarla al altar mayor. Para colocar allí la imagen de la Almudena hubo que quitar
unos tableros del retablo del altar mayor y entonces se descubrió pintada en la pared la imagen de la Virgen con una flor de
lis en la mano. Como había prisa para acomodar todo para la novena de la reina,
volvieron a tapar la pintura, aunque antes sacaron una copia de ella.
Quince años después, en 1638, se retiró de la pared el trozo
de ladrillo y yeso donde estaba pintada
la Virgen y se colocó en otro lugar de la Iglesia. Aunque no se descubrió hasta 1623, la pintura es más antigua.
Una leyenda la considera contemporánea del
rey Alfonso VI de Castilla, conquistador de Toledo y de la pequeña Magerit (Madrid). El rey habría
mandado pintar esta imagen de la Virgen en 1083, cuando aún no se había
descubierto la Virgen de la Almudena. Según esta leyenda la flor de lis -emblema ya en aquellos tiempos de la casa Real de
Francia- que lleva la Virgen en la mano haría referencia al hecho de que la esposa de
Alfonso VI, la reina Constanza, era francesa,
sin embargo como ha quedado, dicho más arriba, la flor de lis es un
emblema mariano de múltiple significación.
Desde 1911 la Virgen de la Flor de Lis se encuentra ubicada
en la cripta de la Catedral de la Almudena.
La Virgen de la Paloma, una de las más populares y castizas
de la ciudad de Madrid, es un icono
pintado, de no muy buena calidad que representa una Virgen de la Soledad
cubierta con negro manto. Es una Dolorosa. Fue encontrada por unos niños en una escombrera en un local contiguo a la calle de
la Paloma. En esa calle habitaba Isabel Tintero que recogió el cuadro, lo
limpió, enmarcó y colocó en el portal de su casa. La veneración fue creciendo
entre sus convecinos. La fama de milagrosa de la imagen se extendió pronto, la
misma reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, fue muy devota de esta
imagen.
Nuestra Señora de
Madrid. Efigie de madera de unos 130 cm de altura de
mediados del siglo XVI, casi desconocida
para el pueblo madrileño, pero no para miles de enfermos o familiares
que le han pedido salud.
Tiene esta imagen una extraña historia que relatan Francisco
Azorín en Anécdotas y leyendas del viejo
Madrid y Pedro de Répide en las Calles
de Madrid: colocada en un balcón,
sirvió de reclamo para un burdel en la calle del Carmen. Vista allí por unos monjes, consiguieron que fuese
rescatada y llevada al Ayuntamiento. Allí se le dio el nombre de Nuestra
Señora de Madrid. Al parecer la imagen de la Virgen había sido robada de
una ermita de Toledo y traída a Madrid. En el emplazamiento del burdel fue
construida la actual iglesia del Carmen de la calle del mismo nombre. La imagen
después fue llevada al Hospital General
de Madrid y desde hace unos veinte años se encuentra en la parroquia S. Vicente Ferrer, ubicada
actualmente en calle Ibiza 43, junto al Hospital Gregorio Marañón.
La Virgen Carbonera. Era un cuadro que representaba una
Inmaculada y estaba en la iglesia del Corpus
Christi o iglesia del convento de las Carboneras,
en la plaza conde de Miranda, 3, en pleno corazón del Madrid de los Austrias. Encontrada en 1647 en una carbonería, unos niños jugaban
con él cuando acertó a pasar por allí
fray José de Canalejas, que se lo compró a los chicos por unas pocas monedas. Como la iglesia del Corpus
Christi del convento de clausura del
de las monjas jerónimas estaba próxima,
se lo regaló a las monjas. La Virgen Carbonera
se hizo muy popular y acabó dando nombre a las monjas del convento, conocidas
como desde entonces hasta hoy como las Carboneras.
En la Guerra de la
Independencia contra los franceses fueron expoliados los bienes y el ajuar litúrgico de
la Virgen Carbonera. El cuadro desapareció.
Virgen de las
tribulaciones. Es
una imagen neoclásica, serena y sosegada, de gran belleza formal que se encuentra en el convento del Corpus Christi,
al que nos hemos referido más arriba. Es obra de José Tomás, de 1832.
En resumen: Como a lo largo de la
charla se pudo ver, la ciudad de Madrid ha rendido devoción a numerosas
advocaciones de la Virgen -más de cien- y aunque algunas (la Virgen de la Almudena, la de Atocha, la Virgen
de la Paloma) gozan de gran favor popular, no son ciertamente las únicas
que forman o han formado parte del patrimonio cultural de los
madrileños.