Explanada de la Almudena. Madrid. Misa 75 aniversario de la Coronación de la Patrona
Carmen Valero Espinosa
Fotos: Luis Magán
9/11/23 .- Madrid.- Las Damas de la Real Corte de Honor de la Almudena tienen el privilegio de estar junto a la imagen de la patrona de Madrid, mientras dura la misa, que tiene lugar en la explanada del templo, concelebrada por el cardenal José Cobo y otros obispos, el día de su fiesta el 9 de noviembre. Después somos las primeras en desfilar en la procesión, por lo que nos alejamos físicamente de ella, que no de alma y corazón. Nuestra jefe de protocolo nos pastoreaba con una sonrisa.
Lo más destacado de la misa de este año -aparte la Eucaristía- ha sido las alocuciones que tanto el cardenal Cobo como el alcalde de Madrid, José Luis Mnez. Almeida, han dirigido a los asistentes que abarrotaban el lugar y rodeaban calles y laderas adyacentes. La homilía del cardenal habló de convivencia -falta nos hace- y el alcalde en su Voto de la Villa a Nuestra Señora de la Almudena, quien hizo un recorrido oportuno por la historia de ese Voto, en este 75 aniversario de la Coronación de la Almudena. Ambos estuvieron sembrados; se lo prepararon bien y se nota. También estaba la presidenta de Madrid, Isabel Ayuso, el Nuncio de Su Santidad, los cardenales Rouco y Osoro, antiguos arzobispos de Madrid y el de Perú, junto a numerosas corporaciones.
Las Damas de la Corte de Honor, con su presidenta Águeda Castellanos a la cabeza, desfilamos en dos procesiones que son verdadera penitencia: el 9 de noviembre, fiesta de la Almudena, con frío -este año con viento biruji, que se incrustaba en la piel en la explanada-, así como la del Corpus Christi en el mes de junio, con el calor mesetario de Madrid. No importa, somos recias y aguantamos a pie firme con nuestra indumentaria: el traje capitular, que no es otro que el negro de etiqueta de las damas españolas desde tiempo inmemorial (algunos dicen que se remonta a la reina Isabel I de Castilla). Veste que consta de indumentaria negra con peineta y mantilla, unas de blonda -que es la genuina- y otras de Chantillí que es más ligera. El broche que sujeta la teja es el que varía ad libitum, por lo que las fotos se centran con frecuencia en las cabezas con esos frunces o pliegues recogidos por broches florales, de barra, de medallón, de estrella, de colgantes, con perlas, corales o pedrería... Unas llevan la mantilla con gracia y otras, con menos salero. Contamos con el mantillero Manuel, que nos ayuda, por unos euros de propina. Colocarse la mantilla requiere ensayo para que no se caiga durante el cermonial.
Banderas y colgaduras en los balcones.
Y ya sabemos que la elegancia del negro viene principalmente desde la Corte de Felipe II, que vestía un negro intenso y luminoso en sus trajes, logrado al fin con la traída de México del palo de campeche, que lograba esa intensidad y brillo en el negro. Hasta entonces, las Cortes europeas vestían de colores como arlequines, no se atrevían al negro, pues lo más que lograban era un marroncillo que los franceses llaman “tête de noir”. La Corte de la Monarquía hispánica era la más elegante y envidiada de toda Europa. Quienes dicen que el negro de la Corte española era por su rigor y seriedad, son sencillamente ignorantes.
La procesión de la Almudena con las Congregaciones, Cofradías, asociaciones, casas regionales, pichis, chulapas y otras diversas agrupaciones daban gloria y esplendor a la Patrona que honraban. Nativos y guiris contemplaban el desfile, a lo largo del recorrido por la calle Mayor, Santiago, plaza de Ramales, Bailén… Algunos altares y alfombras de pétalos esperaban el paso de la imagen de la Almudena para vitorearla. La música de distintas bandas entonaba el himno de la Almudena. El coro, soberbio, durante la misa; en él está mi colega Luis Antequera, que todo lo hace bien.
Como recorríamos el Madrid de los Austrias, una podía distraerse mirando las numerosas placas que señalan donde residieron algún tiempo o toda su vida personajes ilustres y célebres, entre ellos Luis Vélez de Guevara que escribió la célebre obra “El diablo Cojuelo” (1641). Para quien no recuerde el argumento: Un estudiante saca al diablo de la redoma en que un mago le había encerrado, y el diablo, agradecido, lleva a su libertador por los aires y va enseñándole uno por uno el interior de las casas, cuyos techos levanta como si se tratara de casas de juguete, y así pueden contemplar a sus habitantes en la mayor intimidad, tal como son, con todos sus vicios y cualidades.
Curiosamente, al doblar hacia la calle de Santiago en lo alto del primer tejado hay una escultura en bronce patinado en verde cadmio, nada menos que del diablo. Yo, que no soy supersticiosa, le hice una higa. Es la segunda escultura del diablo en Madrid. La otra en el Retiro. Confiemos en no acabar como Turín.
María Eugenia Martínez, farmaceútica presidenta de la Tertulia Ilustrada, desfilaba por primera vez entre las Damas de la Almudena y estaba emocionada. Nos contó que su bisabuela Adela Ayuso fue bordadora de Palacio. Su familia gestionó la Posada del Peine y una enorme ferretería. Su bisabuela, hija de un médico entre los últimos de Filipinas, se casó con un filipino que se apellidada Yusón. Ella guarda preciadas colchas y manteles bordados por su bisabuela, que vemos en su casa, cuando nos invita a un cocido madrileño, una vez al mes.
Al terminar la procesión y despedir a la Virgen con su Himno de la Almudena, Julia Sáez-Angulo, Cuqui Valero y yo fuimos a la plaza de Ramales a reponer fuerzas junto a la Cruz de Velázquez, frente al precioso palacio de la Cruzada con sus balcones trilobulados. Miramos a la fachada para ver si se asomaba la pintora Amalia Fernández de Córdoba que vive allí, pero no estaba. Después nos dijo que no se perdió la procesión, desde uno de sus ventanales. Allí conversamos con Alfonso Mora, sobrino de Fabiola, y nos anunció la próxima beatificación de rey Balduino.
Una fecha para recordar: el 75 aniversario de la Coronación de Santa María la Real de la Almudena, a quienes las Damas de su Corte de honor veneramos. Sabemos que a la Virgen solo se la venera y es a Dios, a quien se adora.
Es Madrid culmen de gloria
y capital del Imperio...
de un imperio tan vasto
en el espacio y el tiempo.
(Raúl Lavalle. Argentina)
Más información
https://lamiradaactual.blogspot.com/2023/11/concierto-de-la-orquesta-sinfonica.html
Nuestra Señora de la Almudena en procesión
Don Jesús Junquera, capellán de la Corte de Honor, delante de la imagen
Ladera y vallas ante la explanada
Guía Boix y Sandra, celadora y Dama de la Corte de Honor
Carmen Valero Espinosa
María Eugenia Martínez
Julia Sáez-Angulo, Dama de la Real Corte de Honor de la Almudena