sábado, 20 de septiembre de 2014

Obituario: Ha fallecido Ruslán Galasov, pintor ruso afincado en España




Ruslán galasov, de pie junto a Julia Sáez-Angulo, Moreno Balaguer y Carmen Valero (Agosto, 2014)


Julia Sáez-Angulo


         El pintor y escritor ruso, afincado en España desde hace más de veinte años, Ruslán Galasov ha fallecido en El Escorial el pasado domingo, 14 de septiembre de 2014. Estaba casado con la pianista Elisabeth Jaszauty y tenía cuatro hijos: Alan, Lidia, Sofía y Timoteo, el primero cineasta y los otros tres músicos intérpretes de piano, oboe y clarinete respectivamente.

         Ruslán Galásov (Osetia del Norte, Rusia, 1940 – El Escorial, 2014), había escrito recientemente un libro de poemas en ruso, que se están traduciendo al español. El escritor estaba muy entusiasmado con esta nueva faceta en su escritura, ya que hasta recientemente era lo prosa –relatos y guiones- lo que acaparaba su escritura.

 El funeral de Ruslán se celebrará el domingo 21 de septiembre en el Colegio de Cristo Rey en Las Rozas a las 11 de la mañana.

Periodista, escritor y guionista de cine en Moscú, Ruslán se instaló en España con su familia a finales de los años 80 y desde entonces comenzó a pintar dado que él conocía la técnica por haber visitado y convivido con numerosos artistas rusos en su taller.

Ruslán Galásov, artista hispano-ruso, expuso su bella pintura en diversas ciudades de España, Rusia, Francia y otros países. En 2009 lo hizo en el Centro Cultural de Trocadero, en París y recientemente en Moscú. El pintor cultiva principalmente la pintura figurativa en la que se deslizan, con lenguaje poético más que realista, temas de su tierra de origen y la del presente: Osetia del Norte y España. La figura humana, el paisaje, los bodegones, floreros y retratos, constituyen, entre otros el rico repertorio del autor. Sus campesinos de Osetia  son muy poéticos.

Ruslán Galazov trabajó como periodista y escritor en Rusia hasta los 90 en que se trasladó a España y fue la pintura la que captó su capacidad creativa en el nuevo país de residencia. Una pintura que se ha llamado la atención por la singularidad de su lenguaje, que dota de señas de identidad reconocibles a su obra, objetivo de todo artista.

         En sus exposiciones cabía hacer dos apartados, por un lado, visiones evocadoras de la Osetia rural, como una Arcadia feliz o paraíso perdido, y, por otro, escenas de personajes del mundo de los toreros y el flamenco en España.

Ruslán recreaba con su paleta básica de colores fríos –verdes, azules, blancos- el mundo de los campesinos del Cáucaso, que viven, cantan, se enamoran o brindan con sus peculiares ritones de cuerno de toro. El pintor cultiva cierto repertorio icónico en sus cuadros: los ritones caucasianos para beber, peras, manzanas, flores muy particulares o cortinajes que facilitan su identidad. Los instrumentos musicales aparecen igualmente en sus lienzos, no en balde, en su familia hay pianistas e interpretes de clarinete y de oboe.

Las montañas de las tierras caucasianas, con frecuencia nevadas, son el fondo habitual de los cuadros y sirven al pintor para trazar los ritmos que caracterizan sus composiciones. La melancolía envuelve las obras de este autor y dota de una poética muy particular al trabajo del artista.

        
Amante de Rusia y España

El pintor ruso elogiaba la pintura de Osetia, donde los nombres de los artistas son célebres aunque desconocidos en la Europa del sur. “Tienen un gran colorismo y sentido plástico y compositivo”, declaraba. Esta pintura de su tierra y Modigliani fueron sus influencias más destacadas.

En la serie Toreros enamorados, el pintor quería plasmar el cromatismo intenso de los personajes de la fiesta taurina española. Hombres vestidos con trajes de luces, que después del triunfo en la plaza ante la fuerza del toro, encuentran su verdadera victoria en el amor. Un hermoso pretexto para el color en unas escenas no exentas de cierto humor e ironía.

Alberto Moreno Balaguer (Madrid, 1927) fue su gran ayuda en España, ya que le animó a exponer su pintura en la región de Madrid.

Ruslán, que contaba con la nacionalidad española y amaba el país y a sus amigos españoles, no dejaba de llamar “mi patria” a su querido país natal.







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