martes, 4 de junio de 2013



Procesión del Corpus Christi en Madrid, una tradición antigua y renovada


Custodia de Madrid


Julia Sáez-Angulo

         Aunque la capital de España va recuperando poco a poco la solemnidad de la fiesta del Corpus Christi, lo cierto es que tuvo un esplendor mayor en el pasado cuando los Reyes de España presidían la procesión, desde que así lo hiciera la reina Isabel la Católica en 1482, revestida con una mantilla de terciopelo negro, pero los tiempos cambian y la monarquía también.  Es de esperar que la fiesta y la procesión recobren su prestigio por la importancia de su presente.

Este año el Corpus Christi ha recorrido el trayecto entre la catedral de la Almudena y la iglesia de San Ginés en la calle Arenal, pasando por la calle Mayor y la Puerta del Sol, desde donde el cardenal Rouco Varela impartió la bendición con la célebre custodia plateresca del pueblo de Madrid.

Numeroso público esperaba en las aceras para ver el desfile procesional con capítulos y cofradías como la Corte de Honor de Santa María la Real de la Almudena, vestidas todas sus integrantes con traje negro, mantilla y peineta; la Real Esclavitud, fundada en el siglo XVII; los Caballeros del Santo Sepulcro, con sus capas blancas y cruces rojas; los caballeros Cruzados de Jerusalén…, además de los numerosos niños que han recibido la Primera Comunión este año. “Cristo está aquí” era el lema eucarístico de este año. Los gritos de ¡Viva Jesús sacramentado!, se arrancaban espontáneamente entre la multitud.

El nuevo encargado de ceremonial público en la diócesis es don Javier Cremades, Rector de la iglesia del Espíritu Santo, que iba recitando oraciones y dando recomendaciones a los organizadores del acto. La megafonía falló con frecuencia, como sucedió otros años; confiemos que en alguna ocasión no tenga percance alguno.

La misa del Corpus Christi en la explanada de la Almudena duró más de hora y media, pese a que el cardenal ha acortado su prolongada homilía de hace unos años. Con todo sigue siendo larga pues, con sólo siete minutos de sermón con ideas esquemáticas claras, llegaría mejor al pueblo de Dios (Benedicto XVI decía que en grandes solemnidades, con esos siete minutos bastan. Número bíblico, por cierto). Los niños, ancianos y participantes en la procesión se lo agradecerían. Lo bueno, más breve.
Custodiada en la Casa de la Villa

Una custodia del pueblo

“Conviene recordar que la gran custodia de plata es de los madrileños y no de la diócesis, por ello se guarda en el Ayuntamiento de Madrid y se saca cada año de la Casa de la Villa para esta efeméride”, declara Elisa Sáez de Slöcker, experta en Arte Sacro.

“Es una custodia plateresca sufragada por cuestación popular en el siglo XVI y encargada al platero mayor de Felipe II, el orfebre Francisco Álvarez. Es de plata, consta de dos cuerpos, el superior está formado por un templete circular para la custodia. Tiene una altura de metro y medio y pesa 110 kilos”.

Procesión junto a la catedral de la Almudena

Sin Tarasca y sin gigantones

Cierto que la Tarasca y los gigantones en la procesión atraían al antiguo pueblo de Madrid a la misma y que estos personajes de cartón piedra (precedentes de gigantes y cabezudos) han quedado obsoletos. La Tarasca encarnaba la seducción del mal y precedía al Bien en la custodia que contenía el Cuerpo y la sangre de Cristo, Dios encarnado en hombre. Ya Felipe II acabó con los bailes y ventas de fritangas que tenían lugar junto al desfile procesional, para dar un relieve más espiritual a la celebración.

La primera procesión del Corpus Christi tuvo lugar en Lieja (Bélgica) –otros dicen que Colonia-, pero fue el papa Urbano IV quien declaró esta fiesta litúrgica para toda la Iglesia en 1264. La fiesta del Corpus Chiste nació en la Edad Media con la religiosa Juliana de Cornillón, cuando en 1208 promueve una festividad en honor del cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía.




         

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