Julia Sáez-Angulo
Richard
Hamilton es el padre del pop europeo y actualmente se expone su obra casi completa
en géneros y estilos en el Museo Reina Sofía. Rita Donagh, la compañera del
artista, presente en la inauguración, ha donado varias instalaciones al museo
nacional que la expone y donde se fraguó el proyecto hace cinco años, cuando el
autor lo visitó.
Dadas las pocas obras que de Richard Hamilton (Londres,
1922 -2011)hay en España, la noticia constituye un enriquecimiento especial del
patrimonio histórico artístico del museo y nuestro país.
Manuel Borja-Villell explicó
la exposición a los periodistas a lo largo del recorrido de las 270 obras. La Fundación Abertis
ha contribuido con su patrocinio a la exposición
Vicente
Todolí y Paul Schimmel son los comisarios de la muestra, quienes hablan de la
complejidad y personalidad de la obra “Richard” –así le llamaban familiarmente en
la rueda de prensa-, que supo colaborar con otros artistas como Picasso y
Duchamp, este último sin duda su maestro y figura central, del que se exponen
obras referenciales.
La vinculación Hamilton con
los citados artistas de la modernidad tuvo lugar a través de Cadaqués. En
Cataluña –explica Rita- compraron un gran arcón con la cruz de Montesa, que
figura representado en un cuadro de la
última sala de exposiciones titulada “Interiores II y últimos trabajos”, donde
Rita posa desnuda para muchos de ellos.
Objetos e Interiores
Richard
Hamilton (1922 – 2011) nació en una familia humilde y muy pronto se dio cuenta
de que los objetos, la presencia y consumo de los mismos, eran clave definitoria
en la sociedad contemporánea. De ahí su empeño y estudio de los objetos
diseñados, que iban a formar parte, no solo en la iconografía sino con la
presencia, de su obra.
Los
interiores fascinaban a Hamilton, por lo que tenían de instalación de nuevos
diseños, a veces gélidos como los de hotel, de los que él da cuenta en sus
fotografías y collages, así como en instalaciones. Los espacios impersonales y
claustrofóbicos fueron su obsesión o preocupación.
Hamilton
no era narcisista, aunque su imagen aparezcan en algunas de sus obras. Su
contemplación o más bien observación de la vida y la sociedad de masas es un
testimonio irónico frío.
En la exposición
podemos ver la réplica que hizo de su célebre cuadro Qué es lo que hace que las casas de hoy sean tan diferentes y
atractivas? , título que habla de su interés por los nuevos espacios
domésticos donde el magnetofón o el aspirador forman parte de la decoración
contemporánea. El original de este cuadro pertenece a una colección alemana que se
niega a prestarlo, por lo que el artista, enfadado por ello, hizo un réplica
para poder exponerlo.
Las
obras van reflejando que Hamilton es pintor e instalacionista al mismo tiempo.
Sus últimos cuadros dejan testimonio de un paralelismo entre la fotografía y la
pintura realista de las mismas, en un juego visual muy interesante y libre, de afirmaciones sobre los géneros artísticos.
La última pintura de Hamilton fue criticada como conservadora por la opinión
británica, que quizás no comprendió la libertad y el juego que el artista quiso
poner de manifiesto.
A
Hamilton le ha faltado unas señas de identidad tan contundentes como las de
Warholl o Lischtentein, quizás porque no quiso quedarse en la cárcel del
estilo. Su arte refleja la vanguardia radical a partir de los 60 y la
posmodernidad. Es una sucesión abierta y rica donde se perfila su interés por
la arquitectura (preciosa serie completa de Gugenheims, los interiores, los
objetos, la fotografía, los carteles, la pintura, la escultura… Un artista observador
e irónico. Un artista total en la segunda mitad del XX.
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