miércoles, 25 de marzo de 2015

Anunciación y Encarnación, dos momentos distintos en el Evangelio y el Arte






Julia Sáez-Angulo

         El 25 de marzo, la Anunciación o la Encarnación, es una fiesta grande en la Iglesia Católica, aunque no haya dispuesto día festivo para ella. En la misa del día se leen dos epístolas y se reza el Credo, como en una fiesta dominical. Ciertamente que se encarne el Hijo de Dios entre los hombres, por medio de una mujer, a quien interroga el arcángel San Gabriel, es todo un acontecimiento: ¡la gran noticia! San Lucas la narra muy bien en el Evangelio.

         Esta escena ha sido muy representada por los artistas y en El Greco merece una atención especial en cuanto que, según el profesor Fernando Marías, el pintor cretense distingue muy bien la Anunciación del Arcángel san Gabriel a María, y la Encarnación del Verbo de Dios en el seno de María. 



         La Anunciación transcurre en una estancia humana, cotidiana, real y palpable en su ambiente, mientras que la Encarnación se presenta en una atmósfera celestial, porque la Virgen ha respondido afirmativamente “Hágase en mi tu Palabra” –el Fiat latino- y por tanto Dios se ha abajado a estar ente los hombres. ¡Se ha hecho carne!





         Cuando se reza el Ángelus, oración que recuerda la salutación del ángel y la Encarnación, hay tres momentos que se distancian uno de otro según las palabras invocadas:
         1.- El ángel del Señor anuncio a María…
         2.- He aquí la esclava del Señor…
         3 .- El Verbo se hizo hombre… Y acampó entre nosotros.

         Es el tercer momento el más importante, el que constituye la Encarnación. El primero es la Anunciación y el segundo la pregunta de María, una mujer inteligente, pues alega que no conoce varón, pero se entrega como esclava al Señor. 
        








         

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