jueves, 30 de julio de 2015

Rafael Argullol, autor del libro “Mi Gaudí espectral”, una narración singular




 Sagrada Familia. Gaudí


Julia Sáez-Angulo

         La editorial Acantilado ha emprendido la tarea de publicar la obra del profesor y comunicador Rafael Argullol. Mi Gaudí especial, es una narración del autor que habla y reflexiona con la sombra del gran arquitecto, autor del templo de la Sagrada Familia, así como diversas casas y un parque en la Ciudad Condal.

         Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949) es catedrático de Estétia y Teoría de las Artes en la Universidad Pompeu Fabra. Escritor de diversos géneros como la narrativa, el ensayo y la poesía, amén de la colaboración periodística, su pluma ha creado novelas como La razón del mal o ensayos como Una educación sensorial.

         El autor dialoga con el arquitecto Antoni Gaudí  (1872 - 1976) y le impreca sin responder sobre la situación social y política del momento en que Gaudí, considerado santo por muchos barceloneses, construía la belleza para Dios, sabiendo que al mismo tiempo había turbas ignorantes y enfebrecidas que destruían templos y desenterraba los cadáveres de las monjas para vejación y mofa.

         “Tu templo, pese a su belleza contrahecha, siempre ha parecido la huella que queda en el paisaje después de una terrible batalla

         “Hoy, 19 de abril de 2011 un pirómano ha prendido fuego a la cripta de la Sagrada Familia. Una sacristía ha quedado totalmente calcina”, escribe Argullol en su libro de tan solo 72 páginas. Las hipótesis del narrador son variopintas sobre la reacción que puedan sentir los barceloneses. Cuando se corone su última altura se reforzará todavía más ese destino”.

         Argullol llama Dios extraño y demoledor al dios de la religión que habías aprendido”, seguidamente busca que Gaudí le de la razón y la encuentre en el fósil que encontró siendo niño enfermo o en la concha que refulgía la luz en su mano.

         En suma un libro sui generis para mostrar la visión de Argullol, más que de Gaudí. Frente a su tía Andrea, que le hablo a Rafael Argullol niño, de Gaudí como santo barón, el adulto demoniza prácticamente la obra del arquitecto barcelonés porque encierra contradicciones, al fin y al cabo como todo en la existencia. Solo se salva la luz de la concha de la Naturaleza, más que la de la arquitectura de la Sagrada Familia, un artefacto poco menos que impostado.

       Chocante y decepcionante, cuando no demagogo, viniendo de un profesor de Estética. Más parece un desahogo de discrepancia frente a la general aceptación de la obra de Gaudí. Y no sirve para el caso el Nulla esthetica sine ethica.

        

        



         

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